lunes, 13 de julio de 2015

Capítulo 39



Unos días después, Nikolai se enteró de lo que había pasado porque se lo comencé a contar, su reacción fue bastante increíble porque se puso muy furioso.

-¿Cómo puede hacerte esto otra vez? ¡Es que me entran ganas de darle un escarmiento!
-Tranquilo, yo también quiero pegarle, pero eso no va a servir de nada.
-No te enfades, pero ayer trajo a una chica a casa, era del curso parece ser porque la presentó a sus padres como una amiga de ese curso.
-Sabía que había sido por una chica, como la otra vez, no tiene remedio. Creo que necesita estar siempre con una chica día tras día, si le falta ya no sabe estar solo, está buscando continuamente a alguien – dije cabizbaja con un nudo en la garganta – a veces pienso que me ha utilizado para no estar solo, y que todas esas cosas de que quería estar conmigo siempre eran mentira.
-Si te digo la verdad yo también lo creo, pero lo que más me fastidia es que te haya hecho lo mismo cuando tú le diste otra oportunidad, que te haya hecho daño de nuevo.
-Sí, bueno, segunda oportunidad o tercera, porque le vi hace unos días que estaba ligando por redes sociales con chicas también, y decidí dejarlo pasar.
-¡Qué cerdo! No sé si voy a poder aguantar trabajar en su casa – dijo Nikolai apretando los puños.
-Tienes que hacerlo, es tu trabajo, a mí se me pasará esto tarde o temprano aunque no lo parezca ahora mismo.
-Te quedaste muy mal la última vez, y ahora debes estar aún peor porque rompieron tu confianza de nuevo. Vendré a verte todos los días y haremos cosas para distraerte – se ofreció Nikolai.
-No hace falta, sé que no te gustan esas cosas, no tienes por qué hacerlas.
-Quiero hacerlas por ti…eh…para que no estés así, no quiero que estés mal, no te lo mereces. No sé lo que te pasaría en el pasado pero sé lo que te ha pasado ahora y cómo eres, buena persona, asíque no creo que merezcas esto para nada, lo merece Evan.
-Muchas gracias por pensar que soy buena, te lo agradezco – dije sonriendo tímidamente.
-¿Quieres que vayamos al parque de atracciones?
-¿Lo dices en serio? Si no te gustan esas cosas, jajaja.
-No es que no me gusten, sólo es que no estoy acostumbrado, venga vámonos. Dejemos a Aubree con Lori, ¿hoy no trabajar, verdad?
-No, hoy no. Venga, cojo una chaqueta y nos vamos – dije un poco más alegre.

Por suerte era bastante temprano, asíque cogimos el coche y nos dirigimos a Chessington, que estaba a unos veinticinco kilómetros de Londres. Durante el camino, Nikolai se atrevió a poner incluso una emisora de radio donde ponían música del momento. La verdad que no sabía en qué momento Nikolai había dado un cambio tan grande. De ser súper cerrado a abrirse a los demás, o al menos a mí, y comenzar a disfrutar de la vida. Me alegraba mucho por él, aunque por otro lado, su esfuerzo serviría bien poco para lo que yo sentía por dentro con mi amor por Evan. Mi cuerpo estaba en aquel coche de camino a Chessington, pero mi cabeza y mi corazón seguían en Londres con aquella ruptura amorosa que no era capaz de dejar atrás. ¿Qué demoniosme había hecho Evan paraque le necesitara tanto? Era una pregunta que siempre me rondaba la mente, como muchas otras. A la vez sentía amor, necesidad, tristeza…pero también tenía desesperación, inquietud, ansiedad; además de pensar que él era un cerdo y un mentiroso, y que aquella chica era una lagarta facilona que a saber el poco tiempo que había tardado en que le metiera su lengua hasta la garganta.
Quería venganza, pero no una venganza extrema, sino justicia más bien, que le pasara a Evan lo mismo que a mí, que sufriera lo mismo que yo y se viera completamente solo como me encontraba ahora mismo.
Tener todos aquellos pensamientos de justicia y venganza hacía que me sintiera mal por otro lado, porque tener esos sentimientos ¿no hacía que ya no fuera una buena persona? Yo quería ser una buena persona pero me encontraba tan dolida que no podía evitarlo.
Ni quiera me di cuenta de que había llegado al parque de atracciones con todo esto metido en mi cabeza.
Nada más llegar sacamos las entradas y nos dirigimos hacia un Safari, en el que tenías que hacer como un viaje por áfrica pero con algunas sorpresas. Nos reímos muchísimo al ver a los animales y los sustos que nos dábamos, me gustaba ver a Nikolai sonreír.

