Bruce trajo unos cafés
para todos mientras apuntaba en una libreta pequeña cosas que se le venían a la
cabeza pero que no compartía con los demás. Mike y yo nos sentamos en el mismo
sofá y hablamos sobre lo que había pasado. Era muy complicado todo, no sé si
ahora le veía de otra manera, no sabía si estaba bien seguir como hasta ahora.
-Siento como si
estuviéramos haciendo algo mal si volviéramos juntos a casa. Me siento
distinta. – dije apenada.
-Lo sé, a mí también me
pasa, pero sé que te sigo amando.
-Yo también te sigo
amando pero hay algo ahora dentro de mí que me dice que es mejor que nos
alejemos.
-Laura, no quiero que te
vayas, necesitamos estar los dos con Aubree, juntos. – pidió Mike.
-Y me gustaría, pero ¿y
si somos hermanastros? Necesitamos aclararlo antes de seguir con esto. Si
resulta ser falso volveremos, pero si es cierto creo que debemos romper.
-Por favor Laura, no
podemos romper otra vez, te amo, eres mi vida.
-Creo que debemos hacer
vidas separadas hasta que se esclarezca este asunto. – dije finalmente.
Me levanté, le di un
beso en la mejilla a Mike y me fui con Charlotte y Aubree. Los demás terminaron el café y volvieron a
casa, no sin antes coger Bruce el vaso vacío de Michael y el mío.
Fuimos directamente al
apartamento de Charlotte, ya que no tenía otro sitio a dónde ir. La infelicidad
se apoderó de mí al tener que volver a separarme de Michael, y mucho más ahora
que no podíamos estar como una familia con Aubree. Me parecía increíble que
existiera la posibilidad de ser hermanastros, si eso era cierto, no sabría qué
iba a hacer con mi vida, no sabría si podría alejarme de él y si podría querer
a otro hombre.
-Laura, no estés así,
por favor. Aún no está claro que tú y Mike seáis hermanastros. – dijo
Charlotte.
-Lo sé, pero no puedo
dejar de pensar en ello, es imposible.
-Esperaremos a ver qué
puede hacer Bruce, ¿vale?
-Sí. De todas maneras,
¿cómo es que mi padre estuvo con Tess? ¿De qué se conocen? Jamás había
escuchado tal historia. – dije dejando a Aubree en la cama rodeada de almohadas
para que no se cayera.
-¿Ves? Por eso no debes
creer que seáis hermanastros aún, no sabemos nada acerca de esa historia. Pero
la verdad es que es súper extraño que tu padre y la madre de Mike se
conocieran, son de mundos distintos.
-Ya, pero en un tribunal
no se puede mentir, si lo dijeron sería por algo, pero ya veremos.
-Por cierto, tengo un
problema y muy grande.
-¿Cuál? ¿No sabes qué
menú elegir en tu boda con Paul? Jajaja. – me reí.
-No. En realidad es más
complicado que eso. Verás…llevo algo más de una semana pensando en qué hacer
porque en nochebuena me fui con Eric de fiesta, bebimos mucho y…terminé
acostándome con él. – confesó Charlotte.
-¿Cómo dices? ¿Estás
loca?
-Pues ahora mismo creo
que sí porque ya no sé qué pensar.
-¿Pero tú no eras feliz
con Paul? ¿No querías que se divorciara para poder estar con él?
-Sí, eso era lo que
quería. Aunque me pilló por sorpresa eso de casarnos tan apresuradamente, yo
quería esperar. Además la presión de la prensa me está volviendo loca, están en
todos lados y no puedo estar un segundo tranquila, ni cuando compro unos
zapatos, un libro o un mísero chicle, siempre están ahí criticando lo que hago,
nunca dicen nada bueno. Casi todos hablan mal de mí, que soy una rompe
relaciones, causante del divorcio de Paul y que ahora he dejado a sus dos hijos
sin padre y sin una estabilidad. De verdad Laura, no puedo con eso.
-¿Te ha pasado y has
sentido todo eso y no me lo has contado? – dije un poco traicionada.
-Lo siento, pero no quería
que pensaras que yo volvía a ser como hace años, que me enamoraba de muchos
chicos y no me importaba nada, no quería que pensaras que era una mala persona
por separar a un matrimonio con hijos para después quererle abandonar. – dijo
Charlotte.
-Charlotte, no he
pensado eso en ningún momento. Lo único en lo que estoy pensando es en por qué
tardaste tanto en contarme algo así. Pero ahora entiendo que pensaras que iba a
acusarte de algo puesto que es un asunto muy peliagudo.
