Bruce se quedó bastante
perplejo cuando apareció de nuevo por su despacho. Tras nuestros rifirafes y
malentendidos en el pasado, esperaba que poco a poco fuéramos siendo amigos
porque pensaba que él no era tan malo como aparentaba ser.
-¿Laura? ¿Cómo tú de
nuevo por aquí? – preguntó Bruce.
-Bueno, no quería abusar
de tu amistad conmigo pero necesito que vuelvas a trabajar para mí.
-¿Ha vuelto a haber
problemas con Aubree y tus padres?
-No, eso se ha zanjado
gracias a dios. Pero verás, esto es algo muy serio, delicado y absolutamente
confidencial.
-¿Sobre quién?
-Paul Abramson, el
senador.
-¿En senador? ¿Qué
ocurre con él?
-Bueno, no quería
contarte la versión entera si antes no vas a aceptar el trabajo, si no tendré
que buscar a otra persona. – dije misteriosa.
-No, no, siéntate y
cuéntame de qué se trata, por favor.
-Verás, como sabrás se
ha casado hace poco con Charlotte Sullivan, mi mejor amiga. Ella antes de
casarse me dijo que debía casarse con Paul porque sino iba a ser mucho peor,
que nadie conocía cómo era él en realidad, pero no le di importancia en ese
momento. Poco después, el día de la boda me dijo que él era muy peligroso, que
hacía cosas ilegales para poder llegar a la presidencia del país y yo creo a
Charlotte, por eso tengo que averiguar como sea lo que está tramando Paul. – le
expliqué a Paul.
-Laura, lo que estás
diciendo es una acusación muy grave y además sin ninguna prueba.
-Lo sé, por eso te
necesito. Tú tienes investigadores que te ayudan para resolver los casos más
difíciles y me gustaría que hablaras con ellos para ver qué pueden averiguar.
-Oye, si Paul Abramson
sabe que le están investigando, nuestros trabajos, nuestras vidas incluso
podrían irse al traste, ¿lo sabes, no?
-Sí, pero Charlotte se
ha casado por deber. Antes estaba enamorada de él pero cuando se ha dado cuenta
de cómo es en realidad ya no le ama y está con él por miedo. Necesito encontrar
pruebas para poder chantajearle con decir a todo el mundo lo que pasa o que le
dé el divorcio por las buenas y así todos contentos.
-Te ayudaré, pero porque
no quiero que hagas ningun locura. Paul tendrá a guardaespaldas, investigadores
y demás trabajando para él, además si dices que juega sucio no quiero ni
imaginar qué más tendrá escondido, como sicarios incluso. No quiero que te pase
nada malo, asíque, como hemos restaurado nuestra amistad te ayudaré. Pero si
veo indicios de que no hay nada oscuro en él prométeme que dejarás correr esto.
– dijo Bruce frunciendo el ceño.
-Está bien, lo haré.
Allison regresó de su
primer día en la revista muy contenta y con ganas de progresar, Hillary le caía
muy bien, la gente la trataba de maravilla y por fin empezó a tener la
sensación de que estaba haciendo algo bueno por su futuro. Por el contrario,
Eric iba de capa caída, echaba de menos a Charlotte y todo lo que ella
significaba para él, se había enamorado de ella y no podía sacársela de la
cabeza. A Michael le preocupaba que su hermano estuviera todo el día cabizbajo,
asíque le animó a salir para tomar copas.
-Fui un cobarde por no
decirle que la quería, y ahora la he perdido. – dijo Eric.
-No sabías con certeza
que la querías tanto, estoy seguro que te daba miedo admitir que la amabas – le
respondió Mike.
-Lo sé, pero me enfada a
mi mismo el no habérselo dicho antes y poder estar ahora con ella.
-Bueno, siempre es
difícil perder a alguien que quieres, pero lo que debes hacer es seguir adelante
con tu vida, conocer otras chicas, salir con ellas y probar suerte. El mundo no
se acaba en Charlotte – explicó Mike.
-¿Se te acaba el mundo a
ti con Laura? – preguntó Eric.
-Eso es distinto, sé que
ella es mi vida, sé que yo soy todo para ella y además tenemos una hija.
-Aun no teniendo a
Aubree, sé que ella es todo para mí, ¿qué me respondes a eso?
-Sé que ella te quería
pero si ha elegido a Paul será por algo, ¿no crees? Ahí tienes mi respuesta –
zanjó Mike.
Estuvieron bebiendo
hasta altas horas de la madrugada, asíque llegaron a casa bastante bebidos
cuando el resto estábamos ya durmiendo.
El día de mi cumpleaños
me desperté con un beso de Michael, quien me traía también un estupendo
desayuno a la cama un soleado día de Abril.
-¡Felices 23 princesa!
¡Te amo! – gritó a los cuatro vientos Mike.
-Gracias, gracias, pero
baja la voz que acabo de despertar, jajaja.
-Quiero que desayunes
todo eso que te he hecho yo mismo, te duches después y te prepares porque vamos
a salir.
-¿Qué? ¿A dónde? ¿Y cómo
pretendes que coma tortitas, tostadas, bacon, huevos, zumo y café en una sola
mañana?
-Necesitarás fuerzas
para celebrar tu cumpleaños, amor.
-¿Qué diabluras habrás
organizado para hoy? Jajaja, ahora mismo me voy a duchar, unos minutos – dije
sonriendo.
Comí casi sin masticar
todo lo que Michael me había preparado y salté a la ducha inmediatamente, cosa
que me despertó bastante. Cogí unos vaqueros y una camiseta ceñida medio de
sport y me puse en mano de Michael para celebrar mi cumpleaños.
Como era de esperar no
me dijo a adónde iríamos, pero lo primero que pude ver es que abandonábamos la
ciudad, donde había más campo del que jamás había visto. Claro está que al
vivir tanto tiempo en Los Ángeles y después en Nueva York, parece que no existe
más que las metrópolis, pero en absoluto era así.
Bajamos del coche una
hora y media después y nos dirigimos hacia lo que parecía una gran granja.
-Estamos cerca de Culver
Lake.
-¿Dónde está eso? –
pregunté.
-En Frankford, New
Jersey.
-¿Y qué hacemos aquí?
-Te he traído a montar a
caballo y a comer bajo los árboles con este hermoso día soleado.
-Oh, qué encantador
eres, me encanta, es genial estar aquí tan relajados. ¿Crees que Aubree estará
bien con Marie?
-Sí, ella ya sabe
desenvolverse muy bien con la niña. Venga vamos, tienes que elegir un caballo
para montar.
La cuadra estaba llena
de caballos, pero me gustó uno marrón que parecía amigable. El cuidador de los
caballos me ayudó a montarme y, lo más importante de todo, a no caerme. Poco
después estábamos Michael y yo paseando a caballo por aquellos hermosos campos
llenos de árboles y flores, donde podías respirar auténtico aire puro.
-Te ves preciosa encima
del caballo, en serio, jajaja, se te da bien – dice Mike.
-Pues es la primera vez
que lo hago, a lo mejor valgo para vivir en el campo, jajaja.
-Oye, pues no es mala
idea, ¿querrías algún día vivir en un sitio así?
-En parte sí, para que
Aubree crezca en un buen lugar donde pueda jugar, vea la naturaleza…, pero
también echaría de menos el poder tener la posibilidad de ir a algún lugar a
las 4 de la mañana, ir de compras…es complicado amor – dije sinceramente.
-Lo sé, y te entiendo,
quizás es pronto para decicir sobre eso, pero por lo menos ahora estamos
disfrutando de todo esto – dijo Mike sonriendo.
Una hora después bajamos
de los caballos y dimos un largo paseo hasta un claro en un bosquecito cercano.
Ahí Michael extendió una manta y empezó a sacar de una cesta varios platos con
comida, un par de botellas de vino y un par de copas. Era una estampa realmente
bonita, los dos sentados en medio del campo, con el sol radiante mientras
almorzábamos, era la escena que toda pareja desearía.
-¿Cuál crees que va a
ser tu regalo de cumpleaños? – me preguntó Mike.
-¿Ah, que no es esto ya?
-Jajaja, ¡claro que no!
Esto es la mitad de la celebración, nosotros dos solos.
-Vaya, sí que te lo has
currado eh.
-Todo es poco para ti,
princesa.
-Bueno, al menos sé que
no será un coche, porque eso ya me lo regalaste una vez – dije sonriendo.
-Es verdad, pero mi
chica siempre debe tener derecho a elegir qué coche usar según el día, ¿no
crees?
-¿Me has comprado otro
coche? – dije incrédula.
-Jajajaja, ¡no! Pero ha
sido gracioso ver tu cara.
-Qué susto, pensaba que
te habrías gastado otra vez miles de dólares así a lo bobo en algo que no es
necesario.
-Aún tenemos versiones
distintas sobre lo que es necesario o no, cariño. ¿He de volver a repetirte
todo el dinero que gano? – dijo Mike un poco enfadado.
-No…pero no sé si me
acostumbraré…
-Bueno, ¿Quieres que te
de el regalo?
-Vale, si tú también quieres
dármelo ya…
-Aquí tienes entonces,
espero que te guste.
Michael me entregó una
caja de terciopelo azul y, al abrirla vi que había un gran collar precioso de
lo que parecían ser pequeños diamantes (ya que yo no era nada experta en joyas)
y en un extremo un gran diamante en forma de lágrima.
-Dios mío… son… ¿son
diamantes? – pregunté.
-Claro que sí, no te
regalaría cualquier baratija. Es un collar que fue diseñado por Christina
Onassis, quien ya no está entre nosotros.
-Madre mía, es precioso.
-¿Te gusta?
-Por supuesto, pero
¿cuánto te ha costado esto?
-Pues…un poco más que
éste otro regalo, toma. – dijo Mike sonriente.
Al coger el sobre que
Michael me dio pude ver que se trataba de un viaje a las islas Balí.
-¡Dios mio! ¿Estás loco?
¿No era suficiente un collar de no se cuantos mil dólares que ahora también un
viaje a Balí?
-Cariño, es tu
cumpleaños.
-Lo sé, pero me parece
muy excesivo.
-Disfrútalo anda, hazlo
por mí.
-Aggg, está bien, pero
la próxima vez sé un poco más recatado a la hora de despilfarrar dinero.
Después de beber
champán, almorzar y descansar tumbados bajo los rayos del sol, volvimos en
caballo hasta la granja, donde subimos de nuevo al coche para ir a Nueva York.
Al llegar al apartamento
de Mike, varias personas salieron de repente al grito unísono de “¡Sorpresa!”.
Estaba Eric, Allison, Kyle, los padres de Michael, un par de amigos de Mike del
trabajo y, por supuesto Charlotte.
-¡Qué alegría verte
amiga! – gritó Charlotte.
-¡Ya ves! Tenía ganas de
volver a estar contigo, ¡qué sorpresa todo esto! – dije sonriente.
-Le dije a Eric que
fuera preparando todo para cuando volviéramos. Asíque ahora puedes irte a dar
una ducha y prepararte – dijo Mike.
Sus palabras fueron
cumplidas por mí. Fui corriendo al baño, me duché y me puse un vestido de
noche, el collar que Mike me acababa de regalar, tacones y maquillaje de
fiesta, ya que todos allí presentes iban bien arreglados.
Tess y William estaban
todo el rato con Aubree, a quien hacía algunos días que no veían y por ello
prefirieron estar pendiente más de ella que del cumpleaños, lo cual me parecía
bien. Eric no hacía más que beber, ya que estar en el mismo lugar que Charlotte
le hacía sentir con el corazón en un puño. Allison charlaba amigablemente con
los dos amigos de Mike y Kyle entabló una conversación con Mike sobre un
proyecto que estaba comenzando a preparar. Charlotte vino corriendo hacia mí
con una botella de champán para meternos en la biblioteca sin que nadie nos
viera y así poder estar a solas.
-¿Qué tal te fue la luna
de miel?
-El viaje en sí fue
bueno. Hay veces que pienso que Paul sigue siendo el hombre del que me enamoré,
pero otras…es como si tuviera una identidad oculta.
-¿Has podido averiguar
algo sobre él? – pregunté.
-No. La verdad que no ha
traído su maletín, ni papeles con los que trabaja normalmente. Sólo ha usado su
portátil y su teléfono móvil.
-¡Eso es! ¿Crees que
podrías traer alguna de esas dos cosas para que las podamos analizar?
-¿Estás loca? Trabaja
día y noche con eso, sabría que faltan. – dijo Charlotte alarmada.
-¿Y si compramos alguno
igual y le damos el cambiazo por un día?
-Laura, Paul usa cada
día esos dos aparatos, no puede vivir sin ellos, ¿cómo crees que podrías hacer
eso?
-Si se los cambiamos no
se dará cuenta.
-Pero ¿y si enciende su
portátil y ve que todas las cosas que tenía ya no están aunque sea un portátil
igual?
-Bueno, pero era una
gran idea, quizás podamos desarrollarla de alguna manera.
-O quizás es mejor dejar
todo correr y dejarlo como está.
-Charlotte, no voy a
dejar que vivas así, angustiada y apenada por estar casada con Paul. Ya he
pedido ayuda a alguien para que averigue sobre él, pronto tendremos algo –
tranquilicé a Charlotte.
-¿De quién hablas?
-De Bruce. Fui a pedirle
ayuda, ya sabes que él tiene siempre un as bajo la manga y además trabajan
varios investigadores para él, asíque espero que pronto me dé noticias.
-Quizás no debamos hacer
todo esto. No sabemos qué trama Paul ni hasta dónde llega su mano, ¿entiendes?
Nos estamos metiendo en la boca del lobo sin siquiera saber cómo vamos a salir.
-Me da igual meterme en
la boca del lobo por ti. Eres mi mejor amiga desde hace años y quiero que estés
bien. Si eso significa sacrificar algo, lo haré.
-Escucha, quizás no sea
mucho pero he oído hablar a Paul a escondidas por teléfono y he escuchado un par
de nombres, quizás nos diga algo. – comentó Charlotte.
-¿Qué nombres?
-Charles
Rodgers y Benjamin Burke.
-¿Benjamin
Burke? ¡Era mi antiguo jefe del periódico! ¡Del New York
Post!
-¡Ah! No me acordaba. Quizás no tenga nada que ver y sólo
dijera su nombre para alguna entrevista, no tiene por qué ser nada malo.
-O
quizás sí. Todo es cuestión de averiguarlo, se lo diré a Bruce por mensaje. ¿Y
quién demonios es Charles Rodgers? – pregunté intrigada.
-Ni
idea, Laura.
-Ven,
vamos al ordenador a buscarle.
Charlotte
y yo fuimos hasta el ordenador para averiguar quién era ese hombre. Mientras,
en el salón Kyle y Mike habían llegado a un acuerdo para comenzar el nuevo
proyecto de contrucción de mi hermano, un casino financiado por Mike, pero del
cual sería propietario por un total del 50% de las acciones, mientras que mi
hermano tendría el otro 50%. Básicamente era un favor de Mike, ya que perdería
dinero, pero con sus acciones y paso del tiempo conseguiría volver a ganarlo
del propio casino.
Allison
había comenzado a liarse con Adam, uno de los amigos de Mike, lo cual era bueno
para ella, ya que eso significaría que había comenzado a olvidarse de Kyle.
En el
ordenador, pudimos averiguar que Charles Rodgers tenía varias profesiones:
empresario, periodista, abogado y, lo que más nos importaba, el más famoso
manager para campañas electorales a la presidencia.
-Pues
será el más famoso pero no le he visto con Paul ni una sola vez – dijo
Charlotte.
-Quizás
no le hayas visto porque hace poco que se ha presentado a la candidatura a
presidente y no quería que le vieran con él para abrir la caja sorpresa antes
de lo acordado, cuando ganara su puesto como senador.
-Y
ahora que sabemos quién es, ¿qué hacemos?
-Mandarle esta
información a Bruce, él sabrá qué hacer. Nosotras investigaremos por otro lado
qué hace ese tal Rodgers – dije mirando su foto en el ordenador.
-Debemos tener cuidado,
si Paul se llega a enterar que estamos husmeando…
-No se enterará.
Déjamelo a mí, tú mientras sólo intenta observarle, ver sus movimientos y, si
puede ser, alguno de sus papeles, el ordenador o el móvil, ¿de acuerdo?
-Está bien, pero no me
hace ninguna gracia todo esto – conluyó Charlotte.
Charlotte y yo volvimos
al salón para proseguir con la fiesta, ya que casi no había estado con los
invitados, aunque la mayoría de ellos los veía cada día.
-Quise invitar a algunos
amigos tuyos del instituto, Chelsea, Scott y Tommy, pero estaban muy ocupados
en sus trabajos, aunque prometieron venir a verte un día de estos, están cerca
de Nueva York – dijo Mike.
-No importa, es más que
suficiente las personas que están aquí – dije sinceramente.
-Sabía que dirías
eso…por eso me he esforzado más y he conseguido que Kevin haya venido.
-¿Qué? ¿Kevin? ¡No puede
ser! ¡Es genial!
De pronto, un joven alto
y moreno apareció junto a la puerta del vestíbulo con una americana azul marino
que le quedaba de lujo. Kevin había crecido bastante, se había dejado barba y
estaba imponente. Charlotte corrió hacia él para darle un gran abrazo y, lo
mismo hice yo al poder reaccionar.
-¡Kevin! ¡No puedo creer
que seas tú! – gritó Charlotte emocionada.
-¡Te perdimos la pista
hace años! – dije mientras le abrazaba.
-Lo sé. Además de que os
vinísteis aquí a Nueva York a estudiar, yo tuve que irme a otros lugares, la
verdad que no he parado ni un momento desde que dejé el instituto – comentó
Kevin.
-¿Y qué has hecho estos
años? Cuéntanos mientras tomamos más champán anda – dijo Charlotte mientras iba
a por una botella nueva.
-Pues al final no
estudié lo que quería en el instituto porque…bueno, un día desafortunado aquel
verano después de acabar el instituto mis padres murieron en un accidente de
coche.
-¿Qué? ¡Dios mío!
¡Cuánto lo siento! – dije apenada.
-Ya, gracias. La verdad
pasé un par de meses malos, pero luego salí adelante. No tenía para pagarme la
universidad puesto que mis padres estaban muertos. Asíque trabajé en un bar de
camarero y conocí a muchas personas allí en Los Ángeles. Poco a poco, gracias a
esa gente fui adentrándome en el mundo de las relaciones públicas.
-¿Relaciones públicas? –
preguntó Charlotte.
-Si bueno, organizo todo
tipo de eventos, invito a celebridades a las fiestas, les consigo todo lo que
ellos piden…en fin, ese tipo de cosas.
-Caray, debes conocer a
mucha gente entonces – dije convencida.
-No sabes cuanta,
jajaja. En fin, feliz cumpleaños, Laura, me alegro mucho de volver a veros, en
serio – dijo Kevin.
-¡Pues pongamos algo de
música y disfrutemos de la noche! -
gritó Charlotte.
Volver a estar con Kevin
y Charlotte era revivir de nuevo el instituto y los buenos momentos que pasamos
en él recondándo miles de graciosas anécdotas. Kevin relató varias de sus
andaduras durante estos años desaparecido y nos dimos cuenta que seguía siendo
aquel adolescente hablador y cotilla, pero a la vez había adquirido nuevas
habilidades, como la capacidad de averiguar cosas sin tener que preguntarlas
directamente y que nadie se diera cuenta de lo que en realidad quería saber.
Quizás serían imaginaciones mías, pero tenía la impresión de que Kevin ocultaba
algo que aún no nos había contado. Sólo esperaba que fueran imaginaciones mías.
-Pues Mike, ha sido un
placer conocerte en serio. Deberías haber visto a Laura cuando te conoció,
cuando hablasteis por primera vez, cuando pasó todo…lo vivió muy intensamente.
Al principio se intentaba decir a sí misma que no le gustabas y demás, pero no
pudo aguantar lo que sentía por ti desde el primer momento – contó Kevin.
-¡Tío! ¡Deja de contar
esas cosas! Son mis intimidades vale… - dije sonrojándome.
-Venga anda, es tu novio
y padre de tu hija, ¿qué más da que sepa eso? Supongo que ya habréis hablado de
vuestros sentimientos y esas cosas – comentó Kevin.
-Más o menos… - dijo
Mike.
Allison se fue de casa
con Adam a seguir con su “cita”. Mientras, los padres de Mike nos pidieron si
se podían quedar a Aubree para que nosotros pudiéramos seguir divirtiéndonos
sin tener que estar pendiente de la niña, lo cual nos pareció genial. Al final,
decidimos salir todos juntos a un bar de copas y seguir celebrando el
cumpleaños allí. Nos sentamos en una mesa y pedimos más champán y, además unos
chupitos y una botella del mejor whiskey que tenían.
Kyle y Kevin no dejaban
de hacernos bromas a los demás y eso hacía que estuviéramos todo el rato
riéndonos, era una velada muy agradable. Entonces, sin previo aviso, un chico
se acercó a nuestra mesa, iba bastante ebrio y apoyó sus manos en la mesa.
-Qué buen grupo tenéis
aquí. Veo que celebráis algo, ¿me invitáis a un trago? – dijo en tono embriagado.
-Perdone pero, ¿quién es
usted? – preguntó Kevin.
-Me llamo Dane, ¿me invitáis?
-Disculpa pero estamos en
una celebración privada…asíque si no te importa… - dijo Charlotte ya molesta.
-¿Quién te ha dicho que puedas
meterte en esta conversación, eh ramera? – espetó Dane.
-¡Eh! ¡Cuida tus modales!
– dijo Mike.
-Sólo he dicho lo que es.
Una cualquiera rompe hogares que deja sin padre a unos niños indefensos, ¿cómo puedes
vivir con esa conciencia? – preguntó Dane.
-Ya basta, vete de aquí ahora
mismo. – dijo Kyle seriamente.
-De acuerdo, pero recuerda
esto señorita Sullivan, usted es muy odiada por todos y lo seguirá siendo. Seguirá
haciendo daño a esos niños y a mí incluído. Nos volveremos a ver – concluyó Dane.
Dane se fue dando tumbos
fuera del bar dando un enorme portazo que casi rompe los cristales de la puerta
de entrada.