-¿Ves cómo te lo ibas a pasar bien? – me dijo Nikolai.
-Jajaja, me costaba pensarlo, pero sí, de momento está bien.

Poco después nos fuimos a comer unas pizzas a un restaurante del parque de atracciones, de queso y pepperoni. Estaba realmente hambrienta de estar todo el día andando de un lado para otro en aquel safari, pero durante la comida también nos reímos muchísimo porque el queso de la pizza parecía no despegarse nunca y nos costaba comerlo.
Después de comer, nos fuimos a una atracción donde había que montarse en barcas e ir por unos ríos artificiales y cascadas e ir buscando animales para pescar. A Nikolai se le daba de fábula aquello, supuse que era por su preparación en caso de supervivencia; en cambio yo no conseguía pescar ninguno, básicamente me habría muerto de hambre si hubiera estado sola en algún lugar perdido.

-¿Al final te ha gustado, eh?
-Sí, me lo he pasado de fábula, muchísimas gracias, de verdad – dije sinceramente sonriendo a Nikolai.
-Me alegro mucho, al menos he contribuído a que te distrajeras un poco. Volvamos a casa, se está haciendo de noche.

El camino de vuelta fue un poco mejor que el de la ida porque volvimos a rememorar momentos graciosos que habían sucedido durante el día en el parque de atracciones. Ya en casa con Aubree, le ofrecí a Nikolai un refresco mientras daba de cenar a la niña.

-Es muy guapa, aunque hay rasgos que no se parecen a los tuyos – dijo Nikolai.
-Ya…los ojos azules son de su padre, y el color castaño de su pelo también.
-Nunca has contado nada sobre su padre, ¿cómo es?
-Pues es un hombre bastante guapo, atractivo y algo atlético físicamente. Aparte es muy inteligente y trabajador – dije simplificando.
-¿A qué se dedicaba?
-A muchas cosas, la verdad que tenía muchas cosas en mente.
-Ya, bueno, no pretendo abrir viejas heridas, lo siento – se disculpó Nikolai.
-No me es agradable hablar de él, aunque sé que algún día llegará el momento de contarle todo a Aubree.
-Sí, ella te hará muchas preguntas, quizás quiera verle.
-Exacto, y tengo miedo por ello.
-Si tienes miedo porque conozca a su padre y quiera estar con él en vez de contigo olvídate de eso, ella sabrá que lo habrás hecho por un buen motivo, que la has cuidado lo mejor que has podido y has hecho todo por ella – dijo Nikolai tranquilizándome.
-Gracias, necesitaba que alguien me dijera algo así.
-Yo estaré aquí para ayudarte en lo que necesites, puedes contar siempre conmigo.
-¿Por qué te has puesto tan incondicional conmigo? – pregunté extrañada.
-Pues…bueno, será mejor que me vaya a casa, mañana hay que trabajar asíque…que pases una buena noche, ya nos veremos – dijo apresuradamente Nikolai antes de irse.

Las dos semanas siguientes fueron un infierno, no podía dejar de pensar en Evan, en lo que estaría haciendo con esa otra chica y lo bien que se lo estaría pasando mientras yo estaba muerta del sufrimiento. Sólo me distraía a veces, cuando Nikolai venía a visitarme e invitarme a hacer cualquier cosa por ahí. En el Sturbacks estaba cada día deseando que Evan apareciera por esa puerta para pedirme que volviéramos, pero era absurdo, me había engañado varias veces, sería una tonta si volviera a darle otra oportunidad.
Entonces, vi entrar a Hugh Grant, aquel tipo que casi descubre mi verdadera identidad. Se dirigió hacia mí y me hizo una señal hacia la zona del almacén, al cual acudí.

