jueves, 11 de septiembre de 2014

Capítulo 23



Tuvo que recordar que Peter la había abandonado, aún estando prometidos y aquello hizo que le subiera la cólera a su cuerpo y se enfadase. Ella había querido mucho a Peter, pero por un desliz envió toda su historia al retrete. Ella entendía que él se sintiera engañado, pero al menos hubiera querido que no se largase de esa manera y haber intentado arreglar las cosas, le odiaba por haber hecho eso.
Tras esos pensamientos siguió viendo a Paul con el anillo en la mano, ella sonrió y dijo “sí, quiero”.

Al día siguiente Charlotte apareció en casa de Michael muy apresurada saludando a todo el mundo fugazmente. Le faltaba el aire pero se reía mucho y eso me quitó un peso de encima, ya que no parecía nada malo lo que quería decir.

-¡Voy a casarme con Paul!
-Eso ya lo sabemos – dijo Michael.
-No, anoche me pidió matrimonio formalmente, ¡en una cena en la azotea del Empire State Building!
-¿Qué? ¡Dios mío! ¡Enhorabuena! – dije muy alegre.
-Sí, enhorabuena Charlotte, Paul se lo ha currado, jajaja. – dijo con una sonrisa en la cara.
-Vaya, asíque estamos mirando a la futura mujer del señador Abramson, felicidades – dijo Eric.
-¿Quién…eres tú?
-Oh, perdona, Charlotte éste es el hermano de Michael, Eric. – dijo Kyle.
-Encantada, y gracias – dijo Charlotte dándole la mano a Eric.
-Pensaba que ya le conocías, como vienes por aquí y él también vive en la casa pues… - dije un poco avergonzada.
-Bueno, suelo trabajar mucho asíque por eso no nos habremos visto, pero me hubiera gustado conocerla antes, Charlotte. – dijo Eric.
-Ya, eh gracias. ¡He traído champán! ¿Brindáis? – dijo Charlotte contenta alzando la botella.
-Sí, claro. – dije yendo a por unos vasos.

Todos brindamos por la buena noticia de Charlotte. Todos estábamos contentos por ella y la seguíamos felicitando, incluído Eric, quien la acababa de conocer pero al que parecía fascinarle Charlotte, puesto que no le quitaba ojo de encima.
Pocos días después nos llegó una carta de un buffete de abogados de parte de mis padres en la que decían que querían la custodia de Aubree y que irían a juicio por ella.
Me quedé totalmente en blanco cuando leí aquella carta, querían quitarme a mi hija, ¿se habían vuelto locos? ¿Qué demonios querían de nosotros? ¡Es mi hija! Esto se pasaba de castaño a oscuro. Se lo conté a Michael y reaccionó violentamente tirando un vaso contra la pared.

-¿Qué se han creído tus padres? ¡Es nuestra hija! ¡Ella está perfectamente con nosotros! ¡Feliz y sana! ¡No pueden quitárnosla! Voy a ir ahora mismo a casa de tus padres y, lo siento se pone fea la cosa, pero soy capaz hasta de pelearme con tu padre. – dijo nerviosamente.
-Mike, amor, no por favor, no le demos nada que luego nos venga en contra. Debemos ser cautos y contratar al mejor abogado que conozcamos.
-Sí, tienes razón. Me ha podido la locura de perder a mi hija, perdón. Creo…sí, tengo por aquí la tarjeta de mi abogado, es muy bueno, le llamaré enseguida.
-Mike…creo que ante esta situación, no podemos permitirnos un simple abogado que es muy bueno, debemos tener al mejor, alguien que sea capaz de llevar la justicia al límite, alguien que incluso mienta, pero debemos tenerlo porque no quiero que nos quiten a Aubree, me daría algo si la pierdo. – dije con lágrimas en los ojos.
-Vale, de acuerdo. Investigaré.
-Yo tengo al candidato perfecto.
-¿Quién? – preguntó intrigado.
-Bruce Nolan.

