domingo, 14 de septiembre de 2014

Capítulo 24



Bruce trajo unos cafés para todos mientras apuntaba en una libreta pequeña cosas que se le venían a la cabeza pero que no compartía con los demás. Mike y yo nos sentamos en el mismo sofá y hablamos sobre lo que había pasado. Era muy complicado todo, no sé si ahora le veía de otra manera, no sabía si estaba bien seguir como hasta ahora.

-Siento como si estuviéramos haciendo algo mal si volviéramos juntos a casa. Me siento distinta. – dije apenada.
-Lo sé, a mí también me pasa, pero sé que te sigo amando.
-Yo también te sigo amando pero hay algo ahora dentro de mí que me dice que es mejor que nos alejemos.
-Laura, no quiero que te vayas, necesitamos estar los dos con Aubree, juntos. – pidió Mike.
-Y me gustaría, pero ¿y si somos hermanastros? Necesitamos aclararlo antes de seguir con esto. Si resulta ser falso volveremos, pero si es cierto creo que debemos romper.
-Por favor Laura, no podemos romper otra vez, te amo, eres mi vida.
-Creo que debemos hacer vidas separadas hasta que se esclarezca este asunto. – dije finalmente.

Me levanté, le di un beso en la mejilla a Mike y me fui con Charlotte y Aubree.  Los demás terminaron el café y volvieron a casa, no sin antes coger Bruce el vaso vacío de Michael y el mío.
Fuimos directamente al apartamento de Charlotte, ya que no tenía otro sitio a dónde ir. La infelicidad se apoderó de mí al tener que volver a separarme de Michael, y mucho más ahora que no podíamos estar como una familia con Aubree. Me parecía increíble que existiera la posibilidad de ser hermanastros, si eso era cierto, no sabría qué iba a hacer con mi vida, no sabría si podría alejarme de él y si podría querer a otro hombre.

-Laura, no estés así, por favor. Aún no está claro que tú y Mike seáis hermanastros. – dijo Charlotte.
-Lo sé, pero no puedo dejar de pensar en ello, es imposible.
-Esperaremos a ver qué puede hacer Bruce, ¿vale?
-Sí. De todas maneras, ¿cómo es que mi padre estuvo con Tess? ¿De qué se conocen? Jamás había escuchado tal historia. – dije dejando a Aubree en la cama rodeada de almohadas para que no se cayera.
-¿Ves? Por eso no debes creer que seáis hermanastros aún, no sabemos nada acerca de esa historia. Pero la verdad es que es súper extraño que tu padre y la madre de Mike se conocieran, son de mundos distintos.
-Ya, pero en un tribunal no se puede mentir, si lo dijeron sería por algo, pero ya veremos.
-Por cierto, tengo un problema y muy grande.
-¿Cuál? ¿No sabes qué menú elegir en tu boda con Paul? Jajaja. – me reí.
-No. En realidad es más complicado que eso. Verás…llevo algo más de una semana pensando en qué hacer porque en nochebuena me fui con Eric de fiesta, bebimos mucho y…terminé acostándome con él. – confesó Charlotte.
-¿Cómo dices? ¿Estás loca?
-Pues ahora mismo creo que sí porque ya no sé qué pensar.
-¿Pero tú no eras feliz con Paul? ¿No querías que se divorciara para poder estar con él?
-Sí, eso era lo que quería. Aunque me pilló por sorpresa eso de casarnos tan apresuradamente, yo quería esperar. Además la presión de la prensa me está volviendo loca, están en todos lados y no puedo estar un segundo tranquila, ni cuando compro unos zapatos, un libro o un mísero chicle, siempre están ahí criticando lo que hago, nunca dicen nada bueno. Casi todos hablan mal de mí, que soy una rompe relaciones, causante del divorcio de Paul y que ahora he dejado a sus dos hijos sin padre y sin una estabilidad. De verdad Laura, no puedo con eso.
-¿Te ha pasado y has sentido todo eso y no me lo has contado? – dije un poco traicionada.
-Lo siento, pero no quería que pensaras que yo volvía a ser como hace años, que me enamoraba de muchos chicos y no me importaba nada, no quería que pensaras que era una mala persona por separar a un matrimonio con hijos para después quererle abandonar. – dijo Charlotte.
-Charlotte, no he pensado eso en ningún momento. Lo único en lo que estoy pensando es en por qué tardaste tanto en contarme algo así. Pero ahora entiendo que pensaras que iba a acusarte de algo puesto que es un asunto muy peliagudo.
-No sabes cuánto, ¿qué voy a hacer? No estoy segura de querer casarme, no voy a poder aguantar esta situación mucho más. Me gusta Paul, le quiero, pero no sé si quiero esa vida junto a él. Se presentará a presidente de los Estados Unidos pero si ahora es horrible, ¿qué haré si sale elegido? Sería totalmente infeliz, no sé cómo su ex mujer pudo aguantar tanta presión.
-¿Y te acostaste con Eric porque estabas borracha, te gusta él o intentabas alejarte por un momento del mundo de Paul? – pregunté preocupada.
-Una mezcla de esas tres razones.
-¿Te gusta Eric?
-Sí…bueno, no sé si te habrás dado cuenta pero cada vez que iba a casa de Mike a visitaros siempre terminaba hablando con él en algún lugar de casa apartado. Es un gran hombre, además nos parecemos porque él también salió con muchas chicas en el instituto y la universidad.
-La verdad Charlotte, no sé cómo solucionarte este problema.