-Sé quién eres. Al principio me costaba ubicarte, y ahora que te has cambiado el look era mucho más difícil, pero lo he encontrado. He encontrado el libro que escribiste, eres una celebridad, ¿por qué lo ocultas? – me preguntó Hugh.
-¡Por favor! ¡No diga nada! Si me oculto es por algo, ¿entiende? Nadie debe saber que estoy aquí.
-¿Nadie debe saber que estás aquí y que te haces llamar Claires Rhodes?
-Exacto, por favor, no me delate – dije suplicando.
-¿Es que has matado a alguien? – dijo Hugh riéndose.
-No, claro que no. Pero alguien sufrirá mucho si descubren dónde estoy.
-Está bien, pero porque la gente famosa como yo nos cubrimos las espaldas, nos tomamos muy en serio eso de privacidad.
-Muchísimas gracias, se lo agradezco.
-Por cierto, ¿tienen ya a alguien para el papel de Tom Wilford de tu novela?
-¿Cómo?
-Sí, están audionando para llevar al cine tu novela, ¿no lo sabías? – dijo Hugh impresionado.
-Oh sí, pero no sabía que ya estuvieran con el reparto.
-Qué pena, me habría gustado hacer de él, es una novela buenísima.
-Gracias.

Había tenido mucha suerte convenciendo a Hugh para que no contase mi secreto, aunque me quedé bastante asustada después de aquello. Al día siguiente, después de darle de comer a Aubree y hacer que se durmiera, recibí una llamada de un número que no conocía.

-¿Diga? – pregunté.
-Laura, por fin te encuentro.
-¿Quién….?
-Soy Bruce – se apresuró a decir.
-¿Cómo me has encontrado? ¿Y cómo has averiguado mi nuevo número de teléfono? – dije sorprendida.
-He hecho de investigador, ¿recuerdas?
-Ah, claro, qué boba. ¿Qué ocurre? ¿Por qué me llamas?
-Quería saber de ti. He estado buscándote meses, no sabía qué te había pasado. De hecho, todos pensábamos que estarías muerta.
-¿Muerta? – Grité - ¿por qué iba a estar muerta?
-Porque es lo que nos dijo Michael.

¿Qué demonios había ocurrido en mi ausencia? Aquello era malo, contactar con el pasado podría hacer que se desencadenaran una serie de acontecimientos que era mejor rehuir.

-¿Qué? Oye, no…no puedo hablar contigo, por favor, haz como si nunca hubiéramos hablado, es muy importante.
-¿De qué hablas? ¡Tienes que volver! – me exigió Bruce.
-No puedo volver – dije tajante.
-¿Por qué?
-No puedo decírtelo, si lo hiciera podría ocurrir una catástrofe.
-Sabes que puedes contármelo, Laura, te he hecho favores con lo de Paul, he estado buscándote meses…sabes que no te traicionaría.
-Lo sé, eres un buen amigo aunque en el pasado hiciste alguna que otra treta, pero tu vida también correría peligro – dije asustada.
-Estos meses ya ha corrido mi vida bastante peligro, no creo que cambie con un poco más – dijo Bruce a lo que parecía terminar con una sonrisa.
-De acuerdo. ¿Te acuerdas cuando me dijiste que Charlotte estaba en el hospital? Pues fui a verla, estaba muy mal, de verdad, podría haber muerto. Paul le dio una paliza, la dejó en coma aunque se podía recuperar. La fui a ver y allí me encontré con Paul, me dijo que nos estábamos entrometiendo mucho en sus planes y que tuvo que hacerle eso a Charlotte. Además, me dijo que desapareciera de Estados Unidos o sino alguien más de los que quería acabarían igual que ella.
-¡Menudo cabrón! – gritó Bruce.
-Sí, pero al final, también me enseñó un video de Michael acostándose con otra chica. Aquello fue ya el último empujón para decicirme. Asíque me fui de allí y acabé en Londres.
-¿Michael engañándote? Pero si estábais bien, no lo entiendo.
-Yo tampoco, pero de verdad que era él en el video, no puede haber equivocación – dije apenada.
-Bueno, independientemente de eso, tienes que volver.
-¿Qué ha ocurrido?
-Mejor te lo cuento cuando estés aquí.
-No puedo volver, ya te lo he dicho. Si lo hago matarán a alguno de vosotros y eso sí que no podría soportarlo – dije con un nudo en la garganta.
-Lo haremos bien, te ocultaremos. Te enviaré documentos de identidad nuevos para que entres en el país.
-Tengo una nueva vida aquí en Londres, Bruce.
-Supongo, pero tú perteneces a este lugar y lo sabes.
-Está bien, pero ya puedes tener un buen plan para que no me descubran, sino será una masacre.
-No te preocupes, te enviaré todo lo que debes hacer, ya hablaremos.

