sábado, 7 de junio de 2014

Capítulo 16



Tras aquellas aclaraciones Michael me besó y yo le besé a él, volvíamos a querer estar juntos.
Después del paseo volvimos al hostal, donde almorzamos los dos en la cafetería que pertenecía al lugar. Al terminar, fuimos a mi habitación para trasladar mis cosas a la habitación de Michael y así poder dormir juntos.

-¿No te sentirás incómoda durmiendo conmigo no?
-Claro que no, quiero hacerlo. Sé que he dicho que vayamos despacio, pero no hay nada que quiera más que estar a tu lado. – dije mientras le abrazaba.

Nos comenzamos a preparar para la cena de presentación de las familias. Charlotte y Peter ya habían vuelto con los padres de ella para poder prepararse también.
Un par de horas más tarde, los cinco nos montamos en el coche de Charlotte y nos dirigimos al menos restaurante de la ciudad. Allí nos estaba esperando la familia de Peter de nuevo y hubo las pertinentes presentaciones, parecía que todo andaba bien.
Esta vez la cena fue mucho más amena, ya que Michael y yo nos hablábamos. Quizás hubo un par de malentendidos entre Becca, la madre de Charlotte y Rita, la madre de Peter, pero nada del otro mundo. Y Charlotte intentaba parecer calmada. Aún no sabía cómo se habían tomado la noticia los padres de Charlotte sobre su prematuro compromiso, pero viendo el panorama no parecía que estuvieran enfadados.
Después de cenar, fuimos a la casa de los Hennings para tomar unas copas. Allí tenían un amplio patio cubierto con unas estufas que nos resguardaban del frío. Al tener todos una copa en la mano, Jim, el padre de Peter puso un poco de música para que pudiéramos bailar.
Michael y yo nos aislamos del mundo, queríamos aprovechar cada instante de este fin de semana para vivirlo felizmente.
Al final, el malentendido de Becca y Rita fue a más y terminaron discutiendo, aunque por lo que yo vi tuvo más repercusión por la bebida. Charlotte pidió disculpas y se llevó a sus padres en taxi al hostal, asíque Michael y yo los acompañamos.
Durante el trayecto de vuelta Charlotte no dejaba de echarles la bronca a sus padres por arruinar la velada con la familia de Peter.

-¿Os habéis vuelto locos? Ellos van a ser familia nuestra. – dijo Charlotte
-Creo que a esa mujer le falta un tornillo.
-¡Por dios papá, dile algo! – Gritó enfadada Charlotte.
-Becca, querida…no hace falta que le des más bombo al asunto. Creo que nos hemos desmadrado con la bebida, será mejor que durmamos cuanto antes. – comentó Jeff.
Poco después llegamos al hostal y cada uno pudimos irnos a nuestra habitación. Michael y yo estuvimos comentando la velada accidentada, pero a nosotros nos quedó claro que gran culpa la tuvo la bebida, sino Becca lo habría dejado pasar.
Aquella noche también hice el amor con Michael. Fue igual de especial y placentero que la noche de ayer. ¿Acaso había algo mejor que aquello? No, seguro que no.

Al amanecer nos llamaron de recepción para avisarnos de que teníamos que dejar el hostal en un par de horas asíque nos levantamos y nos pusimos a hacer la maleta para el regreso.
Los padres de Charlotte tenían una cara bastante penosa, se sabía que tenían una gran resaca, nos despedimos de ellos y fuimos hacia el coche para poner rumbo a Nueva York.
El viaje de vuelta fue mucho mejor que el de ida, podía mirar a Michael todo lo que quisiera sin sentirme avergonzada, él era hermoso y era todo para mí.

Ya en Nueva York Charlotte y yo nos bajamos en Harlem, mientras que Peter se llevo el coche de Charlotte para llevar a Michael a su casa. Volver a aquel apartamento hizo que me deprimiera un poco, el fin de semana había sido tan fabuloso… ver de nuevo a toda la gente y todo el ruido de esta ciudad era horrible. Pero después pensé que antes de conocer Vermont me gustaba Nueva York, sí que era un poco pesado pero me gustaba.
Charlotte aún andaba enfadada con sus padres por lo sucedido y me confesó que no le agradaban que se fuera a casar con Peter tan pronto.

-No te preocupes, esto sera sólo las primeras semanas. Después lo aceptarán. Es que su única hija se casa y es normal que estén tristes. – dije animándola.
-Ya, pero no es forma de comportarse, ahora mismo les odio.