Realmente Charlotte se encontraba en un gran atolladero y comprendía que no quisiera hablar de ello durante un tiempo. Si se casaba con Paul iba a ser infeliz, tratando de contrastar su vida con la prensa y todo lo que eso conllevaba. Si dejaba a Paul la prensa se cebaría con ella igualmente, la tacharía además de rompe relaciones de ser una aprovechada que busca fama. ¿Qué podía aconsejarle? Iba a ser duro de una manera u otra, me compadecía de ella, aunque yo ya tenía mis propios problemas.

Charlotte y yo éramos dos almas en pena durante los siguientes días. Ella seguía pensando en qué hacer sobre su boda pero no conseguía obtener una solución que no dañara a nadie. Mientras, yo estaba junto a Aubree todo el rato. Era increíble lo que se podía parecer a Michael y a mí, cada vez que veía sus ojos azules me recordaban a él, eran preciosos. Deseaba poder volver a ver a Mike, besarle y abrazarle y que nada de esto hubiera sucedido, pero no podía ser, tenía que aguantarme.

Mientras, Michael estaba en su casa junto con Allison y Eric, ya que Kyle se había ido a trabajar. Él se encontraba como yo, triste y desesperado, más aún sin tener a su hija al lado. Pero no podía dejar de pelear por volver con su familia, que para él eramos Aubree y yo.

-Es increíble que mamá haya tenido una aventura con ese tal Ray. – dijo Eric.
-Todo el mundo se ha quedado tan sorprendido como yo. Nunca pensé que fuera hijo de otro padre, siempre me han tratado igual que a ti, Eric – dijo Mike.
-Yo…sí que sabía acerca de una aventura de mamá. – soltó Allison como quien no quería la cosa.
-¿Cómo? ¿Qué? ¿Por qué no has dicho nada? – dijo Eric.
-Cuéntanoslo ahora mismo. – obligó Mike.
-Bueno, yo era muy pequeña, pero recuerdo cómo mamá besaba a otro hombre, se acariciaban y demás. Hasta hoy no he sabido quién era, pero ahora lo sé, era ese Ray. –confesó Allison.
-¿Qué edad tenías? – preguntó Mike.
-Tendría yo dos o tres años, no lo sé.
-¿Cómo recuerdas eso? – quiso saber Eric.
-Pues…es algo que me presultó raro porque siempre la veía besarse con papá, pero con otro hombre no. Por un tiempo lo olvidé pero cuando supe lo que era engañar en un matrimonio volví a revivirlo en mi mente. Siempre lo he sabido y siempre he tenido esa espinita dentro de mí, pero era un peso muy grande para mí, por eso se lo conté a mamá cuando vine de Múnich. Discutimos muchísimo y me pidió que jamás se lo contase a nadie. Pero jamás me habría imaginado que te tuvo con otro hombre.
-Pues ya ves, así es nuestra madre. Ahora que lo pienso, si se lo confesaste cuando volviste de Munich… ¿fue cuando intentaste suicidarte? – preguntó Mike.
-Sí. Vine, peleé con ella, las dos nos pusimos como unas locas y me fui ese mismo día, no quería estar en el mismo lugar que ella. Y cuando volví por la fiesta de Aubree, verla de nuevo después de tanto tiempo pues me afectó mucho, reviví aquella pelea y lo injusto que era que papá no supiera aquello, por eso monté aquel espectáculo.
-Dios mío, asíque todo lo tuyo tenía una razón. Ally, a partir de ahora nos tienes que contar todo, ¿de acuerdo? Tenemos que estar unidos, aunque sea sólo los hermanos, pero debes contarnos todo a Mike y a mí. – dijo Eric.
-Sí, de acuerdo. Pero tuve unos años bastante malos, ya sabes, como papá y mamá parecía que no me querían pues…
-Lo sabemos, y estaremos siempre contigo – dijo Mike.