A Michael se le notaba en la cara que no le gustaba que hubiera pronunciado el nombre de Bruce Nolan, el abogado que le quitó la mitad de su periódico, The Eagle. Pero él sabía perfectamente que Bruce era agresivo y no le gustaba perder, es más nunca perdía un caso. Por ello, no se quejó en absoluto de mi respuesta y me dio su aprobación.
Aquella noticia hizo ensombrecer la vuelta de Allison a casa. Se instaló con nosotros para que se sintiera segura y cogiera confianza después de cuatro meses metida en la institución psiquiatríca.
La casa, antes casi vacía, ahora estaba llena de gente, pero se agradecía tener siempre a alguien con quien hablar. Allison pareció llevarse bien con Kyle y retomar la relación con sus hermanos, aunque también estaba encantada con tener a Aubree.

Al día siguiente fui sola a ver a Bruce, no quería que viniera Michael en la primera reunión porque le había contado que él se enamoró de mí y no quería que hubiera tanta tensión. Bruce se sorprendió que apareciera en el despacho de su buffete N&M.

-Laura, ¿Qué haces aquí? Pensaba… - dijo sorprendido.
-Lo sé, pero he venido por fuerza mayor, tengo un grave problema.
-¿Qué ha pasado?
-He recibido esta carta, es una demanda.
-¿Sobre qué? – Preguntó intrigado – déjamela ver.
-Mis padres quieren quitarme a mi hija. – solté con un suspiro.
-¿Qué? ¿Por qué querrían hacer eso?
-Lo único que sé es que llevan años empeñados en que no esté con Michael y no sé por qué, me parece absolutamente absurdo. Ellos saben que le amo y que es con el único que quiero estar.
-Es muy extraño eso que dices. Aquí en la carta pone que os demandan porque creen que Aubree no está en un entorno estable. – explicó Bruce.
-¿Cómo no va a estar bien? ¡Somos sus verdaderos padres! ¿Con quién iba a estar mejor?
-¿Todo ha ido bien con Aubree desde que nació, verdad? No ha habido..., y perdona por la expresión pero, ¿No ha habido algún tipo de abuso?
-¿Qué? ¿Estás loco? ¡Amo a mi hija! ¿Cómo se te ocurre que pudiera pegarle o alguna otra cosa mala? – grité disgustada.
-Lo siento, pero tenía que preguntarlo. Tengo que saber absolutamente todo lo que ha pasado porque ellos no os demandarían si no tuvieran algo con lo que acusaros.
-Ya, pues no sé qué puede tener en contra porque me fui de casa a los 18 años y ya no volví a su casa. He estado en Nueva York desde que empecé la universidad, he sido autosuficiente e independiente, jamás me han pagado mis estudios, asíque no sé qué tendrían en contra.
-Pues debemos centrarnos entonces en lo único que ellos no quieres, y ese es Mike. ¿Qué tiene de malo él? – Preguntó Bruce.
-¿Mike? Él no tiene nada de malo, es perfecto. Se preocupa por mí, me protege, me quiere, quiere a nuestra hija, tiene un buen trabajo, tiene dinero, ¿qué más se puede pedir?
-No lo sé, pero habrá que averiguarlo.

Bruce se puso en contanto con su detective privado para que pudiera averiguar todo sobre la familia de Mike y la mía y así poder trazar una relación.
A Mike se le veía decaído y siempre estaba con Aubree, parecía que tenía miedo de perderla asíque pasaba todo el tiempo que podía con ella.
A Allison cada día se la veía mejor, hablaba mucho con Kyle, ya que Eric estaba menos en casa. Salía ya de casa e iba de compras para animarse, arreglarse y empezar a tener ilusión. Charlotte me visitaba cada día a casa después de trabajar para que la ayudara con la preparación de la boda, ya que iba a ser multitudinaria al ser Paul un senador. Eric se ofrecía a ir con ella a las tiendas para ayudarla y se les veía muy cómodos juntos aun estando Charlotte histérica por todo este acontecimiento.
Mientras, yo intentada no pensar en la demanda cuando estaba en el New York Post, era el único sitio donde podía desconectar y centrarme en algo distinto. Aparte, también esta tensa allí, pues Nicholas Martin rondaba la redacción del periódico y yo intentaba esconderme por cualquier lugar. Estaba segura que si el señor Martin me veía, iba a pasar algo malo.
Y así fue.
Un día a mediados de Diciembre, iba a echarme una taza de café a la zona de descanso y, cuando acabé de echar el café en una taza, me di la vuelta y allí delante de mí estaba él. Imponía su sola presencia y me hizo sentir muy incómoda.

-Vaya, la señorita Stevens. De nuevo nos vemos trabajando juntos.
-Sí, por lo visto así es. – dije mientras tomaba un sorbo de café intentando parecer tranquila.
-Cuando llegué después de que mi socio Benjamin Burke fuera detenido, estuve examinando la plantilla del periódico y vi que Laura Stevens estaba de redactora de la sección nacional.
-Pues sí, conseguí el puesto hace unos meses. Este periódico es fantástico y por eso vine aquí.
-Ya, y ahora eres la segunda al mando de la sección nacional, qué pronto asciendes, ¿no? – dijo acusándome.
-¿Cómo? Perdone pero yo hice una entrevista y me asignaron este puesto, yo no tengo nada que ver con la clase de puesto que hayan ofertado.
-¿De verdad crees que voy a creerme que no has hecho algo más para conseguir este puesto?
-Piense lo que quiera, hable con recursos humanos, ellos me contrataron. Ahora, si me disculpa, tengo mucho trabajo que hacer.
-Vas a durar poco aquí, señorita Stevens.
-¿Eso es una amenaza? – dije mirando con rabia.
-No, es un hecho. Nadie le dice que no a uno de mis hijos.

Esto era increíble. Fui andando ligeramente rápido hacia mi despacho y me senté en mi silla. Nicholas Martin acababa de amenzarme con tener que irme del periódico sólo porque su hijo no me gustaba. ¿Pero qué se había creído? Fue culpa de su hijo por lo que yo lo repudié, jugaron conmigo sólo porque él se enamoró de mí. Esto se empezaba a poner feo, sabía que desde que apareció el señor Martin en la redacción nada iba a ir bien.
Al llegar a casa decidí no decir nada de lo que me había ocurrido a Michael porque él ya estaba bastante preocupado con la situación de Aubree.
Las Navidades llegaron rápidamente y pronto tuvimos que ir a comprar regalos y comida para hacer la cena de nochebuena.  Los padres de Mike y Allison nos llamaron porque querían cenar ese día con nosotros, ya que sus hijos  y su nieta estaban juntos en la misma casa. A Mike no le gustó la idea porque siempre que se veía con sus padres todo acababa en alguna discusión, por ello les dijo que lo mejor era que no vinieran porque Allison necesitaba tranquilidad. Sus padres se lo tomaron un poco mal pero entendieron que su hija necesitara espacio.
Charlotte y Paul iban a venir también a cenar, ya que los hijos de Paul cenarían con su ya ex mujer.
El día de Nochebuena, Marie me dijo que ella podía preparar la cena pero yo prefería ayudar, asíque nos pusimos las dos manos a la obra mientras los demás bebían algo de vino y cerveza, charlaban o veían la televisión. Mientras yo preparaba el solomillo al horno, Marie se puso a hacer ensaladas y puré.
Paul estaba enzarzado en una conversación de política con Mike, quien tenía a Aubree en brazos con un vestidito nuevo rosa con el que estaba muy guapa.
Allison se reía en el sofá con Kyle mientras jugaban a un videojuego de misiones con coches; y Charlotte se había ido con Eric a la biblioteca, donde no podíamos ver qué hacían.
Una vez anocheció, nos sentamos todos en la mesa del comedor y nos dispusimos a cenar.

-¿Has acostado a Aubree? –pregunté a Mike.
-Sí, le di de cenar el puré de verduras y pescado que hiciste, le gustó mucho.
-Escuchad, ¿cómo va lo de la demanda sobre Aubree? – Preguntó Paul – quizás podría hacer algo por vosotros, hablar con algún juez o lo que sea.
-Cariño, ¿qué dices? Eres senador, no puedes entrometerte en el sistema judicial. Seguro que hay alguna otra manera para que Aubree siga con ellos. – dijo preocupada Charlotte.
-Vale, vale, yo sólo quería ayudarles porque les veo muy preocupados.
-Muchas gracias Paul, pero no queremos meterte en problemas, además tenemos un buen abogado. – comentó Mike.
-¿Quién es? – preguntó Eric.
-Bruce Nolan, del buffete Nolan & Martin. – dije mientras comía un trozo de un canapé.
-¿Qué? ¿Estáis locos? Ese tipo es horrible. – dijo Charlotte.
-¿Por qué? – Preguntó Eric.
-Fue el abogado que le quitó a Mike su periódico, es muy despiadado. – explicó Charlotte alterada.
-Pues mejor entonces, hará cualquier cosa, investigará cualquier recobeco para ayudaros. – dijo Eric.
-Sí, por eso pensé en él. Nunca ha perdido un caso y es un tipo que hará de todo por ganar, asíque no pensaré en las cosas malas que haga para llegar a un buen fin. – dije zanjando el asunto.

Después de cenar, volvimos al salón para poner música y abrir unas botellas de vino, champán, whiskey y varios licores. Paul nos avisó que se tenía que ir porque al día siguiente tenía que viajar a Washington para una reunión importante, asíque se despidió de todos y se fue. Charlotte iba a irse con él pero Paul le dijo que no importaba, que ya se verían mañana por la noche cuando volviera de Washington.

-¿No quieres salir Laura? – preguntó Charlotte.
-La verdad no tengo muchas ganas, el día dos de Enero será el juicio y no estoy de humor para divertirme.
-Vaya, pues yo iré con Eric entonces por ahí, ¡no nos esperes despiertos! ¡Chao! – dijo Charlotte mientras cogía su abrigo y a Eric.

Allison y Kyle seguían jugando al mismo videojuego, sólo bebía Kyle, ya que Allison había estado en rehabilitación.
Mike y yo nos fuimos a la terraza a tomar un poco el aire con un par de copas de vino. Se notaba que probablemente era una de las peores Navidades que habíamos vivido. Y a veces por mi cabeza pasaba el pensamiento de que podrían ser las últimas Navidades con Aubree, aunque inmediatamante me obligaba a pensar que no, que haría cualquier cosa para estar con ella, hasta huir de la justicia con mi hija si era necesario.

Bruce se reunió con nosotros el día del juicio para explicarnos cómo lo iba a enfocar. No tenía pruebas de nada turbio entre mis padres para declararlos no aptos para criar a un bebé, asíque tuvo que ingeniárselas de otra manera.
Nos sentamos en el juzgado junto a Bruce en una mesa en frente del juez y, al lado, estaban mis padres sentados en una mesa similar con su abogado.
Ver a Bruce en su entorno preferido era espectacular, presentaba informes e interrogaba a la gente de una manera implacable, fue entonces cuando me di cuenta que era el trabajo perfecto para él.
Tras una hora y media de juicio, llamaron al estrado a Ray, mi padre y el abogado demandante, el señor Germaine,  comenzó a interrogarle.

-¿Hace cuánto su hija no ha pisado su casa de Los Ángeles? – preguntó Germaine.
-Desde que se fue a la universidad, hará casi cinco años.
-¿Conoce a su nieta Aubree?
-Sí, bueno, sólo la he visto el día en que nació. No supimos que mi hija estaba embarazada hasta poco antes de dar a luz y fue por una revista, ella no nos dijo nada. – respondió mi padre.
-Bien, no hay más preguntas, ya ven la clase de relación distante de la señorita Stevens con sus padres, lo cual no es muy recomendable para la niña. – terminó Germaine.

Bruce se levantó mientras miraba un papel minuciosamente y se dispuso a interrogar a mi padre.

-Señor Stevens, ¿trataron ustedes de comunicarse con su hija cuando se fue a la universidad?
-Pues no, la verdad no.
-¿Fue ella la que los llamó para que fueran a la graduación?
-Sí, así es.
-¿La dejaron de hablar por su relación con Michael Stanford?
-Exacto.
-¿Y cuando llegó al graduación su hija qué pasó?
-Ella nos llamó. Nos dijo que había acabado la universidad y que si queríamos ir a su graduación podíamos hacerlo. Nosotros le dijimos que si seguía con ese Michael Stanford no iríamos pero nos dijo que no, asíque fuimos a verla a Nueva York. – explicó Ray.
-Entonces, lo que entiendo es que ustedes la dejaron de hablar porque empezó una relación con un chico, ¿cierto?
-Sí, pero…
-Así pues, no es que ella dejara de comunicarse con ustedes, sino al contrario. – acusó Bruce a Ray – eso es todo, no hay más preguntas señoría – y Bruce se sentó.

Ray se quedó con la palabra en la boca y se vió en su cara que estaba enfadado. Pero pronto se levantó el señor Germaine para seguir preguntando.

-Señor Stevens, a pesar de no mantener una relación cercana con su hija, ¿usted quería estar con ella como antes?
-Por supuesto, es mi hija y la queremos mucho.
-¿Qué sintieron cuando se enteraron que iban a ser abuelos?
-Mucha decepción porque ella nos lo contó en un primer momento y también porque el padre era Michael, pero alegría por tener una nieta.
-¿Puede decirnos qué le gustaría que ocurriese para que este juicio no tuviera lugar y todo volviera a la normalidad? –preguntó Germaine.
-Que Laura deje al señor Stanford para siempre, que no mantenga ningún tipo de contacto con él.
-¿Por qué está tan empeñado en que no estén juntos?
-Porque Michael Stanford es mi hijo. – soltó Ray y toda la sala se quedó boquiabierta.
-Señoría, queremos aportar información sobre la relación del señor Stevens y la señora Theressa Stanford hace 26 años. Alegamos que será malo para la vida de niña que sus padres sean hermanastros y vivan juntos con ella. Debe estar en un hogar tranquilo y donde no haya esta clase de conflictos. – dijo Germaine antes de sentarse.
-Señoría – dijo Bruce – necesitamos un receso, no sabíamos nada acerca de esta información. Necesitamos tiempo para poder estudiarla.
-Está bien, tienen un mes para reunir toda la defensa que puedan, se aplaza la sesión. – confirmó el juez.

Michael y yo estábamos con la boca abierta mirando al infinito, ¿cómo era posible que fuéramos hermanastros? ¿Cómo es que no sabía siquiera que mi padre había tenido aunque fuera una mínima relación de amistad con Tess? ¿Estaba enamorada realmente de mi hermanastro? ¿Había tenido una hija con mi hermanastro? Todo empezaba a caerse a pedazos a mí alrededor.
Michael se levantó y se fue corriendo con Eric y Allison, quienes habían venido a acompañarnos al juicio. Charlotte y Kyle se acercaron a mí incrédulos por la reciente noticia.
Bruce me cogió del brazo y me llevó a una sala de espera reservada para recesos judiciales. Allí se encontraba Mike entre sus dos hermanos, o hermanastros, porque ya no sabía qué pensar.

-¿Qué demonios es eso de que ustedes son hermanastros? – gritó Bruce.
-¿Te crees que sabemos acaso algo sobre esto? ¡A nosotros nos ha traumatizado mucho más que a ti! – dije medio llorando.
-Está bien, esto ha sido un golpe duro para el caso, pero debe de haber alguna manera para solucionar todo. – comentó Bruce intentando calmar el ambiente.
-¿Qué solución? Aunque nos quedemos con Aubree, ¿qué se supone que debemos hacer? ¿Comportarnos como hermanos, novios, amigos? – dije ya completamente llorando.
-Laura, tranquilízate, quizás no sea verdad, yo no tengo la sensación de que seamos hermanastros. – comentó Mike.
-No me vale una simple corazonada, si mi padre lo dijo y encima hay pruebas de ello, eso ya es confirmarlo, ¿no, Bruce? – pregunté.
-Me enviarán una copia de los informes y pruebas que han presentado sobre lo que ha dicho Ray. Cuando la tenga en mi mano ya podré contaros y elaborar algún plan, investigar y demás, piensen que por ahora no hay nada seguro. No dejaré que ganen este caso, ya no porque no quiero perder por mi prestigio, sino que esto ya es personal, no quiero que te hagan daño, Laura. – explicó Bruce.