El haber vuelto a hablar con un amigo de Estados Unidos hacía que afloraran en mí antiguos sentimientos y recuerdos de todos a los que conocía. Además, juntando los sentimientos y pensamientos que tenía ahora en Londres mi cabeza era un auténtico caos. No había vuelto a recordar a Michael desde hacía semanas porque mi mente estaba bastante ocupada con intentar olvidar a Evan.
No sabía qué iba a ocurrir, asíque decidí contarles mi secreto a las dos personas en las que más confiaba en Londres.

-¡¿Eres famosa?! – gritó Alice.
-¿Por qué no nos lo dijiste desde el principio? – preguntó Nikolai.
-Porque me amenazaron, ya os lo he dicho, era mejor mantener todo en secreto.
-De acuerdo, yo iré contigo a Estados Unidos para protegerte – dijo Nikolai.
-No hace falta que hagas eso, además tu trabajo está aquí.
-Pero quiero ir, no quiero que te ocurra nada malo.
-Me has enseñado bien como para que ya me pase nada malo, jajaja – dije en referencia a sus clases particulares de lucha.
-Claro, por eso podías comprarte ropa súper cara, tía, estás forrada – dijo Alice pensando en sus cosas.
-Sí, pero no era mi dinero. Paul me dio bastante dinero para vivir bien, pero ni por asomo es todo lo que yo he ganado con mi libro y mi trabajo – dije aclarando las cosas.
-Bueno, a raíz de los contecimientos, yo también me apunto para ir a Estados Unidos, siempre he querido ir, asíque qué mejor oportunidad, tía.
-Alice, esto no son vacaciones, puede ser peligroso – le comentó Nikolai a Alice.
-¿Te crees que no lo sé? Sólo intento quitarle un poco de hierro al asunto. Claire…digo Laura es una de mis mejores amigas, me ayudó cuando la conocí a poder pagar el apartamento.
-Está bien, pues sólo queda que Bruce nos envíe todo y ya os diré, ¿de acuerdo?

No sé si estaba preparada para volver, ya había echado alguna que otra raíz aquí en Londres con Alice, Julia, Leslie, Nikolai, Lori, el Sturbacks…no sabía qué iba a sentir cuando volviera a ver a mi familia y a mis antiguos amigos, aunque estaba claro que no los podría ver inmediatamente por culpa de Paul.
Alice estaba entusiasmada con ir a los Estados Unidos, me hizo prometerle que la llevaría a Los Ángeles, ya que siempre había querido ver sus playas, estar con sol, y ver todo lo que había allí. Pero de momento, no tenía ni idea de a dónde planearía Bruce mi regreso.
Quizás me iba a venir bien en cierto sentido el irme del país, así podría olvidar a Evan de una vez por todas. Pero estaba segura de que no sabría nunca cómo podía haber querido tanto a alguien en tan pocos días, seguía siendo un gran misterio para mí el cómo podía haberme enamorado tanto y el haber perdonado infidelidades sólo por haberle querido más de lo normal.
Tres días después, llamó a la puerta del apartamento un repartidor de correo de una empresa express con una gran caja de cartón embalada hasta la última esquina, asíque supuse que ese paquete sería de Bruce teniendo todo el cuidado del mundo.
Nikolai me apartó de la caja y comenzó a analizarla cuidadosamente.

-¿Qué haces? – le pregunté.
-Que esperásemos algo de Bruce no significa que tenga que ser esto, quizás sea una trampa.
-Pone que es de Bruce Nolan en el papel – dijo Alice.
-Nunca se toman suficientes precauciones con estas cosas.

Una vez Nikolai estuvo conforme y se aseguró de que no había peligro, cogió la navaja suiza de su bolsillo y abrió el precinto. Dentro de la caja había documentos de nacimiento, identidad, cuenta bancaria, pasaportes, teléfonos móviles, varias llaves de coche, dinero y ropa. Todo era para mí y Aubree, para poder entrar en Estados Unidos sin que nadie sospechase nada.

