Pese a que la situación parecía
alarmante, intentamos sosegarnos y pasar el tiempo en el hospital tranquilos y
juntos.
Charlotte vino a visitarnos
junto con Paul, quien entró apresuradamente con un sombrero que no dejaba
entreveer mucho su rostro. Por lo que yo sabía seguía escondiéndose del público
para que la prensa no se enterase todavía de con quién estaba saliendo.
-¡Es muy bonita, Laura! Es tan
achuchable… - dijo Charlotte mientras le acariciaba las mejillas.
-Sí, se parece a los dos. –
comentó Paul quitándose el sombrero.
-¿Estás contenta? – me preguntó
Charlotte.
-Muchísimo. Oye, perdona por
tratarte de esa manera sobre lo de Mike. Fui una estúpida por pensar que me
habías traicionado cuando en realidad lo que querías era ayudarme.
-Menos mal, muchas gracias,
boba, jajaja.
Poco después les expliqué a los
dos la escena que habíamos presenciado con los padres de Michael y los míos.
Charlotte y Paul no se lo podían creer y no encontraban ninguna explicación por
lo que pudieran odiar a Michael. A pesar de ello, Charlotte me ofreció seguir
quedándose en mi casa si mis padres seguían siendo tan energúmenos pero Michael
se plantó diciendo que ahora Aubree y yo éramos su responsabilidad, asíque nos
íbamos a quedar en su casa.
Al cabo de dos días recibimos el
alta y, tan pronto nos los comunicaron, decidimos salí de allí inmediatamente
porque no queríamos que mis padres se enterasen y me impidieran estar con
Michael.
Salimos por la puerta de atrás
del hospital, que daba a una cafetería, donde estaba Walt esperándonos con el
coche en marcha.
Pronto llegamos a casa de Mike,
donde Marie, la cocinera, y Jeff, el mayordomo nos daban la bienvenida y nos
ayudaban con las cosas que traíamos.
Michael se sentó con Aubree en
el sofá y no dejaba de mirarla totalmente embobado, se notaba muchísimo que la
quería y que iba a ser la niña de sus ojos. Mientras, me fui a dar un baño
porque estaba muy cansada, asíque Jeff me preparó la bañera con muchas sales de
baño y burbujas. Poco después de media hora salí del cuarto de baño con un
albornoz totalmente relajada. Michael seguía con Aubree en el salón haciéndole
carantoñas y me senté a su lado.
-Estoy tan feliz…que no puedo
creérmelo. – dijo Mike.
-Pues créelo, aquí nos tienes a
las dos.
-Sí. Por cierto, ya eres mayor
de edad, tus padres no pueden venir a decirte lo que tienes que hacer, eres
libre, ¿no?
-Sí, soy mayor de edad, pero
siempre hemos sido una familia muy unida. Creo que aún sienten como si sólo
estuviera de vacaciones y pronto volvería a casa como antes. – dije un poco
apenada.
-Pues eso no será así. Ahora
somos una familia y debemos comportarnos como tal, no podemos separarnos. Deben
acostumbrarse a que ahora estemos juntos.
La verdad que no tenía ganas de
celebrar ninguna fiesta de bienvenida al bebé al ver al día siguiente la
invitación de los padres de Michael. Estaba realmente cansada del esfuerzo del
parto y de apenas dormir por los lloros de Aubree. Michael no fue a trabajar,
decía que prefería quedarse conmigo y Aubree para ayudar hasta que todo se
normalizara. Sugirió contratar una niñera pero yo le dejé rotundamente claro
que no quería que mi hija estuviera con extraños a no ser que fuera
estrictamente necesario.
-Una niñera vendría bien cariño, además podríamos poner
cámaras de vigilancia en todas las habitaciones además de las que ya hay
instaladas. – comentó Mike.
-¿Qué ya hay cámaras intaladas?
Por dios… Te lo vuelvo a decir. Aubree es muy pequeña para estar con gente
desconocida, no quiero, por lo menos ahora y se acabó.
-Está bien, no insistiré por
ahora.
-¿No crees que tus padres se
han precipitado al organizar la fiesta? Es pasado mañana, no sé si podré
aguantar, estoy cansada. – dije acurrucándome entre los cojines del sofá del
salón.
-Sé que es pronto, pero mis
padres están entusiasmados, es su primera nieta. Todo el rato están mandándome
mensajes al móvil para preguntarme qué nos gustaría y demás. Pero creo que será
agradable.
-¿Lo crees? Yo estoy un poco
aterrada con lo de mis padres, se que soy mayor de edad, pero a veces me
asustan.