Al día siguiente tenía que volver a trabajar y no me apetecía nada, aunque sólo pensar que quizás pudiera ver a Michael por allí me reconfortaba. Justamente hacía unos días habría rezado para que eso no sucediera, pero ahora suplicaba que así fuera.
Aquella semana apenas vi a Michael por el periódico, eso sí, cuando venía entraba en mi despacho y estábamos un rato juntos besándonos y demás. Pero después, al salir del trabajo salíamos juntos a dar una vuelta o a cenar. Volver a estar así de bien con él era increíble, aún pensaba que estaba en un sueño.
Bruce intentó contactar conmigo y fue cuando me acordé que me llamaba por aquella cita que teníamos pendiente. Ahora me daba apuro decirle que ya tenía a alguien, ya que hace poco más de una semana estaba de acuerdo con aquella cita. Así que quedé con el para tomar un café en al almuerzo, en una cafetería cercana.

-¡Laura! ¿Cómo estás? Qué guapa estás hoy. – dijo dándome un beso en la mejilla.
-Bruce, hola, pues la verdad que todo va muy bien. – dije sentándome en una mesa.
-¿Dónde has estado esta semana?
-Pues he trabajado bastante, el nuevo empleo me gusta mucho. ¿Y tú qué tal?
-Ya sabes, de aquí para allá. Tengo un caso por asesinato del que voy bastante bien.
-¿Asesinato? – dije incrédula.
-Sí, la verdad ese tipo creo que hizo lo que hizo, pero él me contrató asíque tengo que defenderle.
-Caray, ¿y no te sientes mal?
-Bueno, en la facultad te enseñan a dejar los sentimientos a un lado, pero luego cada uno hace lo que la dicta su conciencia.
-Entonces veo que no te arrepientes.
-Me gano así la vida, Laura, si hiciera sólo el bien no podría mantenerme.
-Entiendo…
-Bueno… ¿Te gustaría salir a cenar alguna noche de esta semana? – cambió de tema Bruce.
-Verás, quería hablar de eso.
-¿Qué ocurre?
-Pues, es que estoy con alguien…
-¿Estás con alguien? ¿Desde cuándo?
-Es algo complicado.
-Explícamelo. – dijo Bruce cruzándose de brazos.
-Estoy saliendo con alguien con quién salí hace unos años, es como si hubiéramos estado en standby, ¿entiendes?
-Michael Stanford, ¿no?
-¿Cómo lo sabes?
-Han salido muchas noticias sobre ti y ese hombre en la prensa del corazón. – se explicó.
-Ah, bueno pues…es eso. Y hasta hace una semana no estaba con él. Pero el fin de semana que me llamaste para quedar y te dije que iría a Rutland para una cena de presentación familiar, él estaba allí, no lo sabía. Y hablamos y sucedió sin más. No tenía nada planeado. De hecho hasta ese fin de semana quería quedar contigo.
-No tendrías muchas ganas de quedar conmigo si en un par de días te cambia la mentalidad de esa manera, ¿no crees?
-Bruce, entiendo que estés enfadado pero…no tengo la culpa, no puedo controlar lo que siento, ¿sabes? – dije apenada.
-Lo sé, pero es que…bueno, da igual. Me ha gustado estar este rato contigo. Ya nos veremos.

Bruce se fue apresuradamente dejándome sola en aquella cafetería. Me sentía mal por haberle rechazado pero no podía controlar lo que sentía, era así de simple y así de complicado a la vez. Me gustaría haberle correspondido pero, por alguna razón, quizás el destino, hizo que me reencontrase con Michael e iba a aprovechar esa oportunidad.
El resto de la semana fue realmente extraña, había mucho revuelo en la oficina y no sabía por qué.
Charlotte me comentó que el fin de semana se iría a casa de Peter a dormir, asíque me quedaba yo sola en el piso. Alquilé unas películas, compré vino y comida y me dispuse a tener un par de días bastante caseros.
Después de hacer unas fajitas y unos nachos con aguacate y queso para cenar la noche del viernes, sonó el timbre de la puerta. Michael esperaba en el rellano sonriente, bastante mojado por la lluvia de finales de noviembre.

-¿Puedo pasar? – me preguntó.
-Claro, pasa, estás empapado, quítate el abrigo y ponte la manta que hay en el sofá para que entres en calor.
-Creo tener una mejor idea para entrar en calor, ¿no crees? – me dijo agarrándome por la cintura mientras me daba un beso.
-Es una buena opción, pero acabo de preparar la cena y tengo bastante hambre, ¿quieres cenar conmigo?
-Por supuesto, huele fenomenal.