-Aquí debe haber unos cien mil dólares, Laura – dijo Alice sorprendida.
-Sí, así es, Bruce es bastante rico y sabe que necesitamos empezar de cero, por eso envía tanto. Aquí hay una carta, vamos a leerla – dije abriendo el sobre que iba dirigido a mí.
-¿Qué dice? – se apresuró a preguntar Alice.
-Pues dice que tengo todo lo necesario para empezar de nuevo a escondidas, que debo cambiar un poco mi aspecto para que no me reconozcan con facilidad, y que cuando lleguemos al aeropuerto JFK, tendremos un coche aparcado para que lo conduzcamos nosotros hasta New Haven. El preferiría que estuviéramos en una ciudad pequeña y relativamente cercana, pero que si queremos irnos a Philadelphia también es plausible – dije resumiendo la carta.
-Pues yo creo que ambas opciones pueden ser tanto malas como buenas. En una ciudad pequeña te pueden reconocer más fácilmente, ya que hay menos personas y sueles ver siempre a las mismas. Pero en una grande hay más publicidad y puede que te hayan visto también de alguna manera – dijo Nikolai.
-No va a haber problemas, tengo hecho un cambio de imagen, casi ni me reconocísteis vosotros, asíque no creo que me reconozca nadie.
-Sí, eso es cierto. Con que vayas otra vez a la peluquería para teñirte las raíces de las mechas, que te peinen y te hagan las uñas…podrías parecer cualquiera con unas grandes gafas de sol – comentó Alice.
-Bien, pues entonces hagamos las maletas ¡que nos vamos a los Estados Unidos! – dijo Nikolai.

Alice empezó a hacer la maleta corriendo, metió todo lo que pudo, aunque después, pensándoselo mejor, comenzó a quitar cosas porque decía que allí habría ropa mucho más bonita que la que tenía y que sería un buen comienzo para cambiar su vida.
Nikolai, en cambio, sólo llevaba un gran petate como los del ejército, pero no de ropa, lo que más llevaba eran armas, aunque le hice saber que no le dejarían pasar aquello por los detectores de los aeropuertos. Se enfadó mucho, pero le alegró saber que en Estados Unidos podría comprar armas más fácilmente que en Londres, además él tenía la licencia de permiso de armar, asíque no tendría que tener problemas.
Una vez pasados los controles de seguridad en el aeropuerto, habiendo pasado por facturación y ya montados en el avión, me puse a pensar en que hacía seis meses que me había ido de Nueva York y de la vida de todos a los que quería. Ni siquiera sabía si ellos se alegrarían de verme después de haber desaparecido sin dejar rastro, aunque como dijo Bruce, ellos pensaban que estaba muerta, ¿pero por qué?
Varias horas después, aterrizamos en el aeropuerto JFK de Nueva York, recogimos nuestro equipaje y nos dirigimos a la zona de parking, donde Bruce nos había dejado un coche aparcado.
Nikolai condujo hasta Philadelphia, ya que decidimos que lo mejor sería ir allí. Durante el camino buscamos por internet y en el periódico algún alojamiento para los tres, elegimos varios y, cuando llegamos a la ciudad nos dispusimos a visitarlos para elegir uno.
Nikolai le encontraba pegas a todos, sobre todo basándose en la seguridad, hasta que Alice y yo le hicimos comprender que todos los apartamentos tendrían debilidades, lo importante era poner un buen sistema de seguridad. Una vez dicho esto, decidimos quedarnos con un apartamento en el 232 de Market Street. Era un apartamento de tres habitaciones, dos baños, cocina y salón-comedor, tenía lo básico y era lo que necesitábamos en relidad. Estaba cerca también del centro de la ciudad en coche, y en aquella calle había muchas tiendas de diversa índole.
Nikolai, en vez de deshacer las maletas, bajó para ir a comprar varios sistemas de seguridad, ya que para él eso era lo más importante.

-¡No tengo ropa interior! ¡Se me ha olvidado! – chilló Alice desde su habitación.
-Jajajaja, no te preocupes, ahora iremos a comprar, necesitamos comida también y algunas cosas de menaje del hogar.
-¿Cómo se me ha podido olvidar algo tan imprescindible? Qué desastre…
-No pasa nada, a la noche tendrás varios ocnjuntos, hazme caso – le dije tranquilizándola.
Nikolai regresó una hora después y se dispuso a instalar todo lo que había comprado, que era bastante. Había muchísimos mecanismos que parecían muy complejos, no quería tocar nada por si en algún momento algún aparato empezase a pitar.

