-Buenas noches cariño,
buenas noches a usted también señor. ¿Quieren una taza de té o alguna otra
cosa? – dijo Charlotte intentando ver al hombre del abrigo negro que estaba de
espaldas a ella.
-Disculpe… ¿Charlotte?
¿Qué haces aquí? ¿Y el mayordomo? – preguntó Paul por lo bajo con tono
enfadado.
-Estaba haciendo cosas y
me ofrecí para ayudarle, ¿es que no me vas a presentar?
-Sí eh…Charlotte, éste
es Charles Rodgers, es quien dirige mi compaña electoral.
Por fin Charlotte
consiguió conocer a Charles Rodgers. Era un hombre moreno, con el pelo como si
lo tuviera recién cortado milimétricamente, ojos azules, alto y de complexión
normal a musculada. Tenía una expresión dura pero se tornó en una sonrisa
cuando ofreció su mano a Charlotte para saludarla. Notó su mano fría y fuerte
frente a la calidez de Charlotte.
-Encantado de conocerla,
señora Abramson – dijo Charles cordialmente.
-Igualmente, señor
Rodgers.
-Llámeme Charlie ahora
que nos conocemos formalmente.
-Oh, está bien. Entonces
usted llámeme Charlotte en ese caso – dijo Charlotte son una sonrisa.
-Cariño, si no te
importa querríamos seguir en nuestra reunión – dijo Paul impaciente.
-Claro, sí…pues, estáre
leyendo en la habitación. Y encantada de nuevo, Charlie – dijo Charlotte
yéndose de la habitación.
A la semana siguiente,
comenzó el lanzamiento de mi novela “La llama azul”. Estaba muy nerviosa y
emocionada, deseando saber la aceptación que tendría entre el público. Robert
trataba de tranquilizarme con una infusión de hierbas que él mismo había
preparado.
-Ahora mismo no hace
falta que estés así, los resultados no los sabremos hasta dentro de unos días –
dijo Robert dándome una taza de su infusión.
-Lo sé, pero ¿y si nadie
quiere leer mi novela? Sería un fracaso rotundo.
-Laura, tengo un gran
proyecto para dar a conocer tu novela y créeme, se pelearán por ella. A los
pocos que la hemos leído hasta ahora nos ha encantado, ¿por qué crees que a los
demás no les gustaría? ¡Es de locos!
-Sí, entiendo, ¡pero no
puedo dejar de pensarlo! – chillé.
-¿He de darte una
bofetada para que se te quite la histeria? Porque me encantaría hacerlo, sería
como una experiencia sado, siempre he querido probar…
-¡Robert! ¡No digas esas
cosas obscenas! ¡A veces no sabes cuándo has de parar de hablar! – dije
ruborizada.
-Vale, vale…Oye, otra
cosa, yo organizo todo el tema publicitario y tal, pero quizás necesitaríamos a
alguien que tuviera buenas amistades para conseguir adentrarte en espacios
publicitarios más importantes, cadenas de televisión…yo tengo amigos, pero una
ayuda nos vendría bien.
-¿Te refieres a un
relaciones públicas?
-Sí, eso exactamente.
-Bueno, precisamente
conozco a alguien que podría hacer ese trabajo, es Kevin Adams, un buen amigo
de la infancia – dije mientras daba otro sorbo de infusión.
-¡Kevin Adams! Le
conozco, es muy bueno, he rivalizado muchas veces con él en el tema de captar
clientes, pero si trabajamos en equipo seremos imparables.
-De acuerdo, le llamaré
para que venga.
-¡Dile que traiga una
mascarilla de algas! Necesito un tratamiento de esos ahora mismo, mi cara no
aguanta tanto estrés sin lujos – dijo tan campante Robert.
Kevin llegó a casa y
Robert le explicó para lo que le necesitábamos, a lo que él estaba totalmente
dispuesto. Charlotte vino a verme sin haberme avisado, se la vía muy nerviosa,
asíque la llevé a mi habitación.
-Laura, ya he estado con
Charles Rodgers, el de la campaña de Paul.
-¿Sí? ¿Y has averiguado
algo de lo que planean? – dije impaciente.
-No, sobre eso no, pero
tuve tiempo para coger el teléfono de Paul y guardar todos sus números en ésta
tarjeta de memoria. Casi me pilla pero he conseguido irme antes de que llegara.
-¡Eso es estupendo! Ya
sólo tienes que mirar las aplicaciones y los mensajes y podremos falsificarlo
todo.
-Sí, eso es bueno. Oye,
tenía que decirte otra cosa sobre mí, importante. Quería que me ayudaras… -
empezó a decir Charlotte pero un portazo nos distrajo. Bruce había entrado
apresuradamente en la habitación sin siquiera llamar.
-Estáis aquí, bien,
tengo que contaros algo. Es sobre el tema de Paul – dijo Bruce rápidamente.
-¿Es importante? Porque
estaba aquí hablando de algo con Laura – dijo Charlotte.
-Lo es. Uno de mis
investigadores ha podido decirme que tú novio, Laura, también acude a las
reuniones de los miércoles con Paul.
-¿Cómo? ¡Eso es
imposible! ¡Michael no haría nada malo! – dije incrédula.
-Pues aquí te traigo
fotos. Entró con Paul en el edificio, se reunió con el grupo ese que tanto
deseamos saber qué planean – dijo Bruce poniendo varias fotos sobre la cama.
-No puede ser que Mike
esté también en el ajo. ¡Y yo que le tenía por un buen hombre! – dijo Charlotte
mirando las fotos.
-Debe haber alguna buena
explicación para todo esto… - dije con lágrimas en los ojos.
-Por ahora todo apunta a
que trabaja con ellos, Laura. He venido a decírtelo en cuanto me he enterado
para que tengas cuidado con lo que haces o dices – adviertió Bruce cuando
recogía las fotos que nos había dejado – y ahora me voy, tengo que seguir
trabajando.
-¿Este hombre nunca
descansa o qué? – dijo Charlotte cuando Bruce ya se había ido.
-No me puedo creer que
Mike haga algo así, no, es que no lo creo, debe ser un error – dije muy triste.
-Hombre, podría haber
una explicación, pero te ha dado fotos de varias reuniones, no es que fuera un
día casual.
-Lo sé, pero necesito
creer que él no puede hacer eso, le quiero con toda mi alma.
-Te entiendo, y está
bien quererle tanto, no obstante es necesario tomar precauciones, no debemos
hablar de este tema aquí, quien sabe si habrá micrófonos o cámaras como en mi
casa – dijo Charlotte aterrada.
-Está bien. Estoy
destrozada ahora mismo. Él es la persona en quien más confiaba, a pesar de no
contarle lo que pasa entre tú y Paul y que hablo con Bruce, pero en el
confiaría mi vida, ¿entiendes?
-Si, pero debemos
averiguar qué está pasando primero. Así sabremos la magnitud del asunto en que
está metido y así podremos ayudarle a razonar.
-Eso tendremos que
hacer. ¿Qué me ibas a decir antes que era tan importante? – le pregunté.
-Ah, pues que había
decidido ir a abortar.
-¿Qué? ¿Estás segura?
Porque una vez lo hagas no habrá vuelta atrás. Piensa que podría ser un bebé precioso…
-Sé todo lo que hay que
saber. Pero no puedo tener un bebé de alguien como él, simplemente porque
miraría a mi hijo y vería al hombre al que odio. No sería bueno para mí ni para
el niño, asíque por eso lo he decidido – zanjó Charlotte.
-Muy bien. ¿Para cuándo
has pedido cita?
-No es tan fácil. Ya
sabes lo que ocurrió con las pastillas anticonceptivas. Paul no se debe enterar
de nada, cuanto más tarde sepa que el bebé no existe más tiempo tendremos
nosotras de averiguar qué está pasando. Porque créeme que cuando lo entere de
lo mío, querrá matarme.
-¿Estás loca? Claro que
no va a querer matarte, pero supongo que sí se enfadará muchísimo.
-Sí, no sabes cuánto se
enfadará. Y cuando se enfada es capaz de lo peor – avisó Charlotte.
-Vale. Pues, pediré cita
con un ginecólogo privado con un nombre falso, y quizás haya que sobornarle.
-Haremos lo que sea
necesario.
Tras haber sabido lo que
estaba haciendo Michael, me vine abajo. Él era todo para mí y no podía creer
que estuviera aliado con Paul en cosas ilegales porque él no necesitaba hacer
nada ilícito para conseguir algo, él era trabajador y lo conseguía con su
propio esfuerzo.
Unos días después la
editorial nos llamó diciendo que la primera edición ya se había agotado, por lo
tanto, ya estaba en proceso la segunda. Eso significaba que mi libro había
tenido mucho éxito y había vendido en su primera semana medio millón de copias.
Robert me dijo que tras hablar con la editorial, habían tomado la decisión de
que la segunda edición tuviera, al menos, dos millones de copias, cosa que me
parecía increíble. Pronto nos empezamos a movilizar, acudimos a varios
programas de televisión para que me entrevistaran, así como a las revistas y
periódicos más populares. Robert y Kevin no daban abasto, cada día me traían una
cita para acudir a alguna revista o, incluso, a fiestas de personalidades
famosas. Aquella fue una gran intrusión en el mundo del famoseo, del cual
Michael ya sabía bastante. Michael estaba muy contento por mí, cada día me
preguntaba cuántos ejemplares más había vendido y nos llevó a cenar a un sitio
donde Aubree pudiera divertirse mucho.
Pronto iba a cumplirse
un año del nacimiento de nuestra hija, asíque planeamos hacerle una fiesta en
casa con la familia. Michael dijo que él se encargaría de todos los preparativos,
asíque yo estuve ayudando a Charlotte con lo del aborto. Intentaba buscar algún
médico que fuera de fiar o, por el contrario, fácil de chantajear. Tardé en
conseguir uno, pero le tuve que dar cincuenta mil dólares por adelantado y
otros cincuenta después de haber concluído la operación, pero todo era por
petición de Charlotte. Su aborto estaba programado para finales del mes de
Julio, asíque tenía tiempo de prepararse mentalmente.
El día del cumpleaños de
Aubree, nos reunimos todos en casa de Michael, menos William y Tess, quienes
tenían que estar en Denver para una boda de uno de los mejores amigos de
William.
Michael había mandado
decorar el salón con toda clase de serpentinas, globos, estrellas y pancartas
rosas y doradas. Cada vaso y botella tenían una foto familiar de Mike, Aubree y
de mí juntos, cosa que me resultó adorable. Mi mente tenía un conflicto
horrible desde que Bruce me dijo que Michael estaba en el mismo bando que Paul.
Por un lado le odiaba por ello, pero por otro le quería más que a mi vida, como
lo había hecho siempre desde que le conocí.
Pero aquel día era sólo
para pensar en mi hija. Me vestí con una minifalda amarilla de tubo de Armani
con una blusa escotada morada. Cogí unos zapatos morados de Brian Atwood, un
cinturón para la cintura y varias joyas combinadas. Me peiné y maquillé e
inmediatamente me puse a preparar a Aubree. Normalmente vestíamos a la niña
como cualquier infante, pero de vez en cuando rompíamos la norma e iba más
moderna, y ese iba a ser uno de esos días. Charlotte fue la primera en llegar a
casa, aparte de Michael. Trajo un regalo enorme que dejó en la mesa del salón,
cogió un vaso de champán para beberlo de un trago.
-¿Qué haces, Charlotte?
¿No se supone que no puedes beber? – preguntó Mike.
-No debería, pero es que
llevo dos meses sin probar una copa de
nada. Asíque me lo merezco, no me eches la chapa.
-Yo sólo lo decía por tu
bien y el bebé, no es que tenga nada en contra tuya.
-Lo sé, siento haberte
respondido así. Deben ser las hormonas – dijo Charlotte disculpándose.
Al cabo de un rato ya
habían llegado Kyle, Eric, Kevin, Robert y Allison con su nuevo novio Cole, con
lo cual comenzó la fiesta. Cole parecía un buen tipo, divertido y amable, pero
lo importante era que Allison estaba encantada con él, no se habían despegado
ni un día desde la fiesta de cumpleaños de Charlotte. Michael trajo la tarta,
que era una carroza de cenicienta hecha con bizcocho, crema y fondant. Después
de cantarle el cumpleaños feliz, Aubree sopló la vela con el número uno y se
quedó fascinadaba aplaudiendo. Una vez le dimos los regalos se quedó
entretenida sin hacer caso a nadie, sólo a sus juguetes.
Charlotte siguió bebiendo
pese a las miradas que Michael le echaba, pero le daba igual, ya que sólo ella
y yo sabíamos lo que había decidido sobre su embarazo.
-Tengo una noticia que
daros a todos, ¡venid! – dijo Allison sonriente.
-¿De qué se trata? –
preguntó Eric.
-Quiero que estéis igual
de feliz que estoy yo, asíque quería compartir hoy que estamos todos que Cole y
yo estamos prometidos – dijo Allison enseñando un bonito anillo.
-¿Qué? ¡Pero si os
acabáis de conocer! – gritó Eric.
-Lo sabemos, pero
estamos muy ilusionados y felices, queremos que vengáis todos y compartáis
nuestra felicidad – dijo Cole.
-Lo siento, pero por
ahora no puedo aceptarlo, os acabáis de conocer, no es normal – concluyó Eric.
Todos pensábamos que era
muy rápido, pero si eran felices era lo único importante. Eric no pensaba
igual, asíque se enfadó y se puso a beber de una botella de whiskey. Aquella no
fue una buena noche ni para Charlotte ni para Eric, pero los dos se juntaron
para beber y ahogar sus penas en alcohol.
-No sabemos nada de ese tal
Cole y ella ya se quiere casar con él, es que no lo entiendo – dijo Eric.