-Yo estoy contigo amor. Tarde o
temprano averiguaremos por qué se comportan de esa manera. Mientras tanto
disfrutemos de Aubree y de nosotros. – dijo Mike abrazándome.
Charlotte nos visitó para
vernos, se la veía feliz y estusiasmada con su relación con Paul, y más aún
cuando le comunicó que las elecciones serían en apenas tres meses. Después de
que se celebren, salga Paul elegido o no, se divorciará de su mujer y podrá
emprender una vida junto a Charlotte.
-Estoy entusiasmada, ¿te lo puedes
creer? Paul se divorciará de su mujer en pocas semanas y, por fin, podremos dar
a conocer nuestra relación, salir a pasear, a cenar, viajar sin escondernos. Estoy
deseando que llegue ese momento. – dijo alegremente Charlotte mientras Michael y
Paul iban a la bodega a por una botella de vino.
-Suena fantástico, de verdad, me
alegro mucho por ti, te lo mereces. ¿Qué harás si sale elegido vicepresidente?
-¿A qué te refieres?
-El presidente vive en Washington
en la Casa Blanca, los senadores no puede andar muy lejos creo yo, ¿tendrás
que mudarte, verdad? – pregunté casi convencida de mi idea.
-Vaya, no lo había pensado. Tengo
aquí mi trabajo aunque…en Washington puede haber algún puesto para mi, Laura. Que
me vaya no significa que dejemos de ser amigas, hablaremos cada día.
-Ya, pero no es lo mismo, ojalá
no tuvieras que irte. – dije apenada.
-Oye, quizás no tenga que hacerlo,
¿quién sabe? Esperaremos a ver que pasa.
-¿Vendrás a la fiesta de Aubree
mañana con Paul? – pregunté para cambiar de tema.
-Claro que sí, de hecho tengo la
invitación. No sé cómo se las han ingeniado tus suegros para conocer mi dirección.
-No son todavía mis suegros y, con
todo el dinero que tienen créeme que podrían averiguar hasta tu contraseña secreta
del banco.
-¡Caray, si que son peligrosos!
– exclamó Charlotte.
Al día siguiente nos preparamos
para ir a Long Branch. Michael estaba bastante serio, se notaba que no era de su
agrado estar con sus padres pero aguantaba su temperamento conmigo y con Aubree.
Así pues, Michael condujo hasta el 1020 de Ocean Avenue, Nueva Jersey.
La casa de los señores Stanford
era muy bonita, grande y elegante. También tenía un caminito hecho de madera hasta
la playa, donde nos podíamos bañar puesto que hacía un día fabuloso.
-¡Mike, Laura! ¡Qué alegría que estéis aquí! Dentro ya hay personas esperando
ver a mi querida nieta y a vosotros dos, claro está. Venid quiero presentar también
a Laura a todo el mundo. – dijo amablemente Tess.
-¿Dónde está papá? – Preguntó Michael.
-Dentro, encargándose de elegir el champán y el vino para los invitados,
ya sabes que tu padre es un exquisito catador, nunca se equivoca en eso. Ven, vamos
dentro.
Toda la casa estaba decorada con cintas, lazos y globos rosas. Había varias
mesas con muchísima comida en ellas, también rosa y blanco, tales como cupcakes,
piruletas, bastoncillos de chocolate, mini tartaletas, ositos de jenjibre, lazos
de hojaldre, flores comestibles y montones de galletas con diferentes formas. Todo
era realmente precioso y apetecible, incluso la gente bebía una especie de refresco
rosado dulce.
-¿Te gusta? – dijo con una gran sonrisa Tess.
-Si, por supuesto, es realmente fabuloso. Me encantaría comer de todo. –
dije sinceramente.
-Pues ponte a ello, aunque antes voy a presentaros a todos.
Theressa nos presentó uno a uno a sus invitados, los cuales no conocíamos
ni sabíamos por qué estaban allí, pero suponíamos que era porque los señores Stanford
querían dar a conocer al mundo entero a su primera nieta. Aquello fue lo más aburrido
del día. Aubree pasaba de brazo en brazo y eso me incomodaba, ya que acababa de
nacer y yo quería que estuviera tranquila.
-No te preocupes por Aubree, estará bien. – dijo Michael.
-¿Cómo sabías en lo que estaba pensando?
-He visto tu mirada hacia ella, de angustia. Ella estará bien, es fuerte.
-Sí, eso espero. Necesito que lleguen Charlotte y Paul, no me apetece seguir
hablando más con gente mayor que no conozco y me hace preguntas muy personales sobre
nosotros.
