domingo, 24 de agosto de 2014

Capítulo 22



Allison se fue con aquellos médicos mirando al suelo, como vencida. Me dio bastante pena y decidí también estar pendiente de ella como Mike.
Poco después nos pudimos marchar de Long Branch a casa, fue bastante relajante no tener a los padres de Michael todo el rato a tu lado y permitiéndote cosas.
Michael y yo estuvimos varios días relajados con Aubree en casa, de vez en cuando salíamos a pasearla y disfrutábamos de cada momento con ella.

-Laura, ¿te gusta la casa donde vivimos? – me preguntó Michael.
-¿Qué? ¿Por qué dices eso? Sí, la casa es fabulosa.
-¿Te gustaría que nos mudáramos a un barrio más tranquilo?
-¿Por qué?
-Quizás te gustaría vivir en una casa con jardín y piscina, donde Aubree pueda jugar al aire libre y nosotros podamos vivir siempre. – sonríe Mike.
-¿Pero qué dices? ¿En serio dejarías la vida en la ciudad? A ti te encanta Nueva York y su ajetreo. – dije estupefacta.
-Ya, pero tú me encantas más, igual que a Aubree y, la verdad es que me encantaría pasar página y tener una vida más casera.
-¿Estás de broma? ¿Vas a dejar de trabajar?
-¡No! Jajaja, no Laura. Iré a trabajar, solo que no estaré por ahí todos los días hasta las tantas como antes. Quiero decir que os dedicaré más tiempo a ti y a Aubree, que al fin y al cabo sois mi familia.
-Oh Mike, es fantástico, te amo.
-Y yo a ti, princesa.

Dos meses después no nos poníamos de acuerdo sobre el sitio donde vivir. A Michael le gustaba Belle Heaven, pero yo pensaba que aquello estaba demasiado lejos de la ciudad y Michael tendría que conducir cerca de una hora cada vez que fuera a trabajar. Él decía que le daba igual tener que viajar mientras estuviéramos a gusto en aquel lugar, pero yo me negaba, no me gustaba que tuviera que conducir tanto rato. Trababa de convencerme diciendo que él no conduciría, si no que lo haría Walt, pero aún así no me pareció bien. Yo le sugerí una casa en Long Branch, en el barrio donde sus padres tenían una casa pero él se negó totalmente. Decía que si nos íbamos a vivir allí sus padres vivirían también al lado y aquello sería insoportable. Así pues no sabíamos adónde nos íbamos a ir a vivir.
Charlotte estaba contentísima porque quedaban pocos días para saber si Paul sería el senador de Estados Unidos o no y, además, el momento definitivo en que le pediría a su mujer el divorcio. Nos dijo que Paul ya había hablado con su abogado y tenía los papeles preparados, pero que aún no quería sacarlo a la luz.

-Quiero que vengais la noche de las elecciones conmigo. – nos dijo Charlotte.
-Vamos a ver que me entere, ¿qué va a ocurrir? Nunca he tenido mucha idea sobre política. – dije sin tapujos.
-Pues primeramente se verá la participación de cada partido político en el senado. Ver qué tanto por cierto tienen en total, y eso influirá cuando vayan a votar, es decir, más participaciones más votos para ellos. Y, aparte, votarán para ver si renuevan a los senadores. Cada uno habrá hecho su propaganda electoral o no, pero la gente puede votarlos.
-Entiendo. Pues iremos, estamos allí para ver si gana. – dije sonriente.
-Eso espero. ¿Y vosotros no estábais mirando casas?
-Sí, pero no nos decidimos, cada vez que hablamos sobre el barrio discutimos. – dijo Michael.
-Es que aquí en Nueva York es imposible tener una casa grande con jardín cerca de Manhattan, por eso discutimos.
-Normal, aquí predominan los apartamentos, dúplex y demás, pero ya sabéis, todo en vertical, no en horizontal. – comentó Charlotte.
-Lo sabemos, pero no sabemos qué hacer, asíque seguiremos buscando, quiero vivir en una casa familiar con mi chica y mi hija. – dijo Michael agarrándome de la cintura.

Días después fuimos a ver a Allison a la clínica psiquiátrica. Se encontraba con muchísimo mejor aspecto que cuando ingresó. Michael le dio un abrazo y parecía sentirse aliviado por verla tan bien.

-¡Michael! ¡Qué alegría! ¿Cómo estáis? – dijo Allison abrazándonos.
-Muy bien hermana. ¿Y tú?
-Fenomenal. Papá y mamá han venido a visitarme, me ponían irascible por eso los médicos les dijeron que no volvieran hasta que no estuviera mejor.
-Bueno, ya sabes cómo son nuestros padres.
-¿No habéis traído a mi sobrina? – preguntó Allison.
-No, lo sentimos. No sabíamos que pudiéramos traerla. – dije disculpándome.
-Bueno, no importa, ¿venís a dar un paseo? Aquí hay unos jardines estupendos.

Estuvimos una hora en los jardines hablando con ella. Se la veía bastante serena y tranquila, cosa que me alegró bastante. Después, nos reunimos con su médico particular en su despacho para que nos hablara de ella.

-Gracias por venir, señor Stanford, señorita Stevens – fue diciendo el médico – ya tenemos una evaluación completa sobre el estado de su hermana Allison.
-Dígame doctor.
-Bueno, le hemos realizado pruebas variadas. Lo que primero podemos apreciar es que tiene falta de cariño parental, es decir, de sus padres. Dice siempre que sus padres nunca la han querido como a vosotros, sus hermanos.
-La verdad es que tiene razón, mis padres muchas veces la dejaban de lado o no le hacían caso. – explicó Michael.
-Eso mismo es lo que dice ella. Siempre ha buscado la aprobación de tus padres, que la miren, que la abracen…en fin, ya me entienden, simplemente cariño y aceptación. Por otro lado adora a su amiga Melinda, está enfadada con usted, Michael, por no haberla ayudado. Dice que Melinda es una buena chica a pesar de todos los problemas en los que se mete. Ella fue la única que la ayudó a quererse a sí misma cuando nadie la quería.
-¿Sabe que Melinda es drogadicta, ha sido prostituta y demás? – preguntó Michael.
-Sí, me lo ha contado. Por lo visto, la familia de Melinda era bastante liberal. Su padre estaba todo el día bebiendo y apostando, tenía muchas deudas y su madre se prostituía, no eran precisamente un modelo de familiar a seguir. A pesar de ello Melinda tenía la cabeza bien amueblada al principio, pero con las drogas empezó a desvariar. Allison lo sabía pero aún así quería estar al lado de la única que la había ayudado.
-Es una buena chica, pero Melinda la metió en ese mundo. He ayudado varias veces a Melinda pero la última vez fue la gota que colmó el vaso, ando mientiéndome para conseguir dinero y eso no lo iba a permitir. – comentó Michael.
-Bueno, podemos concluir que Melinda es mala influencia para Allison pero ella necesita a alguien en quien apoyarse, ya que con sus padres no encuentra esa ayuda pues creo que deberían hacerlo sus hermanos. – dijo el médico.
-Sí, yo siempre me he preocupado por ella, estoy dispuesto a cualquier cosa.
-De acuerdo. También hay algo más, algo que no nos quiere decir y que creo que también es algo que la atormenta. Algo relacionado con su familia, creo que con sus padres, pero no hemos conseguido de ninguna manera en estos dos meses que nos diga una palabra al respecto, parece que lo ha querido meter en un baúl cerrado en su cabeza.
-¿Qué podemos hacer? – pregunté.
-Pues de momento la tendremos aquí un tiempo más a ver si podemos indagar más en ese tema. Ustedes y su hermano eric sigan viniendo para que ella vea que tiene a alguien que la quiere y poco a poco irá cogiendo confianza y seguridad.
-Bien. Muchas gracias doctor, ha sido de gran ayuda.
-Es mi trabajo, no hay de qué.

Nos quedamos sorprendidos sobre todo lo que nos había contado el médico a pesar de tener una vaga idea anteriormente de lo que le ocurría a Allison.
Días después llegaron las elecciones y Charlotte no cabía en sí del nerviosismo. Andaba de un lado para otro murmurando cosas y cambiándose todop el rato de ropa porque decía que no encontraba el vestido perfecto para su presentación como novia de un senador. Tuve que darle una infusión para que se calmara  y pudiera terminar de arreglarse. Ya por la noche, fuimos a la sede del partido político de Paul para el momento del recuento de votos. Paul andaba también muy nervioso hablando con los demás, aquella noche podría cambiar su vida para siempre.
Michael y yo nos quedamos un poco apartados del gentío hablando mientras se esperaban los resultados. Habíamos dejado a Aubree con Marie en casa asíque teníamos libertad para ir a donde quisiéramos.
Poco después de las once se comunicaron los resultados: Paul Abramson era senador y su partido había sido elegido por mayoría casi absoluta.
Charlotte se puso eufórica y se puso en primera fila para escuchar cerca del escenario el primer discurso de Paul como senado: “…seguiremos luchando por la mejora del país y por el bien de los cuidadanos norteamericanos. Ahora quiero anunciar dos cosas, una es mi próxima candidatura a la presidencia del país. Quiero seguir peleando por mi pueblo y por una mejora de vida para todos, pero para ello debo alcanzar el máximo rango político, así pues dentro de dos años, mi nombre estará entre los candidatos a la presidencia. La otra noticia, antes de que se filtre por algún lado, es mi divorcio con mi esposa y mi noviazgo con la señorita Charlotte Sullivan, que hoy me acompaña en este día tan importante para mí. Espero que respetéis mi decisión, a mi familia y a mi pareja actual, un saludo…”.
Charlotte se emocionó tanto que empezó a llorar cuando Paul bajó del escenario y le dio un beso delante de todo el mundo, incluso de las cámaras.
Quizás, la gente se sentía engañada por haber votado a Paul y saber justo el día que gana las elecciones que se va a divorciar, aún sabiendo que su partido defiende los valores tradicionales familiares. No sabíamos cómo se lo tomaría la gente, si como un engaño o un acto valiente, pero lo que estaba claro es que hoy Charlotte y Paul eran muy felices.
Cuando nos despedimos de todos fuimos los cuatro a celebrarlo a un buen restaurante.

-Es increíble que hayas ganado, debe ser muy emocionante. – dije sonriente.
-No sabes cuánto, llevaba esperando este momento mucho tiempo, además, el poder decir que quiero ser presidente también ha sido un desahogo. – respondió Paul.
-¡Pues yo estoy súper feliz! ¡Por fin dejaremos de escondernos! Ahora todo el mundo sabe que estás conmigo. – dijo Charlotte agarrando de la mano a Paul.
-Sí, eso también es importante. Pero no dudes en que pronto te pediré que te cases conmigo y formalicemos la relación. – dijo Paul autoritario.
-¿Pronto? Bueno, quizás deberíamos esperar un poco, ¿no crees? Tampoco es que llevemos saliendo mucho tiempo.
-Lo sé, pero un senador, y más en mi caso por ser republicano, defiende sus valores. Yo defiendo el matrimonio y la vida tradicional, asíque eso haremos.

Charlotte sonrió, pero yo sabía que dentro de ella había comenzado una lucha interna, entre alegría por casarse con Paul y miedo por hacer eso. El resto de la noche fue bastante divertida, Paul se deshinibió mucho y nos hizo reír a todos, incluso parecía que a Charlotte se le hubiera olvidado ese mal momento anterior.
Al volver a casa ya era bien entrada la noche, pero al ir bastante bebidos Michael y yo hicimos el amor antes de dormir.
Dentro de pocas semanas tenía que volver al trabajo y, la verdad, no me apetecía nada tener que dejar a Aubree porque no me había separado de ella ni un día desde que nació. Jamás pensé que no quisiera trabajar alguna vez, pero me daba cuenta que ser madre lo cambiaba todo, que había algo mucho más importante dependiendo de ti. Michael sabía lo que me ocurría e intentaba reconfortarme, ya que él había vuelto a trabajar y también nos echaba de menos.
El otoño se iba adentrando en Nueva York y parecía que este invierno iba a ser bastante frío. No tuve noticias de mis padres desde que se fueron del hospital cuando nació Aubree. Por momentos aparcaba los pensamientos de qué estarían tramando, pero al no saber nada de ellos se iban disipando.
Kyle apareció un día pidiéndome quedarse en casa mientras ahorraba para poder pagarse una él mismo, puesto que había conseguido un empleo como ayudante en unas obras de un edificio. A Michael le pareció una idea genial pues su hermano Eric también vivía allí con nosotros y le venía bien tener a alguien conocido aparte de nosotros en la casa.

-¡Por fin trabajas en lo tuyo hermano! – dije muy entusiasta.
-Sí, ha costado pero por fin podré evolucionar y ser un buen arquitecto. Quiero coger experiencia y luego montármelo por mi cuenta, ya sabes, mi propia empresa. Pero lo primero es lo primero, aprender. – me explicó.
-Oye y papá y mamá, ¿qué dices? ¿Saben que estás conmigo?
-No…y por favor no se lo digas, sino no me dejarían estar. Les dije que tenía algo ahorrado para pagar el primer mes y que a partir de ahí me las arreglaría. No sé qué les pasa contigo.
-¿Están aquí en Nueva York?
-No, volvimos a Los Ángeles, pero no han vuelto a hablar de ti, al menos delante de mí, no sé qué traman, siempre andan cuchicheando.

En noviembre empecé a trabajar en el New York Post. Susan seguía como cuando la conocí, una cotilla imparable. No le conté mucho sobre los meses que había estado de baja puesto que no me fiaba demasiado, más bien intenté dirigir la conversación hacia su persona, así yo me libraría.
Me llevé varias fotos para ponerlas en el despacho puesto que aún estaba por decorar. Resultaba interesante trabajar en aquel periódico puesto que era uno de los mejores. De vez en cuando levantaba automáticamente la cabeza para ver si venían James o Bruce a mi despacho, era algo absurdo ya que ellos no trabajaban allí y, es más, no sabían donde trabajaba, al menos no porque se lo dijera yo, pero era una especie de añoranza del antiguo periódico.
Susan apareció de repente en mi despacho y cerró la puerta tras ella.

-¿A que no sabes qué ha pasado?
-Pues no…estaba aquí con un artículo, ¿por qué?
-El señor Burke tiene problemas. – me dice con cara de pasárselo bien.
-¿Cómo? ¿Benjamin Burke? ¿El propietario?
-Sí, tu máximo jefe. Pues tiene un problemón porque acaba de venir la policía con una orden de detención contra él.
-¿Por qué? ¿Qué ha ocurrido?
-Dicen que ha abusado de una menor asíque se lo llevan a comisaría y ahora le interrogarán.
-Dios mío, ¿qué le ocurrirá al periódico? – pregunté preocupada.
-No pasará nada, el señor Martin llevará las gestiones.
-¿El señor Martin? ¿Quién es?
-Pues Nicholas Martin, caray Laura, pensaba que sabías quiénes dirigían el periódico.
-¿Disculpa? Pero, ¿Nicholas Martin no lleva ya un periódico?
-Sí. El señor Burke es propietario del 90% del New York Post, pero el 10% restante es del señor Nicholas. Nunca está aquí puesto que es accionista minoritario y, aparte, tiene el otro periódico que llevaba a medias con tu novio Michael.
-Mierda. –dije sin pensar.
-¿Cómo has dicho?
-Nada, sólo…que menos mal que me lo has dicho, sino algún día que me encontrase con el señor Burke por casualidad y me preguntase no iba a saber quién dirigía el periódico.

Maldita sea. ¿Otra vez la familia Martin por medio? Me había cambiado de periódico y aún así seguía trabajando para ellos. Estaba claro que no tenía que haber echado de menos las incursiones de James Martin en mi despacho. Tenía que pasar desapercibida con Nicholas Martin, no quería que me hicieran alguna treta como la vez anterior de contratarme porque le gustaba a su hijo.
A la hora de comer llamé a Charlotte para que almorzásemos juntas, y de paso, contarle lo que había pasado en el periódico. Ella no se lo podía creer pero terminó razonando que Nicholas Martin tenía mucho dinero, asíque podría tener negocios en cualquier lugar. Después de comer fuimos de compras, cosa que necesitaba hacer porque ya había perdido bastante peso del embarazo, quedándome casi como antes y necesitaba renovar el vestuario. Pasamos por la quinta avenida, por todas esas tiendas de diseñadores y gastamos una ingente cantidad de dinero. Tuve que llamar a Jeff, el mayordomo de la casa de Michael, para que nos ayudara a llevar las compras al taxi, donde llenamos todo el maletero y parte del asiento de atrás, donde estábamos sentadas Charlotte y yo un poco apretujadas con tanta bolsa. Nos habíamos vuelto locas, pero necesitábamos hablar y pasárnoslo bien, sobre todo Charlotte, que desde que Paul le dijo que se tendrían que casar pronto estaba muy alterada.
Ella quería casarse algún día pero no de esa manera tan precipitada, quería disfrutar del noviazgo con Paul poco a poco, pero estaba claro que tendría que hacer ese sacrificio por él.
Al llegar a casa vi a Michael enfrascado en su nuevo negocio, estaba muy ilusionado con ello y quería hacerlo lo mejor posible. Kyle estaba con Michael en el salón, pero él estaba en la mesa con los planos del proyecto del nuevo edificio, y Eric, estaba comiendo mientras veía un partido de baloncesto en la televisión, también en el salón.