-Nik, oye, Alice y yo nos vamos a comprar, ¿vale? Necesitamos varias cosas – le dije.
-Debería ir con vosotras.
-No hace falta, nos manejaremos bien solas, no te preocupes, ¿te puedes quedar con Aubree? – preguntó Alice.
-De acuerdo, pero tened el teléfono móvil siempre con sonido y con vosotras – dijo Nikolai finalmente.

Alice y yo cogimos un taxi justo en la puerta de casa y nos llevó al centro comercial. Allí, entramos en todas y cada una de las tiendas para mujeres que había. Alice estaba muy contenta de estar en este país, y además, de haber adelgazado unos kilos, asíque quería probarse de todo.

-¡Laura! Ven aquí, tienes que probarte todo esto, a ti te quedará súper bien – dijo Alice entusiasmada.
-Sí, bueno, luego me probaré algo.
-¿Qué te ocurre?
-Echo de menos a Evan.
-¿Estás loca? ¿Sabes lo estúpico que es ese chico? Además, te ha tratado fatal, te ha engañado, no puedes seguir queriéndole.
-Lo sé, sé todo lo que me dices, pero no puedo quitármelo de la cabeza – dije enrabietada.
-¿Y qué piensas hacer?
-Nada, ¿qué podría hacer? Él decidió dejarme, además, se fue con otra asíque…
-Pues eso, céntrate en esto que estamos haciendo, es muy importante para tu futuro anda – dijo Alice llevándome hacia el probador.

Aunque estuviera haciendo una cosa, mi cerebro estaba con Evan, odiaba pensar en él, y más cuando sabía que él estaría de lujo con su nueva chica. Cerca de la hora de cenar, regresamos a casa con un montón de bolsas, asíque tuvimos que bajar varias veces al coche para poder subirlas todas.
Nos asustamos al ver toda la tecnología que Nikolai había implantado en toda la casa como protección: sensores de movimiento, alarma en todas las ventanas y la puerta que daba a la calle, cámaras de vigilancia e incluso algunas trampas como vía de escape por si ocurriese lo peor.
Tras colocar toda la ropa, menaje del hogar y alimentos en su sitio, nos dispusimos a cenar. Había sido un día agotador y sólo queríamos comer un poco e irnos a dormir.
Al día siguiente, Bruce nos vino a visitar, hacía meses que no le veía, pero por su apariencia, estaba segura que ahora se entrenaba en el gimnasio mucho más que antes.