-Son los amigos de mis padres. Son ricos sí, pero también muy cotillas.
Yo sabía que esto sería así, ya he ido a más de una reunión con ellos. Y, sinceramente,
es la primera vez que estoy relativamente a gusto teniéndote a ti y a mi hija conmigo.
– comentó Michael abrazándome.
Eric, el hermano de Michael apareció en la fiesta con Allison, su hermana.
Ella era realmente preciosa, rubia con ojos azules, alta y esbelta. Eric se parecía
a Michael, era muy guapo. Ambos se acercaron a nosotros y nos saludaron.
-Laura, ella es mi hermana Allison y él es mi hermano Eric. – dijo Michael.
-Vaya, asíque gracias a ti soy tía, ¿eh? – dijo Allison riendo.
-Sí, eh…supongo que sí.
-¿Me acompañas al baño y a por una copa? Estoy cansadísima de mi viaje desde
Europa, hoy me iré pronto a descansar. – preguntó Allison.
-Sí, iré contigo. – dije desganada.
Allison era bastante pija y hacía bastante comentarios despectivos de la
gente que se encontraba en la fiesta. Criticaba cómo era la gente de allí, por su
dinero e influciencia, pero no se daba cuenta de que ella era igual que los demás.
Gracias a Dios Charlotte llegó media hora después y me pegué a ella como
una solapa.
-¿Y Paul? ¿Por qué no ha venido?
-Imaginó que esto estaría lleno de gente que le conocería y no era de buen
ver que estuviera aquí conmigo y no con su mujer. – dijo un poco triste.
-Lo siento. Pero eh, vamos a comer y a beber un poquito. – dije para alegrarla.
William se llevó a Michael un rato bien largo mientras Charlotte y yo estábamos
enfrascadas en una conversación. Aubree estaba ya permanentemente en los brazos
de Tess, asíque deje de preocuparme tanto, parecía que la quería realmente.
Ya entrada la tarde, casi al anochecer, Allison apareció en el salón donde
estábamos todos con un bikini minúsculo, un sombrero de paja y un vaso con bebida.
Iba tambaleándose de un lado a otro.
-¡Qué pasa estúpidos ancianos! ¿No aguantais ver a alguien borracho o que?
Imbéciles que nada más juzgáis a los demás cuando vosotros sois los que tenéis mierda
en casa… - dijo Allison.
-¡Allison! ¿Qué demonios…? ¡Vete ahora mismo a dormir! – dijo gritando Tess.
-Ah…cómo no, mi madre intentando ocultarlo todo, como siempre… - siguió
diciendo Allison.
-Michael, haz que se vaya a dormir, por favor. – dijo desesperada Tess.
-Hermana, vámos a la cama, ¿vale? Yo te acompaño. – dijo Michael cogiéndola
de las muñecas.
-¡Calla! ¡Tú no eres mi hermano! ¡Y te odio por no haber ayudado a Melinda
con sus problemas! ¡Es mi mejor amiga!
-¿Qué no soy tu hermano? ¿De qué estás hablando? Mamá, ¿qué…?
Tess cogió fuertemente del brazo a Allison y se la llevó al piso de arriba.
Al cabo de unos minutos volvió a bajar y se unió al resto de la gente.
-Mamá, ¿Qué ha pasado? ¿Por qué Ha dicho eso Allison? – preguntó Michael.
-Mike, hijo, tu hermana además de borracha está muy drogada, parece que
ha vuelto a recaer. Estaba desvariando.
-¿Otra vez? Nos dijeron en esa institución de Europa que la rehabilitarían,
¿es que no ha valido para nada todo el dinero que les diste? ¡Es la vida de mi hermana!
– dijo enfadado Mike.
-Estuvo año y medio allí, dijeron que estaba totalmente recuperada, no lo
entiendo.
-Mamá, tienes que hacer algo, odio ver a mi hermana así. He estado muchos
años viendo cómo se destroza la vida y no voy a permitir que esto siga así. Mañana
mismo la llevaremos al mejor médico del país y haremos lo que sea para salvarla
de las drogas y la bebida. – juró Michael.
Charlotte y yo nos quedamos estupefactas al ver aquella escena. Michael
jamás me había contado nada de su hermana, pero ahora más o menos empecé a intuir
algo. Cogí a Aubree y me fui con Charlotte a la playa mientras los Stanford despedían
a los invitados y se disculpaban por aquel contratiempo.