-Cariño, ¿a qué no sabes quién es dueño de parte del periódico donde trabajo? – le pregunté a Michael.
-Pues no, dime.
-Nicholas Martin.
-¿Qué? Ese tipo tiene el hocico metido en todas las empresas. Ten cuidado, no quiero que te haga ninguna artimaña de las suyas.
-Tranquilo, me las arreglaré, pero quería que lo supieras.
-¿Y todas esas bolsas? – me preguntó Mike.
-Eh…he ido de compras con Charlotte y se nos ha ido un poco de las manos, la verdad.
-No pasa nada, sólo era por curiosidad al ver tantas bolsas, tranquila, me encanta que te compres ropa, joyas, lo que tú quieras, ya sabes que dispones de mi dinero siempre, como si te quieres comprar un boli de un millón de dólares.
-Deja de exajerar, pero sí que he gastado bastante más de lo que tenía previsto…
-Jajaja, no me voy a asustar, no me cabe el dinero en la cuenta cariño.
-¿No crees que 378.000$ sea mucho?
-¡Caray! Espero que lleves ahí una buena lencería para que sólo yo la vea.
-Hombre, por supuesto, no me había olvidado de ti…
-Muy bien, espero que luego me la enseñes… Mira, te quería enseñar mi nuevo proyecto. Es una empresa de bioingeniería y biomecánica en general, aunque tiene más variables. Está casi terminado el proyecto que es realizar como robots con aspecto humano, con capacidad de llevar a cabo las decisiones de sus propietarios, eso sí, siempre teniendo en cuenta las tres leyes de la robótica.
-¿Qué tres leyes? – pregunté interesada.
-Primera, un robot no puede hacer daño al ser humano o permitir que un humano sufra daño; segunda, un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si ésta ley entrase en conflicto con la ley número uno; y la tercera, un robot debe proteger su propia existencia en medida que ésta protección no entre en conflicto con la ley número uno y dos.
-Vaya, parece que tienes todo muy bien atado.
-Sí, cuando vas a crear algo que podría poner en peligro a los humanos hay que tener cuidado. Bueno éste es mi proyecto estrella, un robot con apariencia humana, pelo de verdad, piel…todo, y que ayude a hacernos la vida mejor. Después, también quería ayudar de otra manera y en otros departamentos crearemos partes del cuerpo como brazos, piernas…para gente que las haya perdido, ya sabes, una prótesis lo más real posible. Y, por último, tendremos un laboratorio muy especializado para crear soluciones contra el cáncer y demás enfermedades incurables.
-¿Sabes que eso va a llevar años y un coste monetario inimaginable?
-Sí, pero creo que lo beneficios serán mucho mayores. Ya tenemos la sede aquí en Nueva York y todos los equipos comprados, la gente entrará mañana a trabajar y empezarán. Son los profesionales más importantes del mundo, creo que pronto tendremos nuestros primeros resultados.
-¿Y tenemos dinero para eso?
-Si amor, mucho más de lo que imaginas.

El nuevo proyecto de Michael era increíble y a la vez espeluznante. Un robot con apariencia humana podría ser lo mejor que ocurriese pero también un desastre para el mundo, parecía de película. Pero por otro lado, el resto del proyecto dejando al lado lo del robot era magnífico, mucha gente podría llevar una vida mejor y podrían curarse gracias a lo que él iba a hacer y eso me llenaba de orgullo.
Un par de semanas después, Charlotte salió de trabajar y Paul la recogió en su limusina. Ella no se lo esperaba puesto que iba a ir a casa en taxi. La llevó a Dolce&Gabbana y le dijo que se comprase el vestido que ella quisiera, y que fuera elegante, de gala. Charlotte no se podía creer que Paul le hiciera aquel regalo, encima de su firma favorita, estaba muy contenta, asíque cogió un vestido que ella ya tenía puesto el ojo y que no se pudo comprar el día que vino conmigo de compras porque era muy caro.
Después, volvieron a montarse en el taxi y se fueron al hotel Four Season. Allí subieron a una habitación y Paul le dijo a Charlotte que se pusiera el vestido y se arreglase para salir con él. Charlotte no tenía ni idea de lo que se proponía Paul, pero no quería perdérselo.
Una hora después, Paul apareció en la habitación con un ramo de rosas rojas y se llevó a Charlotte de nuevo a la limusina y le pidió que se pusiera un pañuelo atado en los ojos para que no viera a dónde iban. Ella se sintió un poco insegura cuando le pidió eso, pero tenía que confiar en él.
Charlotte notó unos minutos después cómo la limusina paraba, la ayudaban a bajarse y entraba en algún lugar. No había pensado en que la gente la vería con los ojos tapados y sintió vergüenza pensando qué estarían diciendo de ella. Después noto cómo subían a un ascensor que los elevó durante unos minutos y luego se paró abriendo las puertas mientras que Paul la cogía de la cintura para que siguiera a su lado todo el rato y no tropezase.
Sintió frío al salir, cosa que a Paul no le pasó desapercibida y le dio un abrigo de piel. Poco después le quitó el pañuelo de los ojos y Charlotte pudo observar dónde se hallaba.
La azotea del Empire State Building siempre le había gustado, poder ver toda la ciudad al atardecer era memorable. Cuando se deleitó con las vistas, giró y pudo ver una carpa dorada que tenía una mesita no muy grande con dos sillas y una vela roja. ¡Paul le había preparado una cena romántica en la azotea del Empire State! Ella sonrió y fue hacia la mesa, donde se encontraba Paul y le besó.

-Espero que te haya gustado la sorpresa. – comentó Paul.
-Mucho más de lo que piensas, esto es precioso, gracias.
-Me alegro. Déjale el abrigo al camarero, aquí dentro de la carpa no hace frío.
-¿Tenemos camarero también?
-Claro, lo tengo todo planeado.
-¿Cómo has conseguido que te dejen hacer esto aquí?
-Ser senador tiene sus ventajas, querida.
-Vaya, qué influencias tienes ahora…
-Pues sí. También espero que te guste la cena.

La cena fue tranquila y agradable, Charlotte estaba muy contenta porque Paul hubiera hecho algo especial por ella. Después del postre se levantaron y fueron hacia el borde, para ver la ciudad iluminada ya en la noche. Paul cogió una botella de champán, llenó dos copas y se quedó mirando a Charlotte.

-Me alegro que estés conmigo Charlotte, sé que no ha debido ser fácil para ti este tiempo desde que dije que eras la novia del senador, todo ese revuelo mediático.
-Sí, la prensa ha sido y es muy pesada, pero poco a poco se irá calmando todo.
-Bueno, espero y creo que ese revuelo va a seguir unos meses más.
-¿Por qué?
-Charlotte, eres una mujer increíble que ha aguantado mucho por ser quien soy, pero quiero que estés a mi lado para ser alguien mucho más importante y sólo puedo serlo contigo a mi lado. ¿Quieres casarte conmigo? – preguntó Paul con un enorme anillo de diamantes en su mano.

En ese momento, a Charlotte le vino a la cabeza Peter sin saber por qué, pero aquello le asustó.
 

domingo, 17 de agosto de 2014

Capítulo 21



Pese a que la situación parecía alarmante, intentamos sosegarnos y pasar el tiempo en el hospital tranquilos y juntos.
Charlotte vino a visitarnos junto con Paul, quien entró apresuradamente con un sombrero que no dejaba entreveer mucho su rostro. Por lo que yo sabía seguía escondiéndose del público para que la prensa no se enterase todavía de con quién estaba saliendo.

-¡Es muy bonita, Laura! Es tan achuchable… - dijo Charlotte mientras le acariciaba las mejillas.
-Sí, se parece a los dos. – comentó Paul quitándose el sombrero.
-¿Estás contenta? – me preguntó Charlotte.
-Muchísimo. Oye, perdona por tratarte de esa manera sobre lo de Mike. Fui una estúpida por pensar que me habías traicionado cuando en realidad lo que querías era ayudarme.
-Menos mal, muchas gracias, boba, jajaja.

Poco después les expliqué a los dos la escena que habíamos presenciado con los padres de Michael y los míos. Charlotte y Paul no se lo podían creer y no encontraban ninguna explicación por lo que pudieran odiar a Michael. A pesar de ello, Charlotte me ofreció seguir quedándose en mi casa si mis padres seguían siendo tan energúmenos pero Michael se plantó diciendo que ahora Aubree y yo éramos su responsabilidad, asíque nos íbamos a quedar en su casa.
Al cabo de dos días recibimos el alta y, tan pronto nos los comunicaron, decidimos salí de allí inmediatamente porque no queríamos que mis padres se enterasen y me impidieran estar con Michael.
Salimos por la puerta de atrás del hospital, que daba a una cafetería, donde estaba Walt esperándonos con el coche en marcha.
Pronto llegamos a casa de Mike, donde Marie, la cocinera, y Jeff, el mayordomo nos daban la bienvenida y nos ayudaban con las cosas que traíamos.
Michael se sentó con Aubree en el sofá y no dejaba de mirarla totalmente embobado, se notaba muchísimo que la quería y que iba a ser la niña de sus ojos. Mientras, me fui a dar un baño porque estaba muy cansada, asíque Jeff me preparó la bañera con muchas sales de baño y burbujas. Poco después de media hora salí del cuarto de baño con un albornoz totalmente relajada. Michael seguía con Aubree en el salón haciéndole carantoñas y me senté a su lado.

-Estoy tan feliz…que no puedo creérmelo. – dijo Mike.
-Pues créelo, aquí nos tienes a las dos.
-Sí. Por cierto, ya eres mayor de edad, tus padres no pueden venir a decirte lo que tienes que hacer, eres libre, ¿no?
-Sí, soy mayor de edad, pero siempre hemos sido una familia muy unida. Creo que aún sienten como si sólo estuviera de vacaciones y pronto volvería a casa como antes. – dije un poco apenada.
-Pues eso no será así. Ahora somos una familia y debemos comportarnos como tal, no podemos separarnos. Deben acostumbrarse a que ahora estemos juntos.

La verdad que no tenía ganas de celebrar ninguna fiesta de bienvenida al bebé al ver al día siguiente la invitación de los padres de Michael. Estaba realmente cansada del esfuerzo del parto y de apenas dormir por los lloros de Aubree. Michael no fue a trabajar, decía que prefería quedarse conmigo y Aubree para ayudar hasta que todo se normalizara. Sugirió contratar una niñera pero yo le dejé rotundamente claro que no quería que mi hija estuviera con extraños a no ser que fuera estrictamente necesario.

-Una niñera  vendría bien cariño, además podríamos poner cámaras de vigilancia en todas las habitaciones además de las que ya hay instaladas. – comentó Mike.
-¿Qué ya hay cámaras intaladas? Por dios… Te lo vuelvo a decir. Aubree es muy pequeña para estar con gente desconocida, no quiero, por lo menos ahora y se acabó.
-Está bien, no insistiré por ahora.
-¿No crees que tus padres se han precipitado al organizar la fiesta? Es pasado mañana, no sé si podré aguantar, estoy cansada. – dije acurrucándome entre los cojines del sofá del salón.
-Sé que es pronto, pero mis padres están entusiasmados, es su primera nieta. Todo el rato están mandándome mensajes al móvil para preguntarme qué nos gustaría y demás. Pero creo que será agradable.
-¿Lo crees? Yo estoy un poco aterrada con lo de mis padres, se que soy mayor de edad, pero a veces me asustan.
-Yo estoy contigo amor. Tarde o temprano averiguaremos por qué se comportan de esa manera. Mientras tanto disfrutemos de Aubree y de nosotros. – dijo Mike abrazándome.