Los días pasaron lentamente y tuve que ir de compras porque dejé toda mi ropa y la de Aubree en casa de Mike, no me apetecía ir a recogerla porque sabía que si le veía no querría separarme de él.
Regresar cada día al periódico me resultaba tedioso porque entre que me imaginaba que veía a Nick Martin en todos lados, y mi incapacidad para poder concentrarme en mi trabajo por culpa del juicio, hacía que no fuera feliz yendo al New York Post.
Tenía mucho trabajo, escritos que revisar y transcribir y no me encontraba en plenas condiciones.
Una mañana a finales de Enero, Nicholas Martin entró en mi despacho con unos papeles en las manos, más trabajo pensé.

-Señorita Stevens, ¿está contenta con su trabajo?
-Por supuesto que sí.
-¿Qué tal va lo de su juicio con sus padres?
-¿Cómo sabe…?
-La prensa, en señor Stanford es famoso y también lo es usted por estar con él. Es bastante alarmante que ustedes puedan ser hermanos y aún así haya tendo una hija.
-Por ahora no se ha confirmado tal cosa. – dije enfadada.
-Bien, te traigo tus últimos artículos. He de decir que me has decepcionado bastante, incluso has tenido errores ortográficos.
-¿Qué? ¿Dónde?
-Aquí los tienes, están rodeados con bolígrafo rojo. Menos mal que lo he revisado, sino habría ido directamente a la impresión. Creo sinceramente que no estás en condiciones de hacer este trabajo.
-Señor Martin, usted sabe que soy capaz de esto y mucho más. Puede que sea cierto que he tenido unos días difíciles pero subsanaré estos errores.
-Demasiado tarde, señorita Stevens, una segunda al mando en la seción nacional no se puede permitir estos errores, está despedida con efecto inmediato. – concluyó Nicholas Martin antes de irse de mi ya ex despacho.

Aquello me resultó increíble, el señor Martin había conseguido lo que andaba buscando desde que supo que trabajaba aquí, se terminó vengando de mí. Pero sí que tenía parte de razón en que había estado distraída y podía haber cometido errores, por tanto recogí mis cosas y me fui a casa de Charlotte, donde estaba Aubree con la niñera que contratamos.
Cuando Charlotre regresó a casa después del trabajo le conté lo que me había pasado en el periódico y se quedó alucinada.

-Qué cerdo es ese hombre… - dijo Charlotte.
-En realidad es su trabajo, entiendo que me despidiera, pero sé que estaba buscando algo para poder despedirme y vengarse de mí por no querer a su hijo James.
-Ya, pero quizás cualquier otro jefe te habría dado un aviso, no haberte despedido a la primera.
-También es verdad, en cualquier caso ya no hay nada qué hacer. – dije dando de comer a Aubree.
-¿Qué vas a hacer ahora? ¿Vas a enviar más currículums a otros periódicos?
-No lo sé, por ahora no creo que pueda centrarme en trabajar hasta que no acabe este juicio.
-Bueno, dinero tienes de sobra, pero a lo mejor te vendría bien trabajar en algo para distraerte por lo del juicio – aconsejó Charlotte.
-Sé que tengo que distraerme, pero no puedo concentrarme en hacer lo que me gusta, no puedo trabajar en un periódico para fastidiarlo de nuevo.
-Quizás podrías distraerte de otra forma, ¿no? Un hobbie o algo así.
-Sï, eso estaría bien, pero estoy tan desanimada que ya no sé ni qué quiero. – confesé.
-Siempre has dicho que quizás te gustaría escribir un libro, a lo mejor ahora sea un buen momento para empezarlo.
-Pues tienes mucha razón. Así podría distraerme y estar en casa al mismo tiempo con Aubree. ¡Muchas gracias! – abracé a Charlotte, quien se sintió bien por haberme ayudado – pero oye, ¿qué va a pasar contigo y con Paul?  ¿Has decido ya algo?
-No, no sé qué hacer. Él sigue entusiasmado por casarse, aunque no le veo mucho porque está siempre viajando. Me deja a mí organizar la boda, pero en realidad les dejo a mis asesores el trabajo porque no me apetece nada hacer eso puesto que no sé si quiero casarme.
-Charlotte, os casáis en dos meses, no puedes esperar tanto, si vas a cancelar la boda hazlo cuanto antes porque si tardas más será más doloroso, para él y para ti.
-Lo sé, pero es que aún estoy decidiendo.
-¿Eric qué dice sobre esto? – pregunté.
-No lo sé. No hemos vuelto a hablar desde el día del juicio porque ya no voy por allí para verte – dijo Charlotte un poco triste.
-Podrías hablar con él, a lo mejor piensa que sólo fue una aventura y así puedes continuar con Paul. O quizás sí quiera estar contigo y eso haga decidirte el irte con él.
-Sí, debería hablar con él, pero será difícil porque cuando estoy con él me pongo nerviosa y al final no sé si podría hablar de ese tema precisamente.
-Tienes que intentarlo, sino no sabrás qué hacer. – concluí.

Charlotte se dio cuenta que quizás si hablaba con Eric sus dudas se disiparían, pero le daba bastante vergüenza, puesto que ella nunca había tenido que hablar con un chico sobre si se gustaban, y mucho menos pedirle que expresaran sus sentimientos.
Pronto llegó el día de la continuación del juicio, quizás ese día me quitaran a Aubree y no pudiera volver a verla, quizás se confirmaría que Michael y yo éramos hermanastros y quizás yo me fuera a volver loca si todo eso sucedía.
Desayuné tras haberle dado a Aubree de comer y me dispuse a vestirnos mientras Charlotte se daba una ducha para acompañarnos.
En la entrada del juzgado nos encontramos con Michael, quien estaba de nuevo acompañado por Kyle, Eric y Allison. Todos entramos a la vez en la sala mientras yo hablaba con Kyle, quien también estaba totalmente decepcionado con la historia de nuestro padre.
Michael y yo nos sentamos en la mesa frente al juez, nos miramos y pudimos intercambiar unas palabras, ya que hacía un mes que no nos veíamos.

-¿Tú y Aubree estáis bien? –preguntó Mike.
-Sí, la niña está perfecta, sonríe mucho y yo…me despidieron el New York Post, Nicholas Martin me despidió asíque como no podía concentrarme estos días he estado empezando a escribir un libro.
-¿Has empezado con un libro? ¡Eso es estupendo, estoy muy orgulloso de ti!
-Sí, la verdad que era una de las cosas que tenía pensadas en hacer en la vida asíque estoy contenta por ello.
-Me alegro – dijo con una triste sonrisa.

Bruce llegó apresuradamente y se sentó junto a nosotros sin decir palabra, asíque por fin pudo empezar la sesión. Tess fue llamada al estrado por Bruce para interrogarla.
Estaba tan elegante como siempre, con joyas muy caras aparentemente y con unas orejas de no haber dormido ultimamente.