Charlotte se tuvo que ir porque al día siguiente tenía que trabajar temprano
y se despidió de las dos. Mientras, yo amamanté a Aubree, ya que empezaba a tener
hambre.
Un buen rato después apareció Michael a mi lado y se sentó en la arena conmigo.
Me puso una mantita por encima de los hombros para que no tuviera frío, cosa que
agradecí porque llevaba una fina blusa de tirantes y con la brisa del mar estaba
empezando a congelarme.
-¿Estás bien? ¿Están todos bien? – pregunté.
-Sí, todos estamos bien, Allison está dormida, todo ha pasado.
-No te quiero presionar, pero espero que algún día me cuentes la historia
de Allison.
-No es que no quiera, es que me resulta difícil porque me siento mal por
dentro al recordar, pero tienes razón. Eres mi novia, la madre de mi hija y espero
estar contigo para siempre, asíque te lo contaré.
-Te escucho. – dije dulcemente.
-. En mi familia siempre ha habido muchas historias malas, eso tenlo en
cuenta. Mi padre siempre trabajaba, mi madre la mitad del día nos cuidaba y la otra
mitad se iba de compras o salía con las amigas al club o a tomar un té. Había muchas
discusiones porque mi madre quería que mi padre estuviera más en casa pero él adoraba
los negocios.
Eric es el primogénito y el ojo derecho de mi padre; yo soy el ojo derecho
de mi madre, pero no sé por qué justamente yo, porque Allison es una chica, y se
supone que las madres quieren más a sus hijas en un sentido más femenino, por aquello
de ponerles vestidos, hacerles peinados y esas cosas.
-Entiendo, sigue.
-Así pues Allison siempre ha estado intentando llamar la atención, quería
ser como mi madre cuando era pequeña. Se ponía su ropa y sus joyas y actuaba como
ella. Poco a poco al crecer se distanció de todos, en la escuela no tenía amigos
y era bastante callada. Pero al tiempo conoció a Melisa, ya sabes, la hermana de
Kristen. Melisa era todo lo contrario a ella y, de alguna manera se hicieron inseparables.
Melisa ayudó a Allison a abrirse a la gente de nuevo y eso nos encantó. Invitábamos
a Melisa y Kristen, ya que aún Melisa era pequeña y para que no volviera sola a
casa invitábamos a las dos. Cada día se veía a Allison más deshinibida y alegre
y eso nos hacía felices. Pero a la vez hacía cosas extrañas porque le cambiaba el
humor de un momento a otro o dormía casi todo el día y estaba las noches despierta.
-¿Cuál fue la razón? – pregunté interesada.
-Melisa. Gracias a Kristen nos enteramos que su hermana consumía marihuana
y cocaía. Asíque le prohibimos verla para poder quitarle aquellos vicios. Kristen
por su lado intentó hacer lo mismo con su hermana, pero sus padres no tenían nuestros
recursos asíque sirvió de poco. A los pocos meses Melisa se escapó y supieron bastante
poco de ella durante todos estos años. Kristen aún se culpa de todo aquello y de
no ayudarla más.
Mientras, a Allison la tuvimos interna aquí en casa. Contratamos médicos,
psiquiatras, profesores y psicólogos para que la ayudasen a reponerse. Estuvo bien
un par de años y le dieron el alta. Cuando cumplió 18 se fue a la universidad y
allí volvió a coger contacto con Melisa y volvió a suceder lo mismo, asíque volvimos
a traerla a casa e hicimos lo mismo. Se volvió a recuperar y consiguió que la aceptasen
en una escuela de Múnich para estudiar. Asíque la enviamos allí. Meses después nos
informaron que había intentado cortarse las venas entonces la internamos en un centro
en Europa muy estricto hasta ahora, que ha salido.
-Dios mío, sí que ha llevado una vida difícil.
-Lo sé. Yo soy dos años menos que Allison y ella dos menos que Eric. Aún
así yo me enteraba de todo. Cuando fui a Suiza a acabar el instituto o a Harvard
a la universidad y me alejé de mis padres también me enteré por mis propios medios
de la vida que llevaba. Siempre me he preocupado por ella. Sé que mucha culpa tiene
Melisa en todo esto, pero mis padres también por no haberle prestado atención cuando
debían, por eso estoy pendiente de ella. – Se sinceró Mike – ella jugaba conmigo
cuando éramos pequeños, siempre me daba la mejor golosina o el mejor helado para
comer y cuando rompía algo no me echaba la culpa.
-Parecía buena persona.
-Lo era, y estoy seguro que lo sigue siendo, pero le atormentan los fantasmas
del pasado. Casi siempre que ha recaído ha sido por haberse vuelto a ver con Melisa
a excepción de aquella vez que estuvo estudiando en Alemania. No entiendo cómo ahora
ha vuelto a recaer sin verse con ella.
-Quizás al ver una fiesta con alcohol ha vuelto a pensar en ello y no ha
podido aguantar. – dije tranquilamente.
-Puede ser. Mañana llamaré a médicos para que vengan a verla y nos cuenten
en qué estado está y cómo podemos ayudarla. ¿Te importa que nos quedemos aquí a
dormir? Me gustaría estar en el mismo lugar que Allison, por si ocurre algo, ya
que esta noche no tendrá vigilancia.
-En absoluto, todo bien.
Michael me abrazó fuertemente y le dio un beso a Aubree en la frente. No
le gustaba expresar sus sentimientos pero tenía la impresión de que se estaba guardando
un mar de lágrimas en su interior por su hermana que no quería echar. Volví con
él a la casa y fuimos a un dormitorio que estaba preparado gracias a los sirvientes.
Allí tardé en conciliar el sueño, al igual que Michael.
Aubree mostró su potente lloro a la mañana siguiente, nos sobresaltó aquella
llantina tan temprano. La cama era totalmente espectacular y había caído en un sueño
muy profundo, quizás por eso Aubree tuvo que llorar con todas sus fuerzas. Le dí
de comer, y nos preparamos.
Al bajar al comedor todos estaban despiertos y desayunando en la mesa, incluída
Allison.
-¿Qué tal estás hermana? – preguntó Mike.
-Me duele la cabeza, pero estoy bien.
-Nuestra hermanita es una roca, Mike, nunca lo olvides. – dijo sonriendo
Eric.
-Laura, - dijo Tess mientras daba un sorbo a su café – disculpa por cómo
salió la fiesta de ayer, no hay perdón.
-No importa, me lo pasé bastante bien, y gracias.
-Oh no, aquello fue desastroso por culpa de Allison – miró a su hija con
desdén – como se desarrolló así la noche no tuviste oportunidad de abrir tus regalos
de babyshower, querida.
-¿Regalos?
-Sí, por supuesto. Podrás ir al salón en cuanto hayas desayunado. Mike puedes
acompañarla a abrirlos si lo deseas. – dijo correctamente Tess.
-Claro que iré, madre. Allison, he llamado ya a unos médicos que vendrán
a verte…
-¡No! ¡Estoy bien! ¡Sólo fue que me dejé llevar por la fiesta! No me sientan
bien, sólo eso…por favor no me hagas esto…
-Hermana no quiero que lo pases mal, por favor, deja que te ayuden.
-Mike, estoy bien, de verdad. – dijo Allison cogiendo fuertemente su tenedor.
-¡No! ¡Eres mi hermana! ¡No voy a permitir que arruines tu vida de esa manera!
¡Tanto si quieres como si no vas a dejar que te vean los médicos y haremos lo que
sea para que te cures! ¿Te enteras? – gritó Mike.
-Como quieras. – dijo Allison comiendo un trozo de bacon.
Poco después llegaron varios médicos, quienes se metieron en el despacho
de la casa con Allison. Mientras, Mike fue conmigo a abrir los regalos del babyshower.
-Dios mío, aquí hay cosas carísimas. – dije boquiabierta.
-Lo sé. Ya sabes cómo son los que vinieron a la fiesta.
-Un vestidito de Channel, ¿están locos?
-Jajaja, ya sabes que eso no es nada en nuestro mundo de riqueza.
-Ya lo veo…algunos pensaban que nos íbamos a casar, ¿verdad? ¿Por qué si
no regalarnos un microondas de oro? – dije riéndome.
-¿En serio? Definitivamente esta gente está loca, te lo digo yo, jajaja.
Después de probarle a Aubree cada cosa que le había regalado, los médicos
salieron del despacho y hablaron con la familia.
-Verán, Allison ha vuelto a recaer, eso es un hecho, pero hay algo dentro
de ella que no quiere contar. Debemos hacer que eso que la oprime salga a la luz
y así podamos ayudarla. – comentó uno de los médicos.
-Está bien, ¿qué propone? – dijo Eric.
-Nos la llevaremos a nuestra institución durante un mes o dos a ver cómo
evoluciona. Es un centro muy seguro asíque no se preocupen por si piensas que volver
a consumir drogas. Después de ese tiempo veremos cómo evoluciona.
-Muy bien, se lo agradezco. Trátenla lo mejor que puedan, yo mismo me encargaré
de los pagos. – comentó Mike.