Charlotte nos visitó para vernos, se la veía feliz y estusiasmada con su relación con Paul, y más aún cuando le comunicó que las elecciones serían en apenas tres meses. Después de que se celebren, salga Paul elegido o no, se divorciará de su mujer y podrá emprender una vida junto a Charlotte.

-Estoy entusiasmada, ¿te lo puedes creer? Paul se divorciará de su mujer en pocas semanas y, por fin, podremos dar a conocer nuestra relación, salir a pasear, a cenar, viajar sin escondernos. Estoy deseando que llegue ese momento. – dijo alegremente Charlotte mientras Michael y Paul iban a la bodega a por una botella de vino.
-Suena fantástico, de verdad, me alegro mucho por ti, te lo mereces. ¿Qué harás si sale elegido vicepresidente?
-¿A qué te refieres?
-El presidente vive en Washington en la Casa Blanca, los senadores no puede andar muy lejos creo yo, ¿tendrás que mudarte, verdad? – pregunté casi convencida de mi idea.
-Vaya, no lo había pensado. Tengo aquí mi trabajo aunque…en Washington puede haber algún puesto para mi, Laura. Que me vaya no significa que dejemos de ser amigas, hablaremos cada día.
-Ya, pero no es lo mismo, ojalá no tuvieras que irte. – dije apenada.
-Oye, quizás no tenga que hacerlo, ¿quién sabe? Esperaremos a ver que pasa.
-¿Vendrás a la fiesta de Aubree mañana con Paul? – pregunté para cambiar de tema.
-Claro que sí, de hecho tengo la invitación. No sé cómo se las han ingeniado tus suegros para conocer mi dirección.
-No son todavía mis suegros y, con todo el dinero que tienen créeme que podrían averiguar hasta tu contraseña secreta del banco.
-¡Caray, si que son peligrosos! – exclamó Charlotte.

Al día siguiente nos preparamos para ir a Long Branch. Michael estaba bastante serio, se notaba que no era de su agrado estar con sus padres pero aguantaba su temperamento conmigo y con Aubree. Así pues, Michael condujo hasta el 1020 de Ocean Avenue, Nueva Jersey.
La casa de los señores Stanford era muy bonita, grande y elegante. También tenía un caminito hecho de madera hasta la playa, donde nos podíamos bañar puesto que hacía un día fabuloso.

-¡Mike, Laura! ¡Qué alegría que estéis aquí! Dentro ya hay personas esperando ver a mi querida nieta y a vosotros dos, claro está. Venid quiero presentar también a Laura a todo el mundo. – dijo amablemente Tess.
-¿Dónde está papá? – Preguntó Michael.
-Dentro, encargándose de elegir el champán y el vino para los invitados, ya sabes que tu padre es un exquisito catador, nunca se equivoca en eso. Ven, vamos dentro.

Toda la casa estaba decorada con cintas, lazos y globos rosas. Había varias mesas con muchísima comida en ellas, también rosa y blanco, tales como cupcakes, piruletas, bastoncillos de chocolate, mini tartaletas, ositos de jenjibre, lazos de hojaldre, flores comestibles y montones de galletas con diferentes formas. Todo era realmente precioso y apetecible, incluso la gente bebía una especie de refresco rosado dulce.

-¿Te gusta? – dijo con una gran sonrisa Tess.
-Si, por supuesto, es realmente fabuloso. Me encantaría comer de todo. – dije sinceramente.
-Pues ponte a ello, aunque antes voy a presentaros a todos.

Theressa nos presentó uno a uno a sus invitados, los cuales no conocíamos ni sabíamos por qué estaban allí, pero suponíamos que era porque los señores Stanford querían dar a conocer al mundo entero a su primera nieta. Aquello fue lo más aburrido del día. Aubree pasaba de brazo en brazo y eso me incomodaba, ya que acababa de nacer y yo quería que estuviera tranquila.

-No te preocupes por Aubree, estará bien. – dijo Michael.
-¿Cómo sabías en lo que estaba pensando?
-He visto tu mirada hacia ella, de angustia. Ella estará bien, es fuerte.
-Sí, eso espero. Necesito que lleguen Charlotte y Paul, no me apetece seguir hablando más con gente mayor que no conozco y me hace preguntas muy personales sobre nosotros.
-Son los amigos de mis padres. Son ricos sí, pero también muy cotillas. Yo sabía que esto sería así, ya he ido a más de una reunión con ellos. Y, sinceramente, es la primera vez que estoy relativamente a gusto teniéndote a ti y a mi hija conmigo. – comentó Michael abrazándome.

Eric, el hermano de Michael apareció en la fiesta con Allison, su hermana. Ella era realmente preciosa, rubia con ojos azules, alta y esbelta. Eric se parecía a Michael, era muy guapo. Ambos se acercaron a nosotros y nos saludaron.

-Laura, ella es mi hermana Allison y él es mi hermano Eric. – dijo Michael.
-Vaya, asíque gracias a ti soy tía, ¿eh? – dijo Allison riendo.
-Sí, eh…supongo que sí.
-¿Me acompañas al baño y a por una copa? Estoy cansadísima de mi viaje desde Europa, hoy me iré pronto a descansar. – preguntó Allison.
-Sí, iré contigo. – dije desganada.

Allison era bastante pija y hacía bastante comentarios despectivos de la gente que se encontraba en la fiesta. Criticaba cómo era la gente de allí, por su dinero e influciencia, pero no se daba cuenta de que ella era igual que los demás.
Gracias a Dios Charlotte llegó media hora después y me pegué a ella como una solapa.

-¿Y Paul? ¿Por qué no ha venido?
-Imaginó que esto estaría lleno de gente que le conocería y no era de buen ver que estuviera aquí conmigo y no con su mujer. – dijo un poco triste.
-Lo siento. Pero eh, vamos a comer y a beber un poquito. – dije para alegrarla.