-Menos mal que me enviásteis un mensaje diciéndome la dirección, si no habría ido a New Haven – dijo Bruce.
-Decidimos en el último momento que éste sería mejor lugar – comentó Nikolai.
-Bruce, éste es Nikolai, un buen soldado. Y ella es Alice, una amiga de Londres.
-Encantado.  Si no os importa, necesito hablar con Laura a solas, por favor – dijo Bruce un poco incómodo.
-Sí, desde luego – comentó Nikolai yéndose con Alice a la cocina.
-No es que no me fíe de ellos, pero no les conozco aún.
-Lo entiendo – dije asintiendo con la cabeza – ahora dime qué ha ocurrido aquí.
-A ver, no es fácil explicarlo. Lo primero de todo es que te fuiste sin decir nada a nadie, te llevaste a Aubree.
-Tenía que hacerlo, no podía dejar aquí a mi hija, además, Paul me dijo que podía llevármela, no iba a pensármelo dos veces.
-Entiendo, pero Michael…bueno, lo de Michael fue bastante horrible de ver – dijo Bruce pasándome una mano por el pelo.
-¿Qué? ¿Qué ocurrió?
-Bueno, a mí me llamó poco después de que él regresara a casa aquel día que te fuiste. Ya sabes que yo a él no le gusto, asíque me habló bastante borde preguntándome dónde te había escondido o qué había hecho contigo. Pero le dije que no sabía de qué me estaba hablando, que yo no te tenía en ningún lugar.
-Dios mío…
-Entonces me explicó lo poco que sabía, y es que Marie le había dicho que te habías ido con Aubree y él rebuscó en tus cosas y vió que te habías llevado tu ropa preferida, asíque supuso que te habías marchado para siempre.
-Y era cierto – dije bastante triste.
-Después de aquello me puse yo también a averiguar dónde estabas, pero no hubo suerte. Aunque poco después, Michael me volvió a llamar diciéndome que estabas muerta.
-¿Qué? ¿Cómo llegó a esa conclusión?
-Me dijo que Paul le había enseñado un video de ti y Aubree entrando en unos almacenes de ropa y diez minutos después hubo un gran incendio. Tú no lo sabrás, pero murió bastante gente, dicen que fue un cortocircuito. Michael dijo que Paul le entregó un collar tuyo y así se dio cuenta de que eras tú una de las personas que había muerto, y que Aubree iba contigo.
-¿Cómo pudo hacer eso? ¿Cómo es posible que me confundiera con otra persona?
-Michael tiene el video, lo he visto, eres tú, eres exactamente tú, no hay forma de que se equivocase, no lo entiendo – dijo Bruce intentando sacarle el sentido a todo.
-Paul es un rastrero.
-Bueno pues después de la llamada de Michael, fui a verle, estaba fatal de verdad, bebiendo, llorando, rompía cosas…incluso tuvo un accidente de coche porque iba bebido. No había día que no se bebiera una botella de whiskey. El accidente fue a los tres meses después de irte. Estuvo mal en el hospital, pero se recuperó. Lo que pasó es que esos días en el hospital conoció a una enfermera, empezaron a salir y, bueno, se han comprometido – dijo Bruce finalmente como un jarro de agua fría.
-¿Que qué? ¿Se van a casar? Cielo santo, no debería importarme pero…sí que ha cambiado la situación aquí – dije bastante más apenada. Se suponía que había olvidado a Michael con Evan, pero aún así me había dolido que se fuera a casar con otra persona aún habiéndome engañado. ¿Por qué siempre terminaban engañándome los hombres?
-Te entiendo. La verdad que todo ha estado patas arriba desde que te fuiste. Allison, la hermana de Michael, canceló su boda con Cole. Y Charlotte está bien, aún con Paul acudiéndo a actos de campaña presidencial pero físicamente está bien.
-Menos mal, al menos alguien ha salido bien parada de todo esto.
-Bueno, estar con Paul no creo que sea estar bien, pero en fin. Averigüé algunas cosas sobre Paul que podrían estar en la buena línea para desenmascararle ante todo el país. Con eso podrás salir a la luz y decirle que te deje hacer tu vida, después le machacaremos – dijo Bruce con el puño cerrado.
-¿Con qué cosas piensas machacarle? Siempre tiene todo muy bien atado.
-He encontrado a un informante, trabaja en la policía, dice que nos contará todo y nos dará pruebas. Pero me ha adelantado que su jefe de policía mantiene reuniones con Paul, y que entablan muchas conversaciones con México.
-¿Con México? ¿Qué tienen con México? No lo entiendo – dije extrañada.
-Ni yo, pero si está metido el jefe de policía, debe ser algo bastante gordo.
-Bueno, pero, ¿cuál es el siguiente paso?
-Lo importante era que pudieras entrar en el país sin que Paul te descubriera. Ahora, tenía pensado que pudieras seguir con tu trabajo con tu libro.
-¿Qué quieres decir? Mi libro ya no tiene más trabajo, salió a la venta, hice entrevistas y demás.
-Lo sé, pero varios directores te han estado buscando para ponerse en contacto contigo. Querían llevar al cine tu libro, ya lo sabías. Pero me he enterado por varios de ellos que te quieren a ti como protagonista para la película – dijo Bruce sonriendo.
-¿En serio? ¿Cómo puede ser? No soy actriz…
-¿Qué más da? Aprenderás, sería genial, ¿a qué sí?
-Sí, lo sería pero… ¿No me descubrirá la prensa y todos se enterarán que he vuelto?
-Sabía que eso te preocuparía, y a mí también. Asíque he hablado y hecho un contrato de confidencialidad; no se sabrá tu implicación en la película, ni siquiera que tú estás por allí hasta que finalice el rodaje.
-¡Es genial! ¡Sí, estoy dispuesta! – dije saltando de alegría y yendo a abrazar a Bruce.

Era una noticia fantástica. Después de todo, podía seguir haciendo historia con mi novela y todo gracias a Bruce, se había portado genial conmigo. No sabía cómo agradecérselo, asíque no sé cómo pero terminé dándole un beso en la boca justo cuando Alice y Nikolai entraban en el comedor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario