jueves, 18 de junio de 2015

Capítulo 37

Después de varios minutos liándonos y metiéndonos mano, salí de su habitación y fui a recoger la cocina para ir al gimnasio a entrenar con Nikolai.
Él ya estaba allí esperándome, haciendo unos movimientos bastante raros que supuse serían de meditación o estiramientos.

-Bien, ya que has llegado, lo primero que vamos a hacer es calentar, porque no queremos que te lesiones, asíque haz lo mismo que yo haga.

Parecía fácil a simple vista, pero nada que ver, me caí bastantes veces porque al parecer mi sentiod del equilibrio me había abandonado. Una vez hecho al calentamiento, he estuvo hablando de la variedad de técnicas que él sabía, y la verdad que eran bastantes. Pero para mí, iba a enseñarme una mezcla de defensa personal, taekwondo y muay thai, es decir, a defenderme y a atacar en caso necesario. Pero para aprender profundamente algo de eso, primero tenía que ponerme en forma, ya que hacía bastante tiempo que no hacía nada de deporte. Asíque estuve corriendo en la cinta media hora, haciendo abdominales y algunas flexiones para empezar, y a continuación, ya me dio un par de lecciones básicas sobre movimientos para zafarme de un atacante.

-Para ser el primer día lo has hecho bastante bien, no pensaba que se te fuera a dar tan fácil – dijo Nikolai sorprendido.
-Bueno, he hecho lo que he podido, yo tampoco pensaba que pudiera darte una patada en la pantorrilla en la primera sesión, jajaja.
-Sí…me ha dolido, no esperaba ese golpe, bien hecho. Ya sabes que yo te puedo enseñar muchas cosas, pero la improvisación también es una buena amiga siempre que haga razonando.
-Lo tendré en cuenta. Tengo que irme, muchas gracias por la clase, me he divertido mucho, mañana nos veremos.
-De acuerdo, hasta mañana – dijo Nikolai ya recogiendo el gimnasio.

Después de la clase, me di una ducha rápida en el vestuario del gimnasio, me vestí y salí directa a la puerta de casa, donde Evan estaba esperando fuera en un Mercedes SL descapotable. Me monté en el asiento del coopiloto, que es Reino Unido estaba a la izquierda y pude oler a coche recién comprado.

-¿Cuánto tiempo tiene este coche? – pregunté
-Pues un par de horas, la verdad, jajaja.
-¿Estás loco? ¿Te acabas de comprar un coche?
-Sí, no quería salir contigo y que Nikolai nos tuviera que llevar en su coche sabes.
-Ah, entonces es comprensible, pero debe haberte costado una fortuna – dije fijándome bien en los asientos de cuero.
-Bueno, por el dinero no te preocupes. Vamos a tomar una copa al Club privado que me apunté hace tiempo, allí estaremos a gusto.

Aquel Club privado era bastante elegante, los hombres vestían de chaqueta y corbata y las mujeres con vestidos brillantes y tacones. Evan iba vestido bastante normal, con vaqueros, sudaders y zapatillas, y yo con una falda corta y una camiseta normal. La verdad que no parecíamos de allí.

-¿Qué quieres de beber? – me preguntó Evan.
-Pues… ¿un martes? Agua, jajaja.
-Anda ya, pide algo como si fuera sábado por la noche.
-Está bien. Pues quiero un cocktail que lleve ron, por favor.

A los dos minutos, el camarero me trajo un vaso con curvas, de un líquido rosa, con pajitas y sombrillitas.

-Vaya, sí que se curran aquí los cockteles – dije sorprendida.
-Sí, saben hacer cualquier cosa con las bebidas, que algo malo sepa bien, que bebas sin emborracharte demasiado y cosas así.
-Caray, deben ser los mejores.
-Supongo que sí. Aunque a mí mi cerveza Paulaner no me la cambia nadie, jajaja.
-¿Bebes sólo cerveza? – pregunté.
-No, pero suelo empezar por esto, luego ya bebo ron básicamente.
-Entonces como yo. Oye, ¿qué tal te va la universidad?
-Bastante bien, ya sabes, la informática parece que se me da bien, estamos hechos el uno para el otro, como nosotros dos.
-Jajajaj, ¿crees que acabarás el año que viene de estudiar?
-Sí, voy sacando todo a curso por año, asíque dentro de nada estaré libre, podré irme de casa y vivir contigo y Aubree – dijo Evan entusiasmado.
-¿Quieres irte ya a vivir conmigo?
-¿Por qué no? Si sé que quiero estar siempre contigo, y deseo estar cada minuto a tu lado.
-Deberíamos tomarnos esto más pausadamente, Evan. No quiero que Aubree se acostumbre a ti y luego ya no te vaya a ver.
-¿Lo dices porque crees que os dejaré tiradas?
-Pues supongo, en algún momento creo que sí, por eso creo que deberíamos ir más despacio
-¿Cómo puedes pensar que os dejaré? Eres mi sol, ¿entiendes? Me ilusionas mucho y no creo que pudiera dejarte nunca, y quiero que entiendas eso – dijo Evan cogiéndome de las manos.
-Sí, si entiendo lo que dices, pero…ya creí antes en promesas que no se cumplieron, por eso ahora quiero ir con cuidado.
-¿Te hicieron daño?
-Sí, muchísimo.
-Bueno, no te preocupes, aquí me vas a tener siempre, yo te quiero, ¿vale? TE QUIERO – dijo enfatizando las palabras – y te querré siempre. Olvidarás lo que te pasó y serás feliz conmigo.
-Eso espero.

Una hora después, ya estábamos bastante bebidos. Evan le dio las llaves del coche a uno de los porteros de aquel Club y le dijo que nos llevase a algún lugar que no llegué a oír porque estaba riéndome muchísimo.
No me enteré de aquel viaje, pero pronto nos encontramos ante una gran fachada iluminada y pude leer  “Rosewood London”.
Evan me cogió de la cintura y me condujo dentro de aquel edificio en el que pude darme cuenta que era un hotel de lujo. Nos montamos en el ascensor y un botones nos condujo hasta una gran habitación, que supuse era una Suite.

-¿Qué hacemos aquí? – pregunté.
-Creo que es mejor que duermas aquí que en tu casa, porque es mejor que no estés con Aubree cuando hayas bebido.
-Pues le tengo que mandar un mensaje a Alice, para que se ocupe de ella, o que le diga a Lori que se la quede esta noche.
-Sí, será lo mejor. ¿Quieres otra copa? – me preguntó Evan.
-Me has traído aquí porque estoy muy bebida ¿y aún así quieres que beba más?
-Jajaja, bueno, ya que estás segura en una habitación para dormir, ¿por qué no?
-Está bien, ponme una.

Tras mandar un mensaje a Alice, Evan y yo nos tomamos otra copa jugando al Black Jack con unas cartas que encontramos. Nos reímos bastante porque a veces cumplíamos con las reglas del juego y otras no.

-Pongamos el juego más interesante. Quien pierda la siguiente partida, tiene que quitarse una prenda, ¿qué me dices? – dijo Evan.
-Bueno, espero que no vayas a pasar frío cuando te gane – dije bromeando.

En realidad, los dos perdíamos bastante, asíque nos quedamos en ropa interior bastante pronto. Normalmente me hubiera cohibido, pero con tanto alcohol me daba un poco igual aquella situación. Evan fue a echarnos otra copa, y cuando regresó se sentó a mi lado, a poco más de un palmo de mí.

-Aquí tienes, ya es la última, porque veo que mañana no podrás ir a trabajar decentemente.
-La verdad, creo que tendré una gran resaca por tu culpa, menos mal que íbamos a tomar sólo una copa.
-Cierto, pero nos lo estábamos pasando tan bien que quería que durase para siempre – dijo Evan sonriendo.
-Para siempre me durará la resaca, ya verás.
-No te preocupes, yo te ayudaré mañana en lo que pueda para que no tengas que trabajar tanto.
-Da igual, es mi trabajo y tengo que hacerlo en cualquier condición – dije firmemente.
-De acuerdo.  Oye, ¿qué hacías antes de venir a Londres?
-Pues…no gran cosa, era de Los Ángeles, me mudé a Nueva York, trabajé un poco, tuve un novio y nació Aubree – dije mintiendo.
-¿No has estudiado en la universidad?
-Qué va, bueno, la empecé pero la dejé porque quería mudarme a Nueva York a vivir sabes, pero al final acabé como camarera y con un bebé.
-Vaya, no es que hayas vivido el sueño neoyorkino como quien dice – dijo Evan pensativo.
-La verdad que no, pero no me arrepiento de haber tenido a Aubree, es lo mejor que voy a tener siempre.
-Por supuesto. ¿Y qué te gustaría haber sido?
-Pues…escritora quizás, pero sin estudios pues es bastante improbable.
-Quien sabe, quizás algún día logres escribir un best seller, todo el mundo conozca tu libro y hagan una versión para la gran pantalla, todo eso ganando millones.
-Sí…suena bastante bien, aunque imposible, jajaja – dije pensando que aquello era justamente lo que me había pasado.
-Eres un angel, ¿lo sabías? Estoy loco por ti, me encantas, de verdad. Quiero todo contigo.
-Evan…ya hablamos de eso, vamos más lento, ¿vale?
-Es que no puedo, estoy en una nube…

Evan empezó a besarme apasionadamente y yo a él. Aquel momento era el primero en que me sentía feliz desde que ocurrió lo de Michael y tener que irme del país. Le había dicho a Evan no ir tan rápido, pero ahora mismo deseaba pasar la noche con él, había sido todo perfecto. Entonces, Evan me recorrió la pierna de abajo a arriba, acariciándome suavemente hasta tener su mano debajo de mi falda. Poco después, se acercó mucho más, hasta tener nuestros cuerpos pegados y me tumbó hacia atrás, ya que estábamos sobre la cama. Pronto metió su mano bajo mi camiseta y acarició mis pechos desnudos porque no había llevado sujetador, eso me hizo estremecer y que se me pusiera la piel de gallina.
En cuestión de minutos acabamos desnudos bajo las sábanas, besándonos, tocándonos y sintiéndonos mutuamente. En esos instantes, sí que podía imaginarme con él para siempre, paseando por un parque con varios hijos y muy felices, era algo que me había llenado de repente el corazón, sí, realmente pensaba que podía ser él.
A las seis de la mañana nos despertaron por teléfono el personal de recepción, asíque nos duchamos rápidamente para poder volver a casa de los Turner, él a coger su mochila e ir a clase y yo para trabajar.
Entramos por separado para que nadie sospechara nada, aunque seguramente a Nikolai no lo habíamos engañado.
Me puse enseguida a hacer el desayuno, unos chorizos con tostadas de mantequilla y mermelada, café y zumo e inmediatamente llevamos a Rose y Evan a sus clases.
A la vuelta, Nikolai no dijo una sola palabra, simplemente se dedicó a conducir tranquilamente, ya que él era muy cuidadoso con respecto a la salud. De nuevo en casa, limpié los tres baños de la planta baja, un trabajo muy laborioso, ya que los grifos eran de oro y estaba todo lucido con mármol blanco.
Poco después, me puse a hacer cordero al horno con una ensalada mediterránea, pero Nikolai apareció en la cocina para beber agua, se notaba que acababa de entrenar él solo porque estaba sin camiseta sudando. No había visto así jamás a Nikolai, pensaba que era muy reservado, todos los días entrenaba con una camiseta.

-¿Quieres que te prepare una limonada? – le pregunté amigablemente.
-No.
-No es molestia, ¿eh? Se hace en un momento.
-No. Y hoy no habrá entrenamiento.

Aquella contestación no era usual en Nikolai, algo le estaba pasando, pero creía que era mejor dejarle espacio y ya le preguntaría en unos días.
Al mediodía, fuimos a recoger a Evan y Rose, comieron y, después, Evan se vino a escondidas conmigo al cine a ver una película, aunque la verdad es que no nos enteramos de nada porque estábamos todo el rato besándonos y haciéndonos carantoñas. Al acabar la sesión, Evan me llevó a casa, donde me dio un dulce beso de buenas noches.

-Estoy deseando ya que llegue mañana para verte y estar contigo, no sabes lo que me haces sentir – dijo Evan cogiéndome de la barbilla y mirándome a los ojos.
-Yo también quiero que llegue mañana, pero antes he de estar con Aubree, que hace muchos días que no estoy atenta a ella.
-Lo sé. ¿Por qué no nos vamos los tres el fin de semana a algún lado? Así podría conocerla, estar nosotros dos y además pasas tiempo con ella.
-Suena bastante bien, ya te lo confirmaré el jueves, que mañana aún es miércoles y no sé si tu madre requerirá de mis servicios el fin de semana.
-Espero que no. Oye, quiero que sepas que anoche…fue la mejor de mi vida, el estar contigo de aquella manera, sintiéndonos piel con piel, haciendo el amor…fue absolutamente exquisito, no lo habría cambiado por nada del mundo, eres perfecta, te amo – confesó.
-¿Me…me amas?
-Por supuesto, y sé que me dirás que es muy pronto pero, yo lo siento así, quiero verte a todas horas, estar contigo, no dejo de pensar en ti, en qué podríamos hacer…
-Vaya, yo he de reconocer que sí que pienso en ti bastante tiempo al día, al menos desde hace un par de días, y que sí que me he imaginado contigo en plan para siempre, ¿sabes? – dije sonriendo.
-¿De verdad? ¡Me haces el hombre más feliz del mundo! Te amo preciosa.

Una vez recogí a Aubree de casa de Lori, estuvimos cenando junto con Alice, quien había tenido un día bastante bueno en el Sturbacks porque le había dado una enorme propina.

-Pues creo que quizás me compre algo de ropa nueva, hace mucho que no voy de compras.
-Eso estaría muy bien, si quieres te acompañamos Aubree y yo.
-Vale, ¿mañana a la salida del trabajo? – preguntó Alice.
-En principio sí, pero te lo confirmaré por teléfono, porque no sé si Nikolai querrá darme mañana una hora de clase de defensa, ya sabes.
-Ah sí, me lo dijiste. Un tipo raro.
-Así es, pero hoy ha sido de lo más extraño, ha ido por la casa sin camiseta y además me ha hablado súper cortante y seco – dije pensativa.
-Es ruso, a saber cómo son por allí en realidad.
-Ya, pero no sé, quizás es porque sabe que Evan y yo estamos juntos. Él me ha dicho alguna vez que no haga nada porque es el hijo de los Turner, es joven y demás, no sé si es por eso.
-¿Crees que está celoso?
-¿Celoso Nikolai? No creo que él tenga sentimientos de ese tipo con nadie, es muy reservado.
-Quizás esté celoso pero de que crea que tú le quitarás a la familia, quiero decir, que él lleva más tiempo que tú alí y tú te estás adentrando más que él al estar con Evan de pareja, ¿entiendes? – se explicó Alice.
Sí, sí, te entiendo. No había pensado en eso, y la verdad es que es totalmente plausible… - iba diciendo hasta que sonó mi teléfono móvil.

Era una llamada de Amelia, la chica que tenía la empresa de limpieza. Decía que no necesitaba que fuera más a la casa de los Turner porque estaban haciendo una reducción de personal, y como yo era la última chica que había entrado en esa empresa, lo lógico era que prescindieran de mí.
Aquello no me lo esperaba para nada, fue un jarro de agua fría. Aunque no necesitaba el dinero porque tenía suficiente para varios años, necesitaba empezar una vida nueva y ahora me había quedado sin trabajo y tenía que buscar otro.
Alice se quedó también sorprendida, pero me animó bastante y dijo que me ayudaría a encontrar otro empleo. Después de cenar y jugar un rato, acosté a Aubree y me quedé hablando con Alice sobre Evan.

-¿En serio te ha dicho que te ama, tía? – se quedó Alice estupefacta.
-Sí, de verdad, yo también me quedé que no me lo podía creer. Si apenas han pasado unos días, es bastante increíble.
-Pues sí, yo no me fiaría mucho, ¿eh? No puede ser que en tan poco tiempo sienta algo tan fuerte, si en pocos días ni en un mes. Que estamos hablando de que quiere estar el resto de la vida contigo.
-Lo sé, pero ¿sabes? Aún no creo que haya llegado a tal nivel de amor como él hacia mí, pero sí que estoy sientiendo cosas grandes por él, y realmente me asusta porque no quiero abrirme totalmente después de mi última relación – dije mientras comía unos ganchitos.
-Bueno, no me has hablado mucho de tu vida anterior, no puedo aconsejarte tía.
-Mi última relación iba bien, pero descubrí que me mentía con otra chica, además también me mentía con otras cosas de trabajo, no sé…
-Pues mi consejo es que si alguien te engaña por algo así, es mejor dejarle, porque si te lo hace una vez te lo hace mil, además pierdes tiempo de tu vida con una persona con la que no llegarás a nada y puede que entonces no conozcas a quien es en realidad tu media naranja.
-Tienes toda la razón, pero estuve mucho tiempo con él, tuvimos a Aubree…es complicado olvidar al padre de tu hija, ¿comprendes?
-Sí, y debe serlo, no digo que le vayas a olvidar, ni mucho menos se olvida algo así. Sólo aprendes a convivir con ello. Céntrate en Evan, te gusta mucho y crees que podréis tener un futuro – comentó Alice bebiendo Coca cola.
-Sí, eso creo, aunque también pienso en que tiene veinte años, apenas está comenzando a vivir, y vale que yo tampoco sea un ancestro fósil porque tengo veintitrés, pero sí que creo ser más madura que él porque he debido serlo por Aubree.
-Es normal que tengas miedo, pero si no pruebas no sabrás si es el elegido.
-Ya…bueno, vámonos a dormir, que aunque yo no tenga que trabajar mañana, tú sí.
-Exacto, tía. Pero igualmente madrugas, te vienes conmigo al Sturbacks y miras en el periódico a ver si hay empleo.

Alice era fantástica, hacía nada que la había conocido y me ayudaba y aconsejaba con todo, había tenido mucha suerte de haberla encontrado, ya la consideraba como una gran amiga.
Al día siguiente, me fui con Aubree al Sturbacks y desayunamos allí. Aubree estaba embelesada comiendose un donut de chocolate mientras jugaba con unas mini muñecas que habíamos llevado de casa, y yo andaba mirando la sección de empleo. No había mucho, la verdad, y de lo que había yo no sabía nada, como contable o ingeniero.

-Bueno, era improbable que encontraras el primer día, es un proceso que puede ser rápido o lento – dijo Alice.
-Ya…seguiré insistiendo.
-Podrías echar aquí un currículum, por probar no pierdes nada.
-Cierto, voy a llevárselo a tu jefe.

El jefe del aquel Sturbacks, Timothy, era un hombre mayor, o al menos eso aparentaba, además era buena persona, no solía echar broncas a sus empleados si era estrictamente necesario. Asíque fui a su despacho y le entregué mi currículum.
Tim estuvo mirando los papeles que le entregué con unas gafas que le hacían los ojos enormes, y después de unos minutos sonrió y dijo: “contratada”.
¡No lo podía creer! Qué suerte había tenido… Fui corriendo a decírselo a Alice y lo celebramos allí con un buen batido y nata por encima. Me había quitado un gran peso, puesto que ahora ya tenía una excusa para decir de dónde gastaba el dinero, por poco que cobrase allí.
Unos minutos más tarde, me llegaron a la vez un montón de mensajes y llamadas perdidas de Evan, quien supuse habría sabido ya que no iba a volver a trabajar en su casa. Le envié un mensaje contándole lo que Amelia me había dicho y que había conseguido un empleo en el Sturbacks cerca de mi casa, además le dije que podíamos quedar después de que él saliera de clase para hablar.
No sabía si Nikolai me seguiría dando clases pero después del numerito de ayer supuse que pasaría olímpicamente, además que ya no trabajaba con él, no era su responsabilidad.
Sobre la hora de comer, Evan apareció en mi casa llamando impacientemente. Cuando abrí la puerta se me abalanzó dándome un fuerte beso y un abrazo.
-¿Qué te ocurre? – dije asustada.
-Pensaba que no te iba a ver más.
-Estoy aquí, ¡no me he ido a China! Jajaja.
-Ya, pero cuando mi madre me dijo que ya no ibas a trabajar más allí…me puse en lo peor, creía que me habías abandonado.
-¿Qué dices? Anda que no has exagerado…te quiero y quiero estar contigo, ¿vale? – dije calmándole.
-Ay…muchas gracias por existir…eres lo más grande que tengo en mi vida, no sé qué haría sin ti…

Tras decirme aquello, nos volvimos a besar, nos desnudamos e hicimos en el amor en mi cama mientras Aubree estaba en el salón dentro de su parquecito de juguete. Habíamos dejado la puerta entreabierta por si le ocurría algo.
Más tarde, Evan se fue a regañadientes, ya que tenía que estudiar y hacer un trabajo, pero no iba a dejar de mandarme mensajes durante el resto del día.
Poco después, Nikolai apareció en el rellano de mi puerta, lo que me sorprendió bastante tratándose de él.

-¿Qué haces aquí? – pregunté curiosa.
-Pues me he enterado de que no vas a volver y quería saber si estabas bien.
-Oh, sí, estoy bien. Ya tengo otro trabajo en el Sturbacks del final de la calle.
-Me alegro entonces. Oye, respecto a las clases, creo que debería seguir siendo tu profesor y tener sesiones diarias, que no trabajes en casa de los Turner no quiere decir que no puedas aprender a defenderte.
-Sí, pero quizás sea mejor que vaya a unas clases normales como el resto de mortales, sabes.
-Sabía que dirías eso, pero ya que has empezado conmigo, deberíamos acabarlo, además, hasta que encuentres unas clases pueden pasar días, y no es bueno que andes sin saber defenderte – dijo en tono obligatorio.
-Está bien…pero lo hago para no discutir, jajaja. ¿Cómo será el horario?
-Pues de lunes a viernes, una hora al día. Tú me mandas un mensaje cuando no estés trabajando y yo vendré a enseñarte.
-¿No vamos a ningún gimnasio?
-No, no hará falta. Nos vemos mañana – dijo Nikolai yéndose por la puerta.

No quise darle vueltas a la visita de Nikolai porque era un hombre bastante complicado, no sabía por qué hacía lo que hacía, asíque simplemente decidí ir a sus clases sin rechistar.
La semana pasó rápidamente porque en el Sturbacks se trabajaba mucho y a contrarreloj. Pero aquello era bueno porque me hacía pensar menos en todas las cosas que tenía dentro de mi cabeza. Las tardes libres las pasaba con Evan, y una hora de aquellas tardes también las pasaba entrenando con Nikolai, quien decía que me parecía a una esponja porque absorbía los conocimientos de defensa y ataque muy rápido.
Lamentablemente, el fin de semana no pude irme con Evan ni Aubree por ahí como habíamos hablado porque tenía que trabajar. Nos veíamos menos que antes cuando trabajaba en su casa, estaba claro, y él se ponía bastante impaciente cuando no nos podíamos ver.

-Intento no estar nervioso por verte, pero es que estoy deseándolo, ¿no me entiendes? – dijo un poco triste.
-Claro que lo entiendo, pero tienes que darte cuenta que millones de parejas no se ven todos los días, ¿vale? Y no por eso te quiero menos, quiero que lo sepas.
-Lo sé, pero estábamos tan bien cuando trabajabas en mi casa… ¿Por qué no dejas el trabajo? Yo tengo dinero, te pagaré todo.
-¿Estás loco? No. Yo soy una persona independiente, además tengo una hija, es mi responsabilidad comprarle ropa y comida, no tuya, por ahora – dije un poco ofendida.
-Sí, pero así nos podríamos ver todos los días.
-Evan, tienes que madurar y comprender este cambio, tienes que aceptarlo y sosegarte. Estoy aquí, no estoy yéndome.
-De acuerdo, lo intentaré.

Las siguientes dos semanas fueron más de lo mismo con Evan. Teníamos bastantes discusiones sobre no pasar tiempo juntos y sobre los celos. Cada vez que me veía hablar con un chico en el Sturbacks, ya pensaba que le iba a dejar. Todo esto hizo que él mismo se distanciase un poco y no estuviera tan atento como antes, y eso yo lo notaba mucho porque yo seguía estando con él como el primer día.
Un viernes, mientras entrenaba en casa con Nikolai, me hizo parar porque le estaba dando muchos puñetazos sin razón.

-Claire…yo no te enseñé así. ¿Qué te ocurre? – me preguntó con el ceño fruncido.
-Nada, sigamos.
-No, no voy a seguir hasta que no me digas qué te pasa, la rabia impide que hagas bien los entrenamientos.
-Es Evan.
-¿Qué pasa con él?
-Pues ya sabes que llevamos juntos unas semanas, pero se ha vuelto muy distante, hemos peleado bastantes veces sobre que no nos vemos lo suficiente y él…es como si hubiera cambiado – dije apenada.
-Si quieres que te diga algo, no deberías estar así, es normal que una pareja no se vea cada día, hay muchas cosas que hacer, y si él no sabe ver eso es que no te valora lo suficiente.
-Pero él me dijo que me amaba, que quería pasar el resto de su vida conmigo, no lo entiendo.
-Evan es un chico de 20 años, no puedes esperar que alguien con su edad cumpla con esa promesa.
-Ya…debería haberlo imaginado.
-No quiero decir que no te quiera o te haya querido, pero parece que si las cosas no son como él quiere no es capaz de luchar por ello.
-¿Tú sabes algo? – pregunté.
-¿Yo? ¿Por qué iba a saber algo?
-Porque vives allí con él. Le llevas a clase, debes saber si ocurre algo más.
-Claire yo…
-Nikolai, por favor, necesito saber – le supliqué.
-Bueno, yo…ya sabes que vigilo todo, y Evan ha salido mucho de casa todos estos días. Le he visto salir con una chica y…bueno, ya sabes.
-¿Está con otra?
-Sí.
-Dios mío…y yo intentando luchar por él… - dije doliéndome el pecho.
-Pero tú vales mucho más que él, encontrarás a alguien perfecto para ti.
-¿Por qué siempre acabo con tíos que me engañan? Y encima me había hecho tantas ilusiones con él…yo estaba empezando a enamorarme de él, había sido tan dulce conmigo…
-Tienes que empezar de nuevo. Eres preciosa, de verdad, puedes tener al hombre que quieras – confesó Nikolai.
-Ahora mismo…no sé qué pensar, necesito estar sola.
-Está bien, nos vemos el lunes entonces.

Nikolai recogió sus cosas y se fue. Evan me había engañado, justo cuando pensaba que él podría ser el definitivo me hacía esto. Un rato después, recibí un mensaje de Evan diciéndome que le parecía que lo mejor era que dejáramos la relación, que el estar separados y no poder vernos cada día era mucho para él, que no era por ninguna otra razón.
Encima tenía la cara de decirme que no había otra razón con forma de tetas de por medio, ¡encima! Aquello me hizo enrabietar muchísimo, al menos debería tener la decendia de decir la verdad. Cuando Alice llegó a casa, se lo conté todo y no podía creerse lo que Evan me había hecho, ella también se puso furiosa.

-¡Es un cerdo! ¡Y un cobarde! No vuelvas a hablar con él, te lo digo en serio, no merece ni que le mires a la cara – dijo Alice alzando la voz.
-Lo sé, y créeme que ahora mismo no pretendo hablar con él.
-Menos mal, y ya verás como encuentras a alguien mejor que él, de verdad que es un crío.

domingo, 14 de junio de 2015

Capítulo 36



No me enteré muy bien del resto de la fiesta ni de cuándo llegué a casa. A la mañana siguiente, un tremendo dolor surgió en mi cabeza, era terrible y sólo quería estar con los ojos cerrados. Pero era madre y tenía que ir a recoger a Aubree a casa de Lori, quien ya se preguntaría dónde estaba.

-Disculpa Lori, por llegar tarde – dije intentando poner buena cara.
-No te preocupes, estábamos genial, de hecho pensé que habrías decidido no venir a por ella porque de todas formas me la ibas a traer a la tarde de nuevo…
-Ah, bueno, no quería molestarte más, ya bastante haces quedándote con ella dos noches.
-No me importa, de verdad, ella me da mucha vida. Ya sabes, la gente mayor necesita conmpañía.
-Entiendo, bueno, si quieres entonces quédate con ella hasta mañana. Déjeme darle un beso antes de irme, ¿vale?
-Sí, sí, está en el parquecito.

Una vez estuve con Aubree unos minutos, volví a casa para tumbarme en el sofá. Alice se había levantado y estaba en la cocina comiendo de todo al parecer, porque olía a una mezcla bastante rara.

-¿Qué demonios estás comiendo? – pregunté con una mueca.
-Pues he hecho una pizza y le he echado por encima chocolate derretido.
-¡Por dios! ¿Cómo puedes comer esa mezcla?
-No lo sé, simplemente me ha apetecido, no es que suela comerlo, jajaja.
-Pues si yo comiera eso, vomitaría ahora mismo.
-Mira, tengo un trozo de pizza que he cortado antes de echar el chocolate para ti, por si querías – me ofreció Alice.
-Bueno, dámelo. Oye, ¿cómo llegamos a casa anoche? No recuerdo el último tramo de la fiesta ni nada posterior.
-Pues…el final de la fiesta fue tranquila, tú te quedaste hablanco con Julie en un sofá y poco después nos fuimos en taxi a casa – me explicó Alice.
-Vale, al menos no fue tan desastroso como el resto de la fiesta.
-¿Lo dices por tu lío con Evan Turner?
-Exacto.
-Jajaja, fue fantástico tía, la gente se quedó súper pasmada, es un soltero de oro, y cuando digo de oro quiero decir mucho, ya sabes.
-Sí, pero al principio ni siquiera sabía que era él, fue pura casualidad, después ya me dio igual sabes, pero en realidad me siento mal, trabajo para su familia, fue un tremendo error. Espero que sus padres no se enteren y me despidan.
-Oye, ¿por qué te iban a despedir? Érais adultos en una fiesta, es normal lo que hicísteis.
-Pero no es sólo eso, es que trabajo para ellos, y creo que armarían una buena si se enterasen.
-Bueno, por ahora no pasa nada, ha sido sólo un lío, déjalo pasar – dijo Alice.
-El problema es Evan, no sé si pensará como yo, pero espero que sí.

Aquella noche, cuando fuimos a ver el maratón de películas de terror en el antiguo auditorio, teníamos aún resaca de la noche anterior, pero aún así, Leslie, Julia, Alice y yo nos cogimos unos vasos enormes con cerveza.
Dentro del destartalado auditorio, nos sentamos en el suelo junto con gente que no conocíamos, aquello parecía algo clandestino que sólo los más privilegiados tenían oportunidad de asistir.
Aquel lugar, en su día, había sido realmente bonito, altos techos abovedados, columnas de marfil y un gran escenario de madera con lienzos dorados.

-¿Qué películas van a poner? – pregunté a las chicas.
-Pues…Halloween, Pesadilla en Elm Street, Viernes 13…ya sabes, las clásicas – dijo Leslie.
-El año pasado, una chica vomitó con la película de Pesadilla en Elm Street 2, cuando Freddy muestra su cerebro, fue bastante gracioso, jajaja – dijo Julia.
-¿Qué?
-No te preocupes, es que hay gente que no vale para estas cosas – dijo Alice.

En realidad, no sé si yo lo podría aguantar, pero aún así me quedé allí sentada como si no hubiera escuchado aquella historia. Pronto las luces se atenuaron hasta apagarse y comenzó el maratón.
Sobre la mitad de la película, noté que detrás de mí había un revuelo, como de gente moviéndose, asíque miré hacia atrás para decirles que tuvieran cuidado cuando vi a Evan allí tras de mí.

-¿Qué demonios haces aquí? – le dije enfadada.
-Pues lo mismo que tú, he venido a la maratón.
-¿Detrás de mí?
-Oye, que estos de aquí también son mis amigos.
-Ah…
-Bueno, qué, ¿te gusta la película, preciosa? – me preguntó Evan con una sonrisa.
-Sí, no está mal, pero deja de llamarme preciosa.
-Es que lo eres, ¿cómo quieres que no te lo diga? Eres muy guapa.
-Voy a seguir viendo la película – dije de nuevo enfadada.

Esto era increíble, dos noches, dos sitios distintos y dos veces que me encontraba con Evan, ¿qué demonios ocurría? No podía dejar que sucediera nada más con él, no porque no me gustase, que sí, pero su familia…no era buena idea.
Tras acabar la primera película, fui al baño, porque me acabé el vaso entero de cerveza. Pero a la salia del baño, Evan estaba allí esperando apoyado en la pared.

-Hola, esperaba verte a solas – dijo Evan.
-Mira Evan, te lo diré muy claro. No podemos hacer nada más de lo que hicimos ayer, ¿queda claro? Sólo tendré relación contigo como empleada de tu familia, nada más.
-Sabes que no quieres eso, quieres más.
-Da igual lo que yo quiera, eso está mal. Además, soy mayor que tú y tengo una hija, ¿no has pensado en eso?
-La verdad que no, sólo sé que me gustas mucho y que quiero estar contigo.
-No hay remedio eh. Evan…de verdad, no puede haber nada… - iba diciendo pero Evan se lanzó sobre mí y me besó.

Había sido justo como lo había pensado. Sabía que aquello estaba mal, pero por otro lado me apetecía mucho. Había sufrido bastante y quería olvidar, al menos parte del dolor.
Al final terminamos enrollándonos durante la siguiente película que proyectaban. Después, en la tercera, volvimos donde estaba todo el mundo, aunque ninguna de mis amigas se percató de que había faltado tanto tiempo.
Cinco películas después, pudimos irnos en taxi cada una a su casa, muertas de sueño.

Al día siguiente, fui a recoger a Aubree enseguida, ya que al menos no tenía resaca. Se la notaba muy contenta y risueña, cosa que me alegró el día. No quería pensar en Evan, pero no dejaba de venirme a la mente las veces que nos habíamos liado. ¿Por qué tenía que ser todo tan complicado?
El lunes llegó inusualmente rápido, y me lo tomé con mucho nerviosismo, más que nada por saber si los Turner se habían enterado de algo, ya no por Evan, sino por Nikolai.
Pero una vez allí en la casa, todo parecía normal, hice el desayuno, comieron y los llevé a cada uno a su lugar.
Nikolai, sin embargo, estaba más callado de lo habitual, y eso sí que era decir, ya que casi nunca hablaba.

-¿Te ocurre algo? – le pregunté.
-No especialmente.
-¿Qué clase de respuesta es esa?
-Una para hacerte saber que no quiero hablar.
-Ah, lo siento entonces…- dije un poco confundida.
-Bueno, si quieres saber, me pareció fatal que te liaras con Evan en la fiesta, pero aún más que lo hicieras en el auditorio.
-¿Cómo sabes…? Ah…le acompañaste, como siempre.
-Exacto.
-Oye, no es que lo planee, ¿vale? Es que Evan me busca y yo intento que no pase nada pero al final…
-Es un crío, Claire, además trabajas para su familia, ¿no ves que está mal?
-Sí lo sé, sé todo lo que me dices, pero es que…no lo podía evitar – dije sintiéndome muy mal.
-Aparte de que esté mal, ¿te has planteado qué futuro tendríais?
-Pues no…
-Tiene tres años menos, aún estudia, y la verdad, es un poco…bueno, no te diré cómo es él, pero ten en cuenta todo antes de embarcarte con él en una relación.

Las palabras de Nikolai me sentaron un poco mal, pero sabía que tenía razón. El problema era que no podía frenar esa oleada de sentimientos que me abordaban cuando Evan estaba cerca, ¿por qué me pasaba eso?  No sabía qué podía hacer…había intentado alejarme pero me resultaba imposible.
De vuelta a casa, me dispuse a hacer los quehaceres pero vi algo en la habitación de Evan que me sorprendió bastante. Eran un par de fotos mías haciendo el desayuno y un papel que estaba repleto de “te quiero Claire” por todos lados. Aquello me impactó bastante, ¿cómo podía ser que me quisiera si apenas me conocía? Aunque por otro lado, era reconfortante saber que alguien te quisiera, era como cuando volvías al instituto, esos amores adolescentes.
Sentía un tremendo lío dentro de mí que no sabía explicar, pero tenía que hacerlo y tenía que hablar con Evan cuanto antes porque esto no podía seguir así.
Después de hacer la comida, ir a recoger a Rose y Evan y dejar que comieran, cogí a Evan del brazo sin que su hermana se diera cuenta para poder hablar, aunque estaba claro que Nikolai sí sabía lo que había hecho, ya que estaba pendiente las veinticuatro horas.

-¿Quieres que nos liemos en el cuarto de la limpieza y por eso me traes a escondidas? – dijo Evan sonriente y en tono seductor.
-No, nada de eso. Quiero saber qué significa esto – y le saqué mis fotos junto con el papel que encontré en su habitación.
-Bueno, está bastante claro, ¿no? Me encantas, me gustas, te quiero.
-¿Cómo me puedes querer si apenas me conoces?
-Pues por la forma en la que eres con nosotros y la forma en que querías ayudarme a volver con aquella chica, creo que buena persona se te queda corto y quiero a alguien así en mi vida.
-¿Has pensado bien en todo esto? ¿Crees que podríamos tener un futuro juntos? Tengo una hija, tienes tres años menos que yo y…no sé si seguiré en esta ciudad el mes que viene.
-¿Quieres irte? – me preguntó frunciendo el ceño.
-No, aún no, acabo de llegar. Pero lo que quiero hacerte ver es que es una mala idea esto que estás empezando. Deberías buscarte una chica de la universidad con la que encajes bien y no tengas problemas a la hora de estar con ella.
-Pero es que yo no veo ningún problema en estar contigo, ¿sabes? Eres preciosa y me encantas, es lo único que sé.
-Tienes que valorar más cosas, ¿entiendes? No sé… - dije ya sin más argumentos.
-Mira Claire, por la manera en que quieres solucionar esto, me da a entender que sientes algo por mí y que quieres zanjarlo cuanto antes, asíque, ¿sientes algo?
-Eso creo.
-Pues fenomenal, lo llevaremos todo con cuidado, mis padres no se enterarán si es eso lo que te preocupa. Iré introduciéndoles que eres maravillosa para que te miren con otros ojos para que, cuando llegue el momento, poder decirles que estamos juntos.
-Uff…no sé, no sé… - dije indecisa.
-Venga, sabes que quieres – dijo mientras me besaba en la mejilla y el cuello – y yo también quiero – volvió a darme otro beso, pero esta vez en la boca – será genial.
-Está bien, de acuerdo – dije por fin dándole un dulce beso agarrándole por el cuello apasionadamente.

Aquel beso fue el primero que me daba con Evan en plan realmente consciente de lo que hacía y de lo que quería, y la verdad que me gustó muchísimo.  
El resto de la jornada laboral fue bastante mejor, y seguramente fuese porque tenía la tonta ilusión de ver por la casa a Evan y darnos un beso a escondidas en cualquier rincón.
De vuelta a casa en metro fui con una sonrisa, andaba pensando en otras cosas y me confundí de calle. Tenía que dar un buen rodeo para llegar de nuevo al camino correcto. Entonces, al girar en una esquina, me vi en un callejón sin salida y cuando me quise dar la vuelta, dos hombres me cortaron el paso.

-Vaya, vaya… ¿Qué hace una muñeca tan guapa en este lugar tan solitario? – preguntó uno de los hombres.
-Lo siento, me he confundido de calle, voy a volver por ahí… - dije asustada.
-Creo que no. Danos el bolso – dijo el otro hombre.
-Sí, aquí tenéis.

Cuando les di el bolso, uno de ellos se me acercó y empezó a olerme el pelo y a acariciarme por la cintura.
-Por favor, dejen que me vaya – volví a decir asustada.
-No, no podemos. Ya nos has visto la cara asíque, no podrás volver.

Fue entonces cuando me dieron un golpe en la cara y me caí al suelo inconsciente, pero no sin antes ver cómo otro hombre llegaba y se peleaba con uno de los ladrones que estaba más lejos de mí.
Cuando desperté, vi una luz blanca y escuché voces de fondo, no sabía dónde estaba pero sí que me habían atracado. Al enfocar bien los ojos pude ver la figura de Nikolai, de pie a mi lado, y yo me encontraba tumbada en una cama de hospital.

-Por fin, pensaba que no ibas a despertar, me he llevado un gran susto – dijo Nikolai suspirando.
-¿Qué ha pasado? Unos tipos querían robarme pero después no me dejaban irme, me pegaron y…dios mío, ¿me han violado?
-No, sólo te has llevado un golpe en la cabeza, por lo demás estás bien.
-¿Por qué no acabaron su trabajo? Es que lo tengo un poco borroso, pero creo que vi a una tercera persona pelear con ellos.
-Sí, fui yo – confesó Nikolai.
-¿Fuiste tú? ¿Cómo? ¿Cómo sabías que estaba en peligro?
-Pues, la familia Turner estaba en casa y decidí acompañarte con el coche hasta tu casa. Vi en tu expediente que vives en Fulham asíque calculé la parada de metro por la que saldrías. Menos mal que estaba allí, sino no quiero saber qué te habrían hecho.
-¿Me seguiste? – pregunté incrédula.
-Sí, pero no en plan acosador, sino para ver que llegabas bien a casa.
-Caray, entonces te debo dar las gracias y mucho, muchas gracias por evitar que acabase en la morgue, de verdad – le dije cariñosamente sonriendo.
-De nada, pero fue una suerte que justo el día que te vigilo te pase esto, deberías tener más cuidado, ir a clases de defensa o dejar que te lleve a casa.
-No tienes por qué molestarte. Mi barrio es bastante bueno en cuanto a la delincuencia, fue sólo que me equivoqué de camino, no volverá a pasar.
-Pero yo me sentiría más tranquilo si hicieras algo de lo que te he propuesto, en serio.
-Está bien…miraré a ver unas clases de defensa de esas un día de estos – dije un poco pasota.
-Tengo una idea, será mejor que yo te dé esas clases, así sabré lo que aprendes realmente y si puedes defenderte por ti misma. Hasta entonces, te llevaré en coche a casa – dijo sin posibilidad de que pudiera cambiar de opinión.
-De acuerdo, me darás esas clases. Oye, ¿cuándo podré salir de aquí? Tengo que ir a recoger a mi hija.
-Ya llamé a tu compañera de piso, ella se ha encargado de Aubree, está bien.
-Buf, menos mal.
-El médico dijo que iba a pasar en un momento para ver qué tal te encontrabas, asíque no creo que tarde mucho en darte el alta – dijo Nikolai ya poniendo su pose firme e implacable.

Después de saber todo lo que había pasado me quedé más tranquila, dentro de lo malo, todo había salido bien gracias a Nikolai. Se había portado maravillosamente preocupándose por mí y esperaba agradecérselo algún día mucho mejor que con un simple gracias, quizás estaría bien que le preparase su comida favorita un día de estos.
Una vez pasó el médico y me examinó, pude irme con el alta. Le volví a dar las gracias a Nikolai y regresé a casa sola, ya que al menos era de día.

-¿Estás bien? Un tal Nikolai me dijo que recogiera a Aubree porque habías tenido un altercado con unos ladrones – dijo Alice asustada.
-Sí, sí, al final no pasó a mayores, suerte que él estaba por allí y pudo salvarme.
-¿En serio? ¿En plan rescate de película?
-Pues no lo sé, me quedé inconsciente, pero creo que se peleó con ellos, sí.
-¡Caray! Ese tío debe ser súper interesante.
-No le conozco mucho, no es que hablé mucho de su vida, pero creo que sí que podría ser interesante – dije sonriendo.
-Por cierto, han llamado los Turner, dicen que hoy puedes llegar tarde al trabajo por lo que ha pasado pero que vayas en cuanto puedas.
-De acuerdo.

Por fin cogí a Aubree en brazos, ya que llevaba un día sin ella. La verdad que pensaba que los Turner me dejarían libre el día de hoy por lo ocurrido, pero estaba claro que no podían valerse por sí mismos. Dejé a Aubree con Alice, ya que era su día libre y podía cuidar de ella y me fui de nuevo a trabajar.
Ya en el trabajo, vi que nadie de la familia estaba en casa, asíque supuse que Nikolai los había llevado en coche a sus compromisos. Así pues, me dispuse a limpiar y a hacer la comida durante toda la mañana.
Nikolai apareció en la cocina justo a la hora para ir a recoger a Evan y Rose con una bolsa de deporte.

-Claire, después de comer te vendrás conmigo al gimnasio y empezaremos tu primera clase de defensa personal.
-¿Ya empezamos hoy?
-Sí, cuanto antes mejor.
-De acuerdo, me quedaré después de comer. Ve a por los chicos que la comida está casi lista – dije mientras metía en el horno unos macarrones con queso.

Cuando Nikolai estuvo de vuelta, Evan me cogió del brazo y me llevó a su habitación apresuradamente.

-¿Estás bien? ¿Cómo te encuentras? – dijo preocupado y tocándome los brazos y la cara por si veía algún golpe.
-Sí, estoy perfectamente, gracias.
-Qué susto me llevé cuando mi madre nos dijo esta mañana que te habían atracado y que habías estado en el hospital.
-Bueno, eso parece más de lo que pasó en realidad, sólo me dieron un golpe y me quedé inconsciente, no hubo más daño – dije quitándole hierro al asunto.
-Por dios, si te hubiera pasado algo… - dijo Evan mientras me abrazaba y me besaba apasionadamente.
-Ya, pero afortunadamente ahí estaba Nikolai para salvarme, todo ha salido bien – dije con una sonrisa al ver que Evan se había preocupado tanto por mí.
-¿Nikolai? ¿Y qué hacía él justo donde te atracaron? – dijo frunciendo el ceño.
-Quería saber que llegaba bien a casa, asíque tuve suerte de que estuviera por allí.
-¿No te parece un poco extraño que justo estuviera ahí cuando te atracan?
-¿Estás insinuando que él ha tenido algo que ver con el ataque? – dije incrédula.
-Bueno, es sospechoso, aunque creo que Nikolai es de fiar.
-Eso está mejor, no digas más tonterías.
-Ay…es que he estado con una angustia… ¿Qué te parece si después de comer nos vamos a tomar algo? – me dijo Evan ya más tranquilo.
-Pues…es que me he apuntado a unas clases de defensa personal, y empiezo hoy. Ya sabes, por si acaso.
-Oh…vale, pues entonces, ¿cuándo acabes de esa clase?
-Bueno, pero sólo una hora, porque he de recoger a Aubree, que últimamente paso poco tiempo con ella.
-Debería conocer yo a Aubree – dijo sonriendo Evan.
-¿Quieres conocer a mi hija?
-Ya que estamos juntos es lo que se debe hacer, para que se vaya acostumbrando a mí.
-¿Acostumbrando?
-Claro, si vamos a estar juntos siempre será mejor que me vea como un segundo papá.
-¿Así que vamos a estar siempre juntos? – comenté con una sonrisa mordiéndome el labio.
-Por supuesto, eres un angel, eres mi princesa, eres preciosa, ¿cómo no iba a querer estar contigo el resto de mi vida?
-Vale, vale, no lo pongo en duda. Te presentaré a Aubree un día de estos.