-Bueno, se ha enamorado,
déjala vivir. Ha estado tantos años mal que ojalá y se haya acabado esa mala
racha. Quizás Cole haga que esos malos años desaparezcan, eso es lo que tienes
que pensar – dijo Charlotte sirviéndole otro chupitos más.
-Y Mike debería
enfadarse también. Los dos nos hemos preocupado por Allison siempre y dejarla
hacer esto así como así sin conocer a ese tipo…me parece un suicidio.
-No creo que a Mike le
haga mucha gracia, pero sí que se ha guardado lo que él piensa porque sólo
quiere lo mejor para su hermana, y lo mejor es apoyarla.
-Esto es insólito. Verás
cuando se enteren nuestros padres. ¿Y tú por qué estás mal? – preguntó Eric.
-Yo…Bueno, creo que ya
sabes que estoy embarazada de Paul.
-Pues sí, lo sabía, y
enhorabuena, por cierto.
-Gracias. Pero no estoy
nada contenta, fue un accidente, yo no quería tener un bebé ahora.
-Pero si sois un
matrimonio, podéis tener todos los hijos que queráis.
-Lo sé, pero no soy
feliz con Paul – confesó Charlotte.
-¿Qué? Pero…si parecías
enamorada.
-Sí, lo era. Pero poco a
poco he ido descrubiendo cosas…él ha cambiado mucho.
-Bueno, aquí me tendrás
para ayudarte en lo que sea, ya lo sabes – dijo Eric.
-Necesito…te necesito a
ti.
-Aquí me tienes ahora
mismo.
Charlotte se abalanzó
sobre Eric y le besó. Él se sorprendió pero no retrocedió ante aquel beso, al
revés, le encantó. Había estado deseando besar a Charlotte y estar con ella
desde hacía meses, pero ella había decidido casarse con otro hombre. A pesar de
eso, le daba igual que estuviera casada, en aquel momento él era feliz y ella
también, asíque se fueron a la habitación de Eric sin que nadie los viera y se
acostaron juntos.
Aubree se estaba
quedando dormida sobre las nueve de la noche, asíque Michael y yo fuimos a
acostarla a su habitación.
-Parece mentira que haya
pasado un año desde que Aubree nació. Jamás olvidaré ese día, fue el día más
feliz de mi vida porque tuvimos a nuestra pequeña y, además, volvimos a estar
juntos – dijo Mike entrañablemente.
-Lo recuerdo como si
fuera ayer. Me puse furiosa con Charlotte por haberte llevado al apartamento
porque no quería verte y me vinieron unos dolores terribles. Poco después
estábamos en el hospital, hablamos y todo se solucionó – comenté sonriendo
mirando a Aubree.
-Sí. Nunca lo olvidaré,
nunca me sentí tan feliz…
Después de salir de la
habitación nos despedimos de Robert y Kevin, quienes se habían hecho buenos
amigos. Kyle fue a despedirlos a la puerta y después se fue a la habitación a
dormir. Allison se fue a su habitación con Cole porque quería que él durmiera
con ella aquella noche, cosa que Eric no habría aprobado. Michael y yo nos
fuimos a nuestro dormitorio y nos pusimos el pijama, había sido un día
agotador.
-Hoy ibas muy guapa,
deberías ponerte esa ropa más a menudo – me dijo Mike.
-Cielo, ¿sabes toda la
ropa que tengo? Desde que estoy contigo he comprado tanta ropa que aún no he
conseguido estrenar todo, aún hay prendas que tienen la etiqueta sin usar.
Jamás pensé que llegase a tener tanta ropa y que no sabría qué ponerme debido a
la variedad – dije riendo.
-Jajajaja, pues me gusta
que tengas dónde elegir. Para eso trabajo, quiero que tú y Aubree tengáis todo
lo que deseéis.
-Lo sé, pero muchas
veces me parece excesivo, creo que nos mimas mucho.
-Eso quiero, mimaros
porque os lo merecéis todo – dijo Mike abrazándome.
-Oye, y aparte de los
negocios que tienes… ¿hay algo de ilegal en lo que tú haces? – dije sin pensar.
-¿Qué? ¿Crees que hago
negocios ilegales?
-No bueno…muchas veces
la gente de poder hace cosas ilícitas y quería saber si había algo que me
quisieras contar.
-Cariño, todo lo que
hago es totalmente legal, no os pondría en peligro a ti o a mi hija – dijo Mike
en lo que parecía ser sincero.
-Está bien, eso me
tranquiliza.
Por un lado le creía,
pero por otro estaban las pruebas que Bruce me había mostrado, y eso sí que era
totalmente creíble, no podía decir que no era Michael quien estaba en aquellas
fotos para defenderle. Era él y nadie más.