William se llevó a Michael un rato bien largo mientras Charlotte y yo estábamos enfrascadas en una conversación. Aubree estaba ya permanentemente en los brazos de Tess, asíque deje de preocuparme tanto, parecía que la quería realmente.
Ya entrada la tarde, casi al anochecer, Allison apareció en el salón donde estábamos todos con un bikini minúsculo, un sombrero de paja y un vaso con bebida. Iba tambaleándose de un lado a otro.

-¡Qué pasa estúpidos ancianos! ¿No aguantais ver a alguien borracho o que? Imbéciles que nada más juzgáis a los demás cuando vosotros sois los que tenéis mierda en casa… - dijo Allison.
-¡Allison! ¿Qué demonios…? ¡Vete ahora mismo a dormir! – dijo gritando Tess.
-Ah…cómo no, mi madre intentando ocultarlo todo, como siempre… - siguió diciendo Allison.
-Michael, haz que se vaya a dormir, por favor. – dijo desesperada Tess.
-Hermana, vámos a la cama, ¿vale? Yo te acompaño. – dijo Michael cogiéndola de las muñecas.
-¡Calla! ¡Tú no eres mi hermano! ¡Y te odio por no haber ayudado a Melinda con sus problemas! ¡Es mi mejor amiga!
-¿Qué no soy tu hermano? ¿De qué estás hablando? Mamá, ¿qué…?

Tess cogió fuertemente del brazo a Allison y se la llevó al piso de arriba. Al cabo de unos minutos volvió a bajar y se unió al resto de la gente.

-Mamá, ¿Qué ha pasado? ¿Por qué Ha dicho eso Allison? – preguntó Michael.
-Mike, hijo, tu hermana además de borracha está muy drogada, parece que ha vuelto a recaer. Estaba desvariando.
-¿Otra vez? Nos dijeron en esa institución de Europa que la rehabilitarían, ¿es que no ha valido para nada todo el dinero que les diste? ¡Es la vida de mi hermana! – dijo enfadado Mike.
-Estuvo año y medio allí, dijeron que estaba totalmente recuperada, no lo entiendo.
-Mamá, tienes que hacer algo, odio ver a mi hermana así. He estado muchos años viendo cómo se destroza la vida y no voy a permitir que esto siga así. Mañana mismo la llevaremos al mejor médico del país y haremos lo que sea para salvarla de las drogas y la bebida. – juró Michael.
Charlotte y yo nos quedamos estupefactas al ver aquella escena. Michael jamás me había contado nada de su hermana, pero ahora más o menos empecé a intuir algo. Cogí a Aubree y me fui con Charlotte a la playa mientras los Stanford despedían a los invitados y se disculpaban por aquel contratiempo.
Charlotte se tuvo que ir porque al día siguiente tenía que trabajar temprano y se despidió de las dos. Mientras, yo amamanté a Aubree, ya que empezaba a tener hambre.
Un buen rato después apareció Michael a mi lado y se sentó en la arena conmigo. Me puso una mantita por encima de los hombros para que no tuviera frío, cosa que agradecí porque llevaba una fina blusa de tirantes y con la brisa del mar estaba empezando a congelarme.

-¿Estás bien? ¿Están todos bien? – pregunté.
-Sí, todos estamos bien, Allison está dormida, todo ha pasado.
-No te quiero presionar, pero espero que algún día me cuentes la historia de Allison.
-No es que no quiera, es que me resulta difícil porque me siento mal por dentro al recordar, pero tienes razón. Eres mi novia, la madre de mi hija y espero estar contigo para siempre, asíque te lo contaré.
-Te escucho. – dije dulcemente.
-. En mi familia siempre ha habido muchas historias malas, eso tenlo en cuenta. Mi padre siempre trabajaba, mi madre la mitad del día nos cuidaba y la otra mitad se iba de compras o salía con las amigas al club o a tomar un té. Había muchas discusiones porque mi madre quería que mi padre estuviera más en casa pero él adoraba los negocios.
Eric es el primogénito y el ojo derecho de mi padre; yo soy el ojo derecho de mi madre, pero no sé por qué justamente yo, porque Allison es una chica, y se supone que las madres quieren más a sus hijas en un sentido más femenino, por aquello de ponerles vestidos, hacerles peinados y esas cosas.
-Entiendo, sigue.
-Así pues Allison siempre ha estado intentando llamar la atención, quería ser como mi madre cuando era pequeña. Se ponía su ropa y sus joyas y actuaba como ella. Poco a poco al crecer se distanció de todos, en la escuela no tenía amigos y era bastante callada. Pero al tiempo conoció a Melisa, ya sabes, la hermana de Kristen. Melisa era todo lo contrario a ella y, de alguna manera se hicieron inseparables. Melisa ayudó a Allison a abrirse a la gente de nuevo y eso nos encantó. Invitábamos a Melisa y Kristen, ya que aún Melisa era pequeña y para que no volviera sola a casa invitábamos a las dos. Cada día se veía a Allison más deshinibida y alegre y eso nos hacía felices. Pero a la vez hacía cosas extrañas porque le cambiaba el humor de un momento a otro o dormía casi todo el día y estaba las noches despierta.
-¿Cuál fue la razón? – pregunté interesada.
-Melisa. Gracias a Kristen nos enteramos que su hermana consumía marihuana y cocaía. Asíque le prohibimos verla para poder quitarle aquellos vicios. Kristen por su lado intentó hacer lo mismo con su hermana, pero sus padres no tenían nuestros recursos asíque sirvió de poco. A los pocos meses Melisa se escapó y supieron bastante poco de ella durante todos estos años. Kristen aún se culpa de todo aquello y de no ayudarla más.
Mientras, a Allison la tuvimos interna aquí en casa. Contratamos médicos, psiquiatras, profesores y psicólogos para que la ayudasen a reponerse. Estuvo bien un par de años y le dieron el alta. Cuando cumplió 18 se fue a la universidad y allí volvió a coger contacto con Melisa y volvió a suceder lo mismo, asíque volvimos a traerla a casa e hicimos lo mismo. Se volvió a recuperar y consiguió que la aceptasen en una escuela de Múnich para estudiar. Asíque la enviamos allí. Meses después nos informaron que había intentado cortarse las venas entonces la internamos en un centro en Europa muy estricto hasta ahora, que ha salido.
-Dios mío, sí que ha llevado una vida difícil.
-Lo sé. Yo soy dos años menos que Allison y ella dos menos que Eric. Aún así yo me enteraba de todo. Cuando fui a Suiza a acabar el instituto o a Harvard a la universidad y me alejé de mis padres también me enteré por mis propios medios de la vida que llevaba. Siempre me he preocupado por ella. Sé que mucha culpa tiene Melisa en todo esto, pero mis padres también por no haberle prestado atención cuando debían, por eso estoy pendiente de ella. – Se sinceró Mike – ella jugaba conmigo cuando éramos pequeños, siempre me daba la mejor golosina o el mejor helado para comer y cuando rompía algo no me echaba la culpa.
-Parecía buena persona.
-Lo era, y estoy seguro que lo sigue siendo, pero le atormentan los fantasmas del pasado. Casi siempre que ha recaído ha sido por haberse vuelto a ver con Melisa a excepción de aquella vez que estuvo estudiando en Alemania. No entiendo cómo ahora ha vuelto a recaer sin verse con ella.
-Quizás al ver una fiesta con alcohol ha vuelto a pensar en ello y no ha podido aguantar. – dije tranquilamente.
-Puede ser. Mañana llamaré a médicos para que vengan a verla y nos cuenten en qué estado está y cómo podemos ayudarla. ¿Te importa que nos quedemos aquí a dormir? Me gustaría estar en el mismo lugar que Allison, por si ocurre algo, ya que esta noche no tendrá vigilancia.
-En absoluto, todo bien.