-No sabes cuánto, ¿qué voy
a hacer? No estoy segura de querer casarme, no voy a poder aguantar esta
situación mucho más. Me gusta Paul, le quiero, pero no sé si quiero esa vida
junto a él. Se presentará a presidente de los Estados Unidos pero si ahora es
horrible, ¿qué haré si sale elegido? Sería totalmente infeliz, no sé cómo su ex
mujer pudo aguantar tanta presión.
-¿Y te acostaste con
Eric porque estabas borracha, te gusta él o intentabas alejarte por un momento
del mundo de Paul? – pregunté preocupada.
-Una mezcla de esas tres
razones.
-¿Te gusta Eric?
-Sí…bueno, no sé si te
habrás dado cuenta pero cada vez que iba a casa de Mike a visitaros siempre
terminaba hablando con él en algún lugar de casa apartado. Es un gran hombre,
además nos parecemos porque él también salió con muchas chicas en el instituto
y la universidad.
-La verdad Charlotte, no
sé cómo solucionarte este problema.
Realmente Charlotte se
encontraba en un gran atolladero y comprendía que no quisiera hablar de ello
durante un tiempo. Si se casaba con Paul iba a ser infeliz, tratando de
contrastar su vida con la prensa y todo lo que eso conllevaba. Si dejaba a Paul
la prensa se cebaría con ella igualmente, la tacharía además de rompe
relaciones de ser una aprovechada que busca fama. ¿Qué podía aconsejarle? Iba a
ser duro de una manera u otra, me compadecía de ella, aunque yo ya tenía mis
propios problemas.
Charlotte y yo éramos
dos almas en pena durante los siguientes días. Ella seguía pensando en qué
hacer sobre su boda pero no conseguía obtener una solución que no dañara a
nadie. Mientras, yo estaba junto a Aubree todo el rato. Era increíble lo que se
podía parecer a Michael y a mí, cada vez que veía sus ojos azules me recordaban
a él, eran preciosos. Deseaba poder volver a ver a Mike, besarle y abrazarle y
que nada de esto hubiera sucedido, pero no podía ser, tenía que aguantarme.
Mientras, Michael estaba
en su casa junto con Allison y Eric, ya que Kyle se había ido a trabajar. Él se
encontraba como yo, triste y desesperado, más aún sin tener a su hija al lado.
Pero no podía dejar de pelear por volver con su familia, que para él eramos
Aubree y yo.
-Es increíble que mamá
haya tenido una aventura con ese tal Ray. – dijo Eric.
-Todo el mundo se ha
quedado tan sorprendido como yo. Nunca pensé que fuera hijo de otro padre,
siempre me han tratado igual que a ti, Eric – dijo Mike.
-Yo…sí que sabía acerca
de una aventura de mamá. – soltó Allison como quien no quería la cosa.
-¿Cómo? ¿Qué? ¿Por qué
no has dicho nada? – dijo Eric.
-Cuéntanoslo ahora
mismo. – obligó Mike.
-Bueno, yo era muy
pequeña, pero recuerdo cómo mamá besaba a otro hombre, se acariciaban y demás.
Hasta hoy no he sabido quién era, pero ahora lo sé, era ese Ray. –confesó
Allison.
-¿Qué edad tenías? –
preguntó Mike.
-Tendría yo dos o tres
años, no lo sé.
-¿Cómo recuerdas eso? –
quiso saber Eric.
-Pues…es algo que me
presultó raro porque siempre la veía besarse con papá, pero con otro hombre no.
Por un tiempo lo olvidé pero cuando supe lo que era engañar en un matrimonio
volví a revivirlo en mi mente. Siempre lo he sabido y siempre he tenido esa
espinita dentro de mí, pero era un peso muy grande para mí, por eso se lo conté
a mamá cuando vine de Múnich. Discutimos muchísimo y me pidió que jamás se lo
contase a nadie. Pero jamás me habría imaginado que te tuvo con otro hombre.
-Pues ya ves, así es
nuestra madre. Ahora que lo pienso, si se lo confesaste cuando volviste de
Munich… ¿fue cuando intentaste suicidarte? – preguntó Mike.
-Sí. Vine, peleé con
ella, las dos nos pusimos como unas locas y me fui ese mismo día, no quería
estar en el mismo lugar que ella. Y cuando volví por la fiesta de Aubree, verla
de nuevo después de tanto tiempo pues me afectó mucho, reviví aquella pelea y
lo injusto que era que papá no supiera aquello, por eso monté aquel
espectáculo.