Nos sentamos a comer en el sofá con una copa de vino y viendo las noticias. La cena era bastante buena para ser la primera vez que hacía comida mexicana. Michael terminó comiéndose todo y resopló al final, como dando a entender que estaba bastante lleno.

-¿Bueno, verdad? – pregunté.
-Sí, no había almorzado asíque…
-¿Por qué no?
-He estado trabajando, tengo un problemilla gordo.
-¿De qué se trata?
-No te quiero preocupar con mi trabajo, nena. – dijo sonriéndome.
-Pero me gustaría ayudarte.
-No puedes. Es complicado.
-Venga explícamelo. – le insistí.
-Pues no sé cómo ha pasado pero me quieren cesar de mi cargo en el periódico.
-¿The Eagle?
-Sí, así es.
-¿Cómo puede pasar? Si tienes la mitad de la empresa, ¿no?
-Sí, tengo el 50%, quise darle la otra mitad a Nick para que pudiera gestionar todo sin tener que aprobar todas las decisiones conmigo.
-¿Entonces? ¿Cómo puede echarte si tienes la mitad?
-Pues ha reunido firmas de todos los gerentes, jefes de planta y demás y las ha mandado al juzgado. Hay una cláusula que dicta que si hay pleno acuerdo de todos los responsables de la empresa, podrían cesarme.
-¿Qué? ¿Y tú no sabías nada sobre esa cláusula? – dije incrédula.
-Sí, pero jamás pensé que podría llegar a darse.
-Son unos sucios, ¿por qué echarte? ¿Haces tu trabajo, no?
-Claro, pero no sé por qué, y Nick no quiere hablar conmigo directamente, usa a sus abogados.
-¿Necesitas un abogado? Yo conozco a uno, creo que es muy bueno, aunque de hecho es socio de Nick Martin…
-¿Bruce Nolan?
-Sí, ese mismo.
-Nolan es el abogado de Martin, Laura.
-¿Qué?
-¿Y de qué le conoces? – preguntó Michael.
-Pues nos conocimos de casualidad en Central Park, quedamos un par de veces y quiso pedirme una cita, pero ya estaba contigo asíque…
-¿Quiso una cita contigo?
-Pues sí…pero sucedió todo esto.
-No me gusta que estés con ese tío, no quedes con él.
-Oye Mike, creo que puedo elegir mis amistades. Pero viendo lo que está pasando en el periódico quizás deba alejarme de él.
-Pues sí, a lo mejor le ha cabreado que estés conmigo y por eso apoya a Nick.
-¿Tú crees? No sé…no creo que se tan vengativo…
-Los abogados como Nolan no tienen conciencia, créeme.

Aquella frase de Michael me hizo pensar “Los abogados como Nolan no tienen conciencia”. Quizás fuera verdad porque el día que estuve con Bruce en la cafetería dijo que defendía a un hombre de asesinato, y él mismo decía que podría ser culpable pero que hacía su trabajo. Puede que Michael tuviera más razón de la que querría admitir.
Después de cenar puse un dvd de una película romántica, pero duramos poco viéndola que ya poco a poco fuimos dándonos besos, eso llegó a más y terminamos haciendo el amor en la cama.
Michael se pasó todo el sábado hablando por teléfono con sus abogados, pero no había manera de parar aquella cláusula. Estaba claro que Bruce sabía cómo meter en problemas a alguien. Quizás debería hablar con él para que parase esta estúpida guerra aunque probablemente eso enfurecería a Mike si me metiera en medio.

Diciembre llegó sin ninguna buena noticia, nada había cambiado. Michael iría a juicio para luchar por el periódico, como ya nos había comentado su abogado.

-Podría hablar con Bruce para que parase todo esto. – dije definitivamente.
-No, ni se te ocurra. Si tengo que perder el periódico lo perderé, pero no quiero que te metas en medio. Siempre he dado la cara en mis negocios y lo seguiré haciendo, sean malos o buenos.
-¿Es tu primer fracaso empresarial?
-Claro que no. Uno no se forja sólo de buenos negocios, sino también de los malos. Hace que te vuelvas fuerte y aprendas más estrategias para la próxima vez. – me explicó.

