jueves, 29 de mayo de 2014

Capítulo 13



Tras bajar en el ascensor y salir del edificio, nos fuimos en taxi hasta una cafetería del Upper East Side llamada Bocado Café.

-Es una de mis favoritas, te atienden bien. – dijo James.
-No la conocía. Tampoco es que esté viviendo por aquí al lado, de hecho vivo en Harlem.
-Buen barrio también.
-Sí, pero desde luego no tan glamuroso como este.
-Ya, pero cada persona tiene su gusto. Por cierto, háblame de ti y tus gustos.
-En realidad soy una persona muy normal. He terminado una carrera y estoy trabajando en la revista Lovelife de redactora.
-¿Redactora? Vaya, debes conocer a muchos famosos trajando ahí, ¿verdad? Debe ser un poquito apasionante. – comentó James sonriente.
-Sí que conoces a famosos aunque eso no es que me entusiasme demasiado, y no por llevarte la contraria, es que ya he tenido un par de episodios con paparazzi y la verdad que no me gustan nada, por eso no me gusta meterme en ese mundillo.
-¿Por qué tuviste contacto con paparazzi?
-Porque estuve saliendo con Michael Standford hace unos años, se enteraron y quisieron averguar más sobre aquello.
-¿En serio saliste con él? Caray, es un tipo realmente asombroso, siempre he querido conocerle.
-Pues creo que andaba por aquí, normalmente vive en Los Ángeles, que es de donde yo vengo.
-Espero encontrármelo algún día, sí.

James era un tipo muy simpático y guapo. Sus ojos azules resaltaban con el cabello negro que tenía. Y siempre llevaba consigo una sonrisa que hacía que te sintieras bien.

-¿Y qué hay sobre ti, James?
-Bueno, parezco un hombre de muchas historias pero en realidad no lo soy, o eso creo. Estudié derecho y empresariales en Harvard y me mudé aquí cuando mi padre me ofreció un puesto de trabajo en el bufette.
-¿Te gusta trabajar aquí con tu padre?
-La verdad preferiría haberme buscado las habichuelas por mí mismo, pero mi padre es uno de esos hombres que les gusta controlar todo, aunque no les pertenezca.
-Debe ser agobiante, la situación digo.
-Muchas veces lo es. No sé por qué lo hace pero es así con todos, sobre todo con mi hermano y conmigo.
-¿Tienes un hermano?
-Sí, es Jonh Martin. Un año más pequeño que yo, nos parecemos físicamente en el pelo y los ojos.
-¿Más pequeño que tú? Si tú ya pareces muy joven.
-Gracias, pero tengo 24 años ya, así que mi hermano 23.
-De verdad, James, de verdad que para ti no será asombroso pero trabajar en un buffette así de bueno y teniendo esa carrera de Harvard a esa edad es un gran logro, te felicito.
-Gracias de nuevo… un momento, no me has dicho aún cómo te llamas, ¡Soy un idiota! – exclamó James.
-No importa, soy Laura Stevens.
-Lo siento, Laura, se me fue la cabeza, estaba tan a gusto hablando contigo y parecía que nos conocíamos de antes por cómo nos hablábamos que…
-Da igual, no pasa nada, más vale tarde que nunca, jajaja.
-Por dios, que mal me siento, pagaré la cuenta por esta indecencia.
-¡No pasa nada de verdad! No hace falta que pagues nada…
-Déjame hacerlo, además soy un caballero.
-Oh… Sir James Martin de Lancelot, jajaja.
-No así exactamente, pero sí, jajaja. Por cierto, sé que no es de mi incumbencia y mucho menos ahora que nos acabamos de conocer pero… ¿qué clase de realación tienes con Bruce Nolan?
-Pues…en realidad no lo sé, lo conocí de pura suerte y sólo nos hemos visto un par de veces creo. Aún no lo sé, James.
-De acuerdo, jajaja, era por saberlo.

Después de desayunar con James me fui a casa, donde Charlotte estaba sentada en la mesa con muchísimos papeles de por medio.

-¿Qué estás haciendo?
-Me han llegado unas facturas de la universidad, no sabía que aún tuviera que pagarla. – dijo con cara triste.
-¿Cuánto debes aún?
-Pues…unos 7000$...
-¿7000$? Por dios Charlotte, ¿cómo puede ser? Te solucioné tus facturas junto con las mías, llevé todo tu papeleo, ¿cómo puede ser que debas dinero? Hice todo muy bien.
-Sí, estaba pagada, pero…se me fue la cabeza, Laura, lo siento. Pedí un crédito a la universidad el primer año de 3000$, y al no pagarlo ese año me ha subido el interés…y ahora debo más del doble.
-¡Charlotte! ¿Por qué lo chiciste? No necesitabas tanto dinero.
-Lo sé, pero estaba tan decepcionada por no ser el centro de atención en la universidad que necesitaba ganarme a la gente.
-¿Lo has hecho para ser popular?
-Sí…
-Te mataría.
-Ya, pero no lo harás, ¿verdad?
-Pues no, pero debería. Me pondré contigo a estudiar a ver cómo puedes ahorrar.
-Gracias. Por cierto, ¿de dónde vienes? No has dormido aquí. ¿Qué pasó con Ethan?
-Ah eso. Pues quedé con él para cortar y quedar como amigos en un restaurante, pero se puso como un energúmeno. Me hizo hasta daño en el brazo por cogerme fuertemente.
-¡Qué me dices! Se ha vuelto loco…
-Pues sí, eso creo. Pero por suerte allí estaba justamente Bruce Nolan y pudo arreglar las cosas. Le dio una buena galleta a Ethan y salimos de allí juntos. Me invitó a su casa para cenar, vimos una peli y nos dormimos. No pongas esa cara Char, no, no nos acostamos.
-¡Qué cosas te pasan! Me hubiera gustado ver aquella hostia…
-Sí bueno. Luego me desperté y Bruce ya no estaba en su casa, se había ido a trabajar y le dijo a la sirvienta que me diera el mensaje, ¿te lo puedes creer?
-¿En serio? Un poco maleducado por su parte…
-Sí, pues resulta que vive en el mismo edificio donde trabaja. El bufette N&M.
-¿Esa cacho torre que hay en Midtown?
-Sí, más de la mitad del edifcio es suyo y allí tiene su bufette y su casa.
-Cielo santo, con qué hombres te juntas…
-Ya. Pues cuando me disponía a irme conocí en el ascensor al hijo de uno de los accionistas del bufette, James Martin.
-¿Y cómo es?
-La verdad que me pareció muy guapo, simpático, interesante…fue muy bien la verdad, desayunamos juntos.
-¿Cómo puedes conocer a esos hombres? Qué facilidad, y además todos ricos y guapos, ¿cómo lo haces?
-Pues no lo sé…conocí a uno y ya de ahí se han ido enlazando, no es que lo planee, simplamente estoy en el lugar indicado.
-Qué suerte.
-Peter también es guapo, que lo sepas.
-Lo sé, pero a veces envidio estar soltera y conocer tipos guapos como tú, jajajaja.
-Oh vamos, Peter en un cielo, salvo cuando contó a la prensa que estuve con Michael.
-Ya, le eché una soberana bronca, lo siente mucho, no sabía que te lo tomarías tan mal.
-Da igual, dile que ya pasó.
-Laura…oye, si estuvieras con un chico y le quisieras, al igual que él a ti, ¿te casarías con él?
-Pues, bueno…se supone que todo lo que has dicho son las condiciones idóneas para casarse.
-Eso pensaba yo.
-¿Por qué?
-Peter me lo pidió anoche.
-¡¿Qué?! ¿Te vas a casar?
-No lo sé…ese es el problema, quiero y no quiero.
-¿Qué problema es ese?
-Por una parte le quiero, pero por otra, como ya te he dicho, hay veces que envidio ser soltera y conocer chicos. Tú sabes que siempre he estado con muchos chicos, y sólo pensar en que ya no podría volver a hacer eso…
-Charlotte, puede que merezcas estar asustada, pero si le quieres de verdad eso se pasará, no te importará estar con un solo chico el resto de tu vida.
-Lo sé, tengo que pensármelo.
-Vale, ahora pongámonos a las facturas.

Era increíble que Peter le hubiera pedido matrimonio a Charlotte, ¡sólo tenía 21 años! Aún así me alegraba por ella, por haber encontrado a un chico que quiera estar con ella para siempre. Ella decía que me envidiaba por conocer a chicos, pero quizás yo le tuviera envidia a ella en ese momento por su compromiso, por tener a alguien a su lado.

Tras unas horas, le hice un plan para ahorrar dinero a Charlotte, lo iba a pasar mal sin sus extravagantes costumbres, pero debía pagar aquel crédito.
El lunes fuimos de nuevo a trabajar, Charlotte a la cadena de televisión y yo a la revista. Comenzó a llover muchísimo y me mojé mientras entraba en el edificio. Era un Noviembre muy lluvioso, se notaba que llegaba el invierno.
Al llegar a mi mesa vi una carta con una rosa roja encima. ¿Qué demonios…?
Abrí la carta y decía: “Siento que hubieras despertado sola el otro día en mi casa. Me lo pasé genial contigo y no quiero que te lleves una mala impresión sobre mí. Me gustaría que nos volviéramos a ver, pero ésta vez como una cita formal, ¿qué me dices? Házmelo saber con un mensaje a mi móvil. Espero verte pronto, un beso. Bruce Nolan.”

Volví a releer aquella carta y no podía creer que Bruce me pidiera una cita, ¿yo le gustaba? No podía ser…
Bruce me parecía un tipo atractivo y guapo, pero no sabía si me gustaba de aquella manera, ¿qué debía hacer? Charlotte, pensé.
Cogí el teléfono y marqué su número inmediatamente.

-¿Laura?
-Sí, soy yo.
-¿Ocurre algo?
-No, no es nada malo. Pero necesito consejo.
-¿Ahora?
-Sí, por favor.
-De acuerdo, te escucho. – dijo Charlotte.
-Verás al llegar a mi mesa de trabajo, me he encontrado una carta de Bruce con una rosa roja. En la carta ponía que le perdonase por haberse ido a trabajar sin despedirse, que no pensase mal de él y que quería verme de nuevo, pero esta vez teniendo una cita. ¿Qué hago?
-Vaya, qué directo es ese hombre. La pregunta que debes hacerte es, ¿te gusta?
-A ver, estoy cómoda y a gusto cuando estoy con él, hablamos muchísimo, incluso me parece guapo… - expliqué.
-Bien, vamos por buen camino. ¿Te imaginas con él en la cama?
-Pues no lo he pensado.
-¿Y? Imagínatelo ahora, ¿qué piensas?
-Pienso que quizás me gustaría.
-Pues dile que sí a la cita.
-¿En serio?
-Sí, y hazlo ya. Tengo que dejarte, me espera un reportaje, luego me cuentas, adiós.

Tenía que hacer caso a Charlotte, pero Hillary me dio trabajo que hacer, así que se me olvidó completamente.
Al día siguiente en el trabajo, Hillary me mandó llamar a su despacho. En él estaba ella y un hombre de unos cincuenta años, trajeado.

-Siéntate Laura, tengo que hablar contigo. – dijo Hillary.
-¿He hecho algo mal?
-No, la verdad que ha sido al contrario. Verás, este de aquí es Nicholas Martin. Ha pedido exclusivamente tu participación en su periódico local, The Eagle.
-¿Mi participación?
-Sí, quiere que trabajes para él como redactora.
-¿En un periódico?
-Por supuesto. – dijo Nicholas.
-Eso es genial, ¿qué clase de redacción haría?
-Pues todo lo que tiene que ver con un periódico, Laura, noticias nacionales, internacionales, economía, política…
-Es increíble, es genial. – dije.
-Lo sé. Por eso, como me gusta tu trabajo aquí en Lovelife, quiero hacerte una contraoferta. Cobrarías el doble que ahora mismo y ya no tendrías que hacer entrevistas a famosos, te daría la sección de actualidad en salud y belleza, quizás sea más de tu estilo. – comentó Hillary.
-Pues…me agrada muchísimo que haya tenido ese pensamiento para mí. Pero lo que me gusta es la actualidad real del día a día en el mundo, no la vida sensacionalista y demás.
-¿Entonces nos dejarías?
-Pues, sí, me gustaría más el puesto del señor Martin.
-Bien. Al final del día podrás recoger tus cosas y mañana ya trabajarás para Martin. Ha sido un placer tenerte en nuestras filas. – dijo Hillary estrechádome la mano.
-Muchas gracias por todo.
-Bienvenida a The Eagle, Laura. – dijo Nicholas estrechádome también su mano.