-Dios mío, asíque todo
lo tuyo tenía una razón. Ally, a partir de ahora nos tienes que contar todo,
¿de acuerdo? Tenemos que estar unidos, aunque sea sólo los hermanos, pero debes
contarnos todo a Mike y a mí. – dijo Eric.
-Sí, de acuerdo. Pero
tuve unos años bastante malos, ya sabes, como papá y mamá parecía que no me
querían pues…
-Lo sabemos, y estaremos
siempre contigo – dijo Mike.
Los días pasaron
lentamente y tuve que ir de compras porque dejé toda mi ropa y la de Aubree en
casa de Mike, no me apetecía ir a recogerla porque sabía que si le veía no
querría separarme de él.
Regresar cada día al
periódico me resultaba tedioso porque entre que me imaginaba que veía a Nick
Martin en todos lados, y mi incapacidad para poder concentrarme en mi trabajo
por culpa del juicio, hacía que no fuera feliz yendo al New York Post.
Tenía mucho trabajo,
escritos que revisar y transcribir y no me encontraba en plenas condiciones.
Una mañana a finales de
Enero, Nicholas Martin entró en mi despacho con unos papeles en las manos, más
trabajo pensé.
-Señorita Stevens, ¿está
contenta con su trabajo?
-Por supuesto que sí.
-¿Qué tal va lo de su
juicio con sus padres?
-¿Cómo sabe…?
-La prensa, en señor
Stanford es famoso y también lo es usted por estar con él. Es bastante alarmante
que ustedes puedan ser hermanos y aún así haya tendo una hija.
-Por ahora no se ha
confirmado tal cosa. – dije enfadada.
-Bien, te traigo tus
últimos artículos. He de decir que me has decepcionado bastante, incluso has
tenido errores ortográficos.
-¿Qué? ¿Dónde?
-Aquí los tienes, están
rodeados con bolígrafo rojo. Menos mal que lo he revisado, sino habría ido
directamente a la impresión. Creo sinceramente que no estás en condiciones de
hacer este trabajo.
-Señor Martin, usted
sabe que soy capaz de esto y mucho más. Puede que sea cierto que he tenido unos
días difíciles pero subsanaré estos errores.
-Demasiado tarde,
señorita Stevens, una segunda al mando en la seción nacional no se puede
permitir estos errores, está despedida con efecto inmediato. – concluyó
Nicholas Martin antes de irse de mi ya ex despacho.
Aquello me resultó
increíble, el señor Martin había conseguido lo que andaba buscando desde que
supo que trabajaba aquí, se terminó vengando de mí. Pero sí que tenía parte de
razón en que había estado distraída y podía haber cometido errores, por tanto
recogí mis cosas y me fui a casa de Charlotte, donde estaba Aubree con la
niñera que contratamos.
Cuando Charlotre regresó
a casa después del trabajo le conté lo que me había pasado en el periódico y se
quedó alucinada.
-Qué cerdo es ese
hombre… - dijo Charlotte.
-En realidad es su
trabajo, entiendo que me despidiera, pero sé que estaba buscando algo para
poder despedirme y vengarse de mí por no querer a su hijo James.
-Ya, pero quizás
cualquier otro jefe te habría dado un aviso, no haberte despedido a la primera.
-También es verdad, en
cualquier caso ya no hay nada qué hacer. – dije dando de comer a Aubree.
-¿Qué vas a hacer ahora?
¿Vas a enviar más currículums a otros periódicos?
-No lo sé, por ahora no
creo que pueda centrarme en trabajar hasta que no acabe este juicio.
-Bueno, dinero tienes de
sobra, pero a lo mejor te vendría bien trabajar en algo para distraerte por lo
del juicio – aconsejó Charlotte.
-Sé que tengo que
distraerme, pero no puedo concentrarme en hacer lo que me gusta, no puedo
trabajar en un periódico para fastidiarlo de nuevo.
-Quizás podrías
distraerte de otra forma, ¿no? Un hobbie o algo así.
-Sï, eso estaría bien,
pero estoy tan desanimada que ya no sé ni qué quiero. – confesé.
-Siempre has dicho que
quizás te gustaría escribir un libro, a lo mejor ahora sea un buen momento para
empezarlo.
-Pues tienes mucha
razón. Así podría distraerme y estar en casa al mismo tiempo con Aubree.
¡Muchas gracias! – abracé a Charlotte, quien se sintió bien por haberme ayudado
– pero oye, ¿qué va a pasar contigo y con Paul?