El día del juicio, a mitad de diciembre, nos presentamos en los juzgados todos, incluídos Peter y Charlotte.
No hubo tanto revuelo mediático como pensamos, puesto que habíamos mantenido la noticia en secreto. Era mucho mejor que no hubiera periodistas revoloteando alrededor.
James Martin se presentó también allí y se sentó en el bando de su padre, como era normal, pero no me saludó ni nada como solía hacer siempre.
Al final el juez falló a favor de Nicholas Martin y le fue entregada la empresa The Eagle en su totalidad, así pues Michael salió de la sala un tanto triste, aunque no todo lo mal que yo pensaba.
Charlotte y Peter le acompañaron y a mí me paró James para hablar.

-Siento que Mike haya perdido el periódico.
-Pues…gracias, aunque no lo creo.
-Bueno, tienes todo el derecho a pensarlo porque somos los beneficiarios directos, pero no he tenido nada que ver con esto. – se explicó.
-Siento la pérdida, Laura, aunque un simple periódico no será nada para el imperio de tu novio, ¿Verdad? – dijo Bruce cuando se acercó a nosotros.
-¿Te mofas? –  levanté las cejas.
-Tómatelo como quieras, pero he hecho sólo mi trabajo, no esperes que me sienta culpable por ello. – dijo yéndose por el pasillo.
-¿Michael es tu novio de nuevo? – dijo James con los ojos muy abiertos.
-Pues sí, lo es. Ya nos veremos James. – dije andando rápido hasta la salida.

En realidad Bruce tenía razón, no podía culparle porque él solo había hecho su trabajo. Si Nick le había contratado era lógico que hiciera lo que fuera por ganar. Pero por otro lado me sentía como un poco traicionada y triste, no quería que Michael perdiera el periódico.
Al salir del juzgado nos fuimos los cuatro a comer a un restaurante, ya que era la hora de almorzar.

-No te preocupes amigo, ya volverá la buena racha. – le dijo Peter a Mike.
-Lo sé. En realidad es un grano en mi gran montaña de arena, pero quería tener ese periódico hasta que el Stanford News fuera en auge, además de que Laura trabajaba allí y me gustaba verla. – dijo Mike.
-No importa, cielo. Me verás cada día aunque no trabajemos juntos. – dije abrazándole.
-¿Seguirás trabajando ahí, Laura? – preguntó Charlotte mientras comía su ensalada.
-Sí, la verdad que no me queda otra, tengo medio año de contrato al menos, no puedo irme. Tendré que aguantar allí.
-Después te contrataré para el Stanford News, nena, no te preocupes.
-No hace falta que me regaléis trabajos, ¿vale? – dije tomando mi plato de pescado.
-Pues me gustaría que estuvieras a mi lado, tú eres buena redactora y ayudarías a llevar a la cima ese periódico.- comentó Mike.
-Ya lo pensaré, tranquilo, aún quedan unos meses.

Después de aquella comida me sentí un poco mal, mi estómago estaba revuelto asíque volví a casa con una sopa de pollo comprada en el supermercado para ponerme mejor.
Charlotte me trajo unas sales digestivas para que se me asentara el estómago y traía consigo un periódico.

-A ver si te pones mejor con esto. – me dijo Charlotte.
-Buf, tengo el estómago fatal, he vomitado dos veces y me duele la cabeza.
-Debes tener un virus importante. Laura…me gustaría hablar contigo de una cosa.
-Dime, dime.
-Verás, no sabía cómo decírtelo pero…esoty buscando un apartamento para vivir con Peter.
-¿Te irás a vivir con él? – dije sobresaltada.
-Pues sí, lo hablamos hace unos días y he estado pensando en cómo decírtelo. No quiero que te enfades.
-Char, por favor, no voy a enfadarme, es tu vida y te vas a casar. Es normal que quieras vivir con tu prometido.
-¿De verdad? ¿Me apoyas?
-Claro que sí, ven aquí.
-¿Vas a abrazarme?
-Sí, ¿por qué?
-Creo que lo dejaremos para otro día…no quiero contaminarme con tu virus.
-Boba, jajaja.