-Señora Stanford, ¿podría explicarnos su relación con el señor Stevens? – preguntó Bruce.
-Somos conocidos.
-¿Podría ser más específica? Según recuerdo hace un mes el señor Stanford dijo que ustedes tuvieron un hijo juntos.
-Hace treinta y dos años, el señor Stevens y yo íbamos al mis colegio en Los Ángeles, teníamos las mismas clases, incluso teníamos el mismo grupo de trabajo en varias asignaturas, fue inevitable que nos gustáramos. Hablábamos siempre en los descansos, en clase…y un buen día me pidió salir. Yo estaba tan contenta por salir con él…nos lo pasábamos genial. Yo estaba tan feliz que se lo conté a mi madre. Mis padres y yo vivíamos acomodadamente en un barrio bastante lujoso, y mi madre no quería que estuviera con un chico que no tuviera futuro y no tuviera dinero, por ello, me obligó a dejarle. Le dije que no le quería y rompimos. Años más tarde, cuando ya me casé con William Stanford y tuve a mi hijo Eric, volví a verle. – contó Tess.
-Muy bien, síganos contando qué ocurrió.
-Fue totalmente casual. Fui a ver a su casa a una amiga y le estaban reconstruyendo una parte de la casa, en cuya obra trabaja el señor Stevens, Ray. Ahí empezamos a tener una aventura.
-¿Mientras mantuvo esa aventura con el señor Stevens, él estaba casado? – preguntó Bruce.
-Pues sí, se acababan de casar hacía pocos meses, me parece que con 18 años.
-¿Usted a qué edad se casó y a qué edad tuvo a su hijo Eric?
-Me casé a los 16 estando embarazada de Eric, apenas me quedaban dos meses para dar a luz.
-¿Se casó por estar embarazada? – preguntó Bruce.
-¡Protesto! No estamos para juzgar el matrimonio del Señor y la señora Stanford – dijo Germaine.
-Se rechaza. Creo que es bueno saber la historia completa. – dijo el juez.
-Me casé tan pronto por estar embarazada sí, pero yo ya estaba enamorada de William, llevábamos juntos ya un año y medio, iba a ser inevitable que nos casáramos – dijo Tess.
-Bien. Síganos contando la historia con el señor Stevens – obligó Bruce.
-Pues volví a verle, tuvimos una aventura, nos veíamos una vez a la semana, fue como revivir de nuevo la juventud del colegio cuando estaba con él y entonces me quedé embarazada- dijo Tess.
Se abrió la puerta de repente y una mujer trajeada con gafas de pasta corrió hacia Bruce y le dió un sobre grande. Bruce le dio las gracias, ojeó los papeles y sonrió.
-Señoría, tengo aquí unas pruebas de ADN que confirman que la señorita Laura Stevens y el señor Michael Stanford no tienen parentesco alguno – soltó Bruce triunfante ante un gran revuelo en la sala.

Michael y yo nos miramos aliviados y nos cogimos de la mano. Toda la sala estaba cuchicheando ante la nueva prueba. El juez cogió y revisó los papeles uno a uno bien atento.

-Señoría, no sabíamos nada de estas pruebas – dijo Germaine.
-Ya, pero estas pruebas son irrefutables, tienen un 99,99% de exactitud, no hay duda. Prosigamos. – dijo el Juez.
-Bien, señora Stanford, ¿iba a decir usted que se quedó embarazada de Ray Stevens cuando se volvieron a ver? – preguntó Bruce sonriente.
-Yo… - empezó a decir Tess.
-Verá, iba a decir que se quedó embarazada de Ray, ¿no?
-Sí, así fue. Y le dije que teníamos que dejar de vernos porque estaba embarazada de él y no podía hacerle eso a William, debía de terminar con esa aventura porque había ido demasiado lejos, además él también estaba casado. Me pidió seguir la vida de aquel bebé ya que era suyo pero me negué, no quería que William se enterase, asíque le eché de mi vida.
-Verá señora Stanford, creo que ha mentido y mucho porque, que todos sepamos, su siguiente hijo fue Allison, no Michael, ¿no es así?
-Pues…sí, es cierto. Tuve a Allison y tres meses después me quedé embarazada de mi hijo Michael. Ray regresó a verme transcurridos un par de años para decirme que quería saber sobre su hijo, que sólo quería verlo, que no iba a hacer nada malo porque él iba a ser padre con su mujer Miranda, ya que ella estaba embarazada por primera vez. Yo me negué, pero por aquel entonces, una de las niñeras que tenía apareció con Michael en brazos para cambiarle el pañal y Ray se fijó en él, creyó que era su hijo y se quedó contento, sólo me preguntó cómo se llamaba, asíque le dije su nombre y no negué que él no era su hijo – confesó Tess.
-¿Por qué mintió?
-Tenía miedo que le contase a William que le había engañado y me dejase.
-Pero, de todas formas, ¿qué más daba que le dijera que Allison era su verdadera hija? – preguntó Bruce.
-Porque cuando le vió se quedó como satisfecho, no quiso preguntar nada, pedir nada, asíque yo lo dejé correr.
-Bien, ¿algo más que añadir?
-Le conté a William lo que pasó hace mucho tiempo, justo despues de nacer Allison y me perdonó. Allison supo de aquella aventura pero no quería que se lo dijera a nadie porque si indagaba podría descubrir que ella era hija de otro hombre. Pero no le dije nada a Ray después de tanto tiempo para dejar las cosas tranquilas. – terminó Tess.

Allison rompió a llorar, había entrado en la sala pensando que ella era hija legítima de sus padres pero iba a salir de allí sabiendo que su padre era Ray Stevens.