¿Has decido ya algo?
-No, no sé qué hacer. Él
sigue entusiasmado por casarse, aunque no le veo mucho porque está siempre
viajando. Me deja a mí organizar la boda, pero en realidad les dejo a mis
asesores el trabajo porque no me apetece nada hacer eso puesto que no sé si
quiero casarme.
-Charlotte, os casáis en
dos meses, no puedes esperar tanto, si vas a cancelar la boda hazlo cuanto
antes porque si tardas más será más doloroso, para él y para ti.
-Lo sé, pero es que aún
estoy decidiendo.
-¿Eric qué dice sobre
esto? – pregunté.
-No lo sé. No hemos
vuelto a hablar desde el día del juicio porque ya no voy por allí para verte –
dijo Charlotte un poco triste.
-Podrías hablar con él,
a lo mejor piensa que sólo fue una aventura y así puedes continuar con Paul. O
quizás sí quiera estar contigo y eso haga decidirte el irte con él.
-Sí, debería hablar con
él, pero será difícil porque cuando estoy con él me pongo nerviosa y al final
no sé si podría hablar de ese tema precisamente.
-Tienes que intentarlo,
sino no sabrás qué hacer. – concluí.
Charlotte se dio cuenta
que quizás si hablaba con Eric sus dudas se disiparían, pero le daba bastante
vergüenza, puesto que ella nunca había tenido que hablar con un chico sobre si
se gustaban, y mucho menos pedirle que expresaran sus sentimientos.
Pronto llegó el día de
la continuación del juicio, quizás ese día me quitaran a Aubree y no pudiera
volver a verla, quizás se confirmaría que Michael y yo éramos hermanastros y
quizás yo me fuera a volver loca si todo eso sucedía.
Desayuné tras haberle
dado a Aubree de comer y me dispuse a vestirnos mientras Charlotte se daba una
ducha para acompañarnos.
En la entrada del
juzgado nos encontramos con Michael, quien estaba de nuevo acompañado por Kyle,
Eric y Allison. Todos entramos a la vez en la sala mientras yo hablaba con
Kyle, quien también estaba totalmente decepcionado con la historia de nuestro
padre.
Michael y yo nos
sentamos en la mesa frente al juez, nos miramos y pudimos intercambiar unas
palabras, ya que hacía un mes que no nos veíamos.
-¿Tú y Aubree estáis
bien? –preguntó Mike.
-Sí, la niña está
perfecta, sonríe mucho y yo…me despidieron el New York Post, Nicholas Martin me
despidió asíque como no podía concentrarme estos días he estado empezando a
escribir un libro.
-¿Has empezado con un
libro? ¡Eso es estupendo, estoy muy orgulloso de ti!
-Sí, la verdad que era
una de las cosas que tenía pensadas en hacer en la vida asíque estoy contenta
por ello.
-Me alegro – dijo con
una triste sonrisa.
Bruce llegó
apresuradamente y se sentó junto a nosotros sin decir palabra, asíque por fin
pudo empezar la sesión. Tess fue llamada al estrado por Bruce para
interrogarla.
Estaba tan elegante como
siempre, con joyas muy caras aparentemente y con unas orejas de no haber
dormido ultimamente.
-Señora Stanford,
¿podría explicarnos su relación con el señor Stevens? – preguntó Bruce.
-Somos conocidos.
-¿Podría ser más
específica? Según recuerdo hace un mes el señor Stanford dijo que ustedes
tuvieron un hijo juntos.
-Hace treinta y dos
años, el señor Stevens y yo íbamos al mis colegio en Los Ángeles, teníamos las
mismas clases, incluso teníamos el mismo grupo de trabajo en varias
asignaturas, fue inevitable que nos gustáramos. Hablábamos siempre en los
descansos, en clase…y un buen día me pidió salir. Yo estaba tan contenta por
salir con él…nos lo pasábamos genial. Yo estaba tan feliz que se lo conté a mi
madre. Mis padres y yo vivíamos acomodadamente en un barrio bastante lujoso, y
mi madre no quería que estuviera con un chico que no tuviera futuro y no
tuviera dinero, por ello, me obligó a dejarle. Le dije que no le quería y
rompimos. Años más tarde, cuando ya me casé con William Stanford y tuve a mi
hijo Eric, volví a verle. – contó Tess.
-Muy bien, síganos
contando qué ocurrió.
-Fue totalmente casual.
Fui a ver a su casa a una amiga y le estaban reconstruyendo una parte de la
casa, en cuya obra trabaja el señor Stevens, Ray. Ahí empezamos a tener una
aventura.