Michael me abrazó fuertemente y le dio un beso a Aubree en la frente. No le gustaba expresar sus sentimientos pero tenía la impresión de que se estaba guardando un mar de lágrimas en su interior por su hermana que no quería echar. Volví con él a la casa y fuimos a un dormitorio que estaba preparado gracias a los sirvientes. Allí tardé en conciliar el sueño, al igual que Michael.
Aubree mostró su potente lloro a la mañana siguiente, nos sobresaltó aquella llantina tan temprano. La cama era totalmente espectacular y había caído en un sueño muy profundo, quizás por eso Aubree tuvo que llorar con todas sus fuerzas. Le dí de comer, y nos preparamos.
Al bajar al comedor todos estaban despiertos y desayunando en la mesa, incluída Allison.

-¿Qué tal estás hermana? – preguntó Mike.
-Me duele la cabeza, pero estoy bien.
-Nuestra hermanita es una roca, Mike, nunca lo olvides. – dijo sonriendo Eric.
-Laura, - dijo Tess mientras daba un sorbo a su café – disculpa por cómo salió la fiesta de ayer, no hay perdón.
-No importa, me lo pasé bastante bien, y gracias.
-Oh no, aquello fue desastroso por culpa de Allison – miró a su hija con desdén – como se desarrolló así la noche no tuviste oportunidad de abrir tus regalos de babyshower, querida.
-¿Regalos?
-Sí, por supuesto. Podrás ir al salón en cuanto hayas desayunado. Mike puedes acompañarla a abrirlos si lo deseas. – dijo correctamente Tess.
-Claro que iré, madre. Allison, he llamado ya a unos médicos que vendrán a verte…
-¡No! ¡Estoy bien! ¡Sólo fue que me dejé llevar por la fiesta! No me sientan bien, sólo eso…por favor no me hagas esto…
-Hermana no quiero que lo pases mal, por favor, deja que te ayuden.
-Mike, estoy bien, de verdad. – dijo Allison cogiendo fuertemente su tenedor.
-¡No! ¡Eres mi hermana! ¡No voy a permitir que arruines tu vida de esa manera! ¡Tanto si quieres como si no vas a dejar que te vean los médicos y haremos lo que sea para que te cures! ¿Te enteras? – gritó Mike.
-Como quieras. – dijo Allison comiendo un trozo de bacon.

Poco después llegaron varios médicos, quienes se metieron en el despacho de la casa con Allison. Mientras, Mike fue conmigo a abrir los regalos del babyshower.

-Dios mío, aquí hay cosas carísimas. – dije boquiabierta.
-Lo sé. Ya sabes cómo son los que vinieron a la fiesta.
-Un vestidito de Channel, ¿están locos?
-Jajaja, ya sabes que eso no es nada en nuestro mundo de riqueza.
-Ya lo veo…algunos pensaban que nos íbamos a casar, ¿verdad? ¿Por qué si no regalarnos un microondas de oro? – dije riéndome.
-¿En serio? Definitivamente esta gente está loca, te lo digo yo, jajaja.

Después de probarle a Aubree cada cosa que le había regalado, los médicos salieron del despacho y hablaron con la familia.

-Verán, Allison ha vuelto a recaer, eso es un hecho, pero hay algo dentro de ella que no quiere contar. Debemos hacer que eso que la oprime salga a la luz y así podamos ayudarla. – comentó uno de los médicos.
-Está bien, ¿qué propone? – dijo Eric.
-Nos la llevaremos a nuestra institución durante un mes o dos a ver cómo evoluciona. Es un centro muy seguro asíque no se preocupen por si piensas que volver a consumir drogas. Después de ese tiempo veremos cómo evoluciona.
-Muy bien, se lo agradezco. Trátenla lo mejor que puedan, yo mismo me encargaré de los pagos. – comentó Mike.