Charlotte iba a dejar nuestro apartamento después de casi tres años y medio. Era el final de otra época. Me entraba nostalgia por tener que vivir sin ella, había sido un quebradero de cabeza tenerla conmigo pero sin duda ella tenía muchas cosas buenas más que malas.
El resto de la semana seguí estando mala con el estómago, cosa que empezó a preocuparme. Charlotte me aconsejó que ya era hora de ir al médico porque que no se me hubiera pasado ya era extraño. Asíque fui al médico y me hizo unas pruebas, pero me dijo que no tenía nada malo visiblemente aunque las pruebas llegarían en unos días.
Se acercaban las Navidades y la verdad que Nueva York era un sitio genial para pasarlas, toda la decoración era increíble aunque este año iba a tener un aliciente y era Michael. Desde que volvimos a estar juntos nos iba muy bien, no habíamos peleado y nos sentíamos felices.
La cena de nochebuena la pasamos en el apartemento de Charlotte y el mío, ya que cocinábamos nosotras para Michael y Peter.
Yo cené bastante ligero porque aún tenía algunos vómitos en días puntuales.

-¿No comes más, cariño? – me dijo Mike cogiéndome de la mano.
-No, ya sabes que tengo el estómago mal, si como más sé seguro que voy a vomitar.
-Si quieres puedo llevarte al mejor médico de la ciudad, no me importa.
-Ya fui a uno, los resultados estarán al llegar, no te preocupes.
-¡Chicos! Tengo una buena noticia.- dijo Peter.
-¿Sí? Dínosla. – sonrió Charlotte.
-Hoy me han ofrecido un puesto en la cadena de la CBS, ¡Es genial! ¿Verdad? – dijo entusiasmado.
-¿Qué? ¡Enhorabuena amor! – dijo Charlotte mientras abrazaba a Peter.
-Felicidades amigo, es un gran paso. – comentó Mike.
-Es el mejor, ¿a que sí? – dije yo tomando un sorbo de agua.
-Y que lo digas, una de las mejores cadenas de Estados Unidos, es increíble. – dijo Peter.
-Mi prometido va a ser famoso, jajaja.

Todos nos alegramos mucho por Peter, quien iba a ser un gran periodista reconocido. La noche terminó siendo buena y las dos parejas nos quedamos a dormir en el apartamento.
Al día siguiente, el de Navidad, nos dimos los regalos unos a otros. Charlotte estaba muy contenta con su nuevo Iphone que Peter le regaló. Michael terminó dándome un beso por el marco digital que le regalé con muchísimas fotos nuestras de los momentos especiales en un fotoreportaje. Peter se levantó para probarse su nueva americana de Channel que Charlotte le había regalado para su nuevo trabajo, ya que saldría en la televisión nacional. Y yo abrí mi regalo y resultó ser dos llaves en una caja y unos zapatos Christian Loboutain.

-¿Para qué son estas dos llaves? – le pregunté a Michael.
-Una es de tu nuevo coche, sé que dejaste en Los Ángeles aquel que te regalé, el Mazda Sedan rojo, me pareció buena idea que tuvieras uno. Y esta otra llave es la de mi casa, para que vengas cuando quieras. Vivo entre Park Avenue y la 64th, ya sabes.
-¿Estás loco? Ya sabes que no puedo aceptar regalosos ostentosos. Un coche es demasiado, ya te lo dije la primera vez y te lo digo ahora.
-Lo sé, sé que piensas eso, pero ya sabes que es una miseria para mí y me gusta que tengas transporte en vez de irte en metro o autobús.
-Un coche por dios, te has vuelto a pasar.
-¿Sabes cuánto ha costado la casa de Park Avenue?
-Evidentemente no. – dije chistando.
-Casi diez millones de dólares. Créeme que ese coche es bastante barato.
-Cielo santo. Me va a dar un ataque.
-Laura, quiero que te entre en la cabeza que tengo más dinero del que podría gastarme jamás. – me explica cogiéndome de las manos.
-Lo sé, me lo dijiste. Pero tienes que entender que para mí no es nada normal todo esto. Yo me he creiado en un lugar modesto y tener ahora esto es demasiado para mí.
-Ya, pero quiero que te adaptes a lo que es mi vida, ¿vale?
-Lo intentaré. – dije dándole un beso.

El día de Navidad terminó satisfactoriamente entre todos, pero al día siguiente había que trabajar, asíque nos fuimos pronto a dormir.
El médico me llamó por la mañana para que fuera a la consulta, por ello le dije a Molly que me diera un pase para poder salir del trabajo sin problema.
Cogí el coche que Michael me regaló, el cual me fue muy util en esta situación y  me presenté en la consulta del médico.

-Buenos días, ¿tiene mis resultados? – dije impaciente.
-Sí, señorita Stevens.
-¿Y qué me ocurre?
-Verá, no le pasa nada malo, pero quizás no tenga una buena aceptación.
-¿A qué se refiere?
-Laura…está embarazada. – soltó el médico.