-¿Mientras mantuvo esa
aventura con el señor Stevens, él estaba casado? – preguntó Bruce.
-Pues sí, se acababan de
casar hacía pocos meses, me parece que con 18 años.
-¿Usted a qué edad se
casó y a qué edad tuvo a su hijo Eric?
-Me casé a los 16
estando embarazada de Eric, apenas me quedaban dos meses para dar a luz.
-¿Se casó por estar
embarazada? – preguntó Bruce.
-¡Protesto! No estamos
para juzgar el matrimonio del Señor y la señora Stanford – dijo Germaine.
-Se rechaza. Creo que es
bueno saber la historia completa. – dijo el juez.
-Me casé tan pronto por
estar embarazada sí, pero yo ya estaba enamorada de William, llevábamos juntos
ya un año y medio, iba a ser inevitable que nos casáramos – dijo Tess.
-Bien. Síganos contando
la historia con el señor Stevens – obligó Bruce.
-Pues volví a verle,
tuvimos una aventura, nos veíamos una vez a la semana, fue como revivir de
nuevo la juventud del colegio cuando estaba con él y entonces me quedé
embarazada- dijo Tess.
Se abrió la puerta de
repente y una mujer trajeada con gafas de pasta corrió hacia Bruce y le dió un
sobre grande. Bruce le dio las gracias, ojeó los papeles y sonrió.
-Señoría, tengo aquí
unas pruebas de ADN que confirman que la señorita Laura Stevens y el señor
Michael Stanford no tienen parentesco alguno – soltó Bruce triunfante ante un
gran revuelo en la sala.
Michael y yo nos miramos
aliviados y nos cogimos de la mano. Toda la sala estaba cuchicheando ante la
nueva prueba. El juez cogió y revisó los papeles uno a uno bien atento.
-Señoría, no sabíamos
nada de estas pruebas – dijo Germaine.
-Ya, pero estas pruebas
son irrefutables, tienen un 99,99% de exactitud, no hay duda. Prosigamos. –
dijo el Juez.
-Bien, señora Stanford,
¿iba a decir usted que se quedó embarazada de Ray Stevens cuando se volvieron a
ver? – preguntó Bruce sonriente.
-Yo… - empezó a decir
Tess.
-Verá, iba a decir que
se quedó embarazada de Ray, ¿no?
-Sí, así fue. Y le dije
que teníamos que dejar de vernos porque estaba embarazada de él y no podía
hacerle eso a William, debía de terminar con esa aventura porque había ido
demasiado lejos, además él también estaba casado. Me pidió seguir la vida de
aquel bebé ya que era suyo pero me negué, no quería que William se enterase,
asíque le eché de mi vida.
-Verá señora Stanford,
creo que ha mentido y mucho porque, que todos sepamos, su siguiente hijo fue
Allison, no Michael, ¿no es así?
-Pues…sí, es cierto.
Tuve a Allison y tres meses después me quedé embarazada de mi hijo Michael. Ray
regresó a verme transcurridos un par de años para decirme que quería saber
sobre su hijo, que sólo quería verlo, que no iba a hacer nada malo porque él
iba a ser padre con su mujer Miranda, ya que ella estaba embarazada por primera
vez. Yo me negué, pero por aquel entonces, una de las niñeras que tenía
apareció con Michael en brazos para cambiarle el pañal y Ray se fijó en él,
creyó que era su hijo y se quedó contento, sólo me preguntó cómo se llamaba,
asíque le dije su nombre y no negué que él no era su hijo – confesó Tess.
-¿Por qué mintió?
-Tenía miedo que le
contase a William que le había engañado y me dejase.
-Pero, de todas formas, ¿qué
más daba que le dijera que Allison era su verdadera hija? – preguntó Bruce.
-Porque cuando le vió se
quedó como satisfecho, no quiso preguntar nada, pedir nada, asíque yo lo dejé correr.
-Bien, ¿algo más que añadir?
-Le conté a William lo que
pasó hace mucho tiempo, justo despues de nacer Allison y me perdonó. Allison supo
de aquella aventura pero no quería que se lo dijera a nadie porque si indagaba podría
descubrir que ella era hija de otro hombre. Pero no le dije nada a Ray después de
tanto tiempo para dejar las cosas tranquilas. – terminó Tess.
Allison rompió a llorar,
había entrado en la sala pensando que ella era hija legítima de sus padres pero
iba a salir de allí sabiendo que su padre